Vine a Brasil por muy
poco tiempo, para dos tareas principales: abrir un Congreso de Derecho (en celebración
de los 30 años de la Constitución de Brasil), y cerrar otro de Ciencias Políticas
(sobre la situación de la justicia en esta etapa). Llego en el “momento
Bolsonaro,” con la tristeza y el dolor de lo que eso significa, del daño que ya
se ha producido: el discurso público ya se ha contaminado de modo grave, por la
naturalización del maltrato que Bolsonaro trajo consigo, y la normalización del
agravio hacia los otros, que ese maltrato discursivo torna efectivo. Si en cada
uno de nosotros cohabitan sentimientos de empatía y hostilidad tensionados, la
humillación que propagandiza el poder ayuda a que aflore en cada uno, y queden legitimados, los peores demonios que contenemos. Un desastre, una enorme pena por
lo ya acontecido.
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https://elpais.com/elpais/2018/11/06/opinion/1541508597_737258.html?id_externo_rsoc=FB_CC&fbclid=IwAR24hqUMg7w_yGByIDE0Vv-LSal3TygyPCBv2urctF8zZIGamhmsd0LTlas
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