19 nov 2007
Libertad sexual y socialismo, según Vilgot Sjöman
Ya que estamos en tema, va esta historia. El domingo pasado, cuando todo auguraba una noche apacible, cayó en mi piso un ovni en forma de DVD que incluía la película “I am curious, Yellow,” del sueco Vilgot Sjöman (capaz que el que sabe, GN, nos puede decir algo más de él). Tenía la íntima esperanza que fuera así, pero igual me quedé con una gratísima sorpresa. Permítaseme empezar diciendo que la película, sueca, en blanco y negro, de 1967, hermana de “I am curious, Blue” (referencia a los colores de la bandera local), tuvo gravísimos problemas de censura en los Estados Unidos. Los problemas fueron tales que “I am Curious” pasó a la historia como “la película a partir de la cual se puso fin al sistema estatal de control sobre exhibiciones cinematográficas a través de leyes anti-obsecenidad.” El caso en cuestión fue decidido por la Corte Suprema en Byrne v. Karalexis, 401 U.S. 216 (1970). Y si la película no fue, además, razón decisiva para que comenzara a asociarse a Suecia con un paraíso de libertad sexual, le pegamos en el palo. No voy a añadir mucho de la peli, además de recomendarla, y señalar que más allá de algunas escenas de enojos casavettianos, la película es una fiesta (como diría la famosa poeta italiana Rafaela C., “fiesta/ que es fántastica fantástica esta fiesta/esta fiesta con amigos o sin tí”). Agregaría también que el director - que aparece en la película caracterizándose a él mismo- trabaja con una libertad extraordinaria y que, a través de pinceladas gruesas y tremendamente vitales, nos habla de sus dos temas favoritos: el sexo libre y el socialismo. El sexo nos lo ofrece la maravillosa protagonista, Lena Nyman, quien sería conocida luego como hermana de Liv Ullman en Sonata Otoñal (Vilgot, por su parte, trabajó como asistente de Bergman en un par de películas). Nuestra Lena interpreta a una adolescente adorable y sexualmente indetenible (en una pizarra de su cuarto anota el inverosímil número de personas con las que se va acostando), no particularmente atractiva y radicalmente politizada. El socialismo aparece por distintas puertas. Así, de tanto en tanto, la película se interrumpe con algún cartel que dice, por ejemplo “Mensaje al mundo: abajo las clases privilegiadas,” o “me siento bien,” y en ocasiones, irrumpe en escena algún personaje cantando la Internacional Socialista (conté al menos tres veces). Por otro lado, la película intecala cantidad de pequeñas entrevistas a personas de la calle o personalidades de la cultura o la política, en torno a preguntas tales como “usted cree que vivimos en una sociedad de clases?” Entre los que responden, sobre socialismo, revolución y desobediencia, están el mismo Martin Luther King, que fue entrevistado durante una visita a Suecia, y el famoso Olof Palme (uno compara y solo quiere lloraaaaaaaaar). Aparentemente, luego de los problemas con la censura, y antes de pasar (ella y su director) al total olvido, la película circuló secretamente, con su escena sexual mítica incluida. Si en El Ultimo Tango fue la manteca, o en El Cartero la escena de la cocina, acá es un tierno cuadro en donde Lena besa tranquila y amorosamente el miembro de uno de sus ocasionales amantes (la peli es distribuida hoy por el excelente sello The Criterion Collection, e incluye una introducción de Gary Giddins que cuenta del día glorioso que se sentó con su padre, finalmente, a ver la película y a esperar la escena). La fotografía que retrata la famosa escena puede encontrarse en la página de Wikipedia sobre el filme (aunque cabe aclarar que es bastante increíble el revuelo que generó tal imagen, dada la hermosa candidez que la caracterizaba). Por la libertad mental del director y la protagonista: jipjipurra!
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