Hace un par de días, el sociólogo Horacio González publicó un artículo en Página, creativo y muuy polémico, llamado "Ser opositor." Hay muchísimo para decir sobre ese texto, y aquí la amiga MM, desde allá por el lejano sur patagónico, nos envía unas líneas para iniciar un diálogo. La nota de González, acá. La notá de MM, sigue acá abajo. Salute
SOMOS OPOSITORES A ESO
Las ideas nunca flotan en el aire. Emergen y se actualizan impregnadas por sus condicionantes históricos y políticos, responden a intereses y aspiraciones de determinados sujetos sociales que inmersos en ese devenir pretenden incidir sobre los procesos que las condicionan.
Esto pensaba mientras buscaba en la nota publicada por Horacio González algo más que intolerancia intelectual. Es un hecho que ni el cielo ni la democracia se toman por asalto.
Y entre tanta tela de falso sudario surge inevitable la pregunta sobre la gramática profunda de ESE sujeto político que, a tenor de HG, asimila al vía crucis el resultado imponderable de la contienda política en las elecciones que vendrán.
Si bien es cierto que en la práctica, la política se reactualiza sobre el sedimento de posiciones dicotómicas, es cierto también que este imaginario es funcional y actualiza su capacidad para conceptualizar y describir un estado de cosas como reales, si en la lógica de quienes mantienen posiciones encontradas predominan interpretaciones que dificultan el reconocimiento de las diferencias y la construcción de acuerdos.
Algo parecido podemos conjeturar respecto de las concepciones de poder que tienen quienes, en razón de la posición que ocupan dentro del campo político están en condiciones de producir nuevas formas discursivas.
Pero indiscutible; sin pena y con menos gloria, para este gobierno la díada amigo/enemigo resuelve su ecuación de poder y con ella la imposición del contorno que regula el campo político, como de las reglas que proveen de significado y en donde lo que se ve transformado no es el concepto mismo de amigo/enemigo, sino aquello que la práctica política provee como contenido y es englobado en el concepto.
En esta discontinuidad que transforma las condiciones de existencia como transforma los sistemas de funcionamiento del discurso, se modifica también el sistema de formación de conceptos al punto en que gobierno y parlamento resultan homologados a la dicotomía amigo/ enemigo y desvinculados, en tanto órganos, al sistema republicano de representación. Y para Horacio Gonzalez, resulta más veraz que una pura falacia reducir “el juego parlamentario” a un “sistema previsible de turnos”, comparable con el “sistema de tandas en que permutan los tiempos de cosecha de las sociedades agrícolas”
A partir de aquí es posible seguir en detalle las relaciones de subordinación discursiva y hasta comprender por qué a los comunicadores y al propio gobierno le resulta inconcebible como oficialismo “explicar, explicarse, desenrollar largas túnicas argumentales, saberse sospechado por la Fiscalía Global del Prejuicio” cuando en rigor, cualquier experiencia de información pública sobre los actos de gobierno desnudan, en el mejor de los casos, sospechas infundadas sobre falta de transparencia en la gestión.
Y también es hasta posible comprender por qué, sobre cualquier oposición (enemiga) que ejerce el derecho a la crítica se la compromete con el escarnio propio de una estética política conspirativa y falaz.
Luego queda el juego de subversiones e inversiones entre líneas que atentamente seguí, temerosa por la versatilidad del gobierno ante la rutina exigente entre los giros trapesistas y giros literarios del ser oficialista y el ser oposición.
Como tantos muchos, yo, y como tantos otros, no me enriedo entre los cables de un trapecismo de época. Me opongo a la pragmática política que clausura la praxis política radical del sujeto:
Soy opositora a este gobierno. Soy opositora al oficialismo real.
Soy nieta de los que hace un siglo fueron los condenados de la tierra y
SOMOS MUCHOS más los que hoy, SOMOS OPOSITORES A ESO.
32 comentarios:
Vaya a saber que se habra propuesto el autor!!! Es una nota pesada, muy aburrida, con repeticion de cliches y lugares comunes. Tuve que hacer un esfuerzo para terminarla. Una mision muy dificil empecinarse en ser oficialista estos dias.
Que distinto con la entrevista que publicaste ayer de Holmes. Cuanta claridad!!!, una nota que merece ser leida varias veces.
a mi en cambio la nota de hg me interesa, lo que me parece sin embargo es que es muy dificil -y se nota- para una persona de pensamiento critico, asumir el hecho de ser oficialista. es una pena que la argentina de hoy muestre a un oficilismo tan feo, y a cantidad de figuras tambien horribles en la oposicion. pero el academico, el intelectual critico, el pensador de izquierda, tiene que estar para eso. no para alimentar una vision simple o dicotomica de la politica, sino para criticar, problematizar, ser impiadoso con lo que se hace mal
roberto, perdón, quién es MM? un abrazo.
Marina, una amiga sociologa. Pero que cosa tanta curiosidad por el nombre en un anonimo
En el oficialismo nunca hubo espacio para la critica, los criticos quedaron afuera, y los pocos intelectuales de peso que acompañaron al principio se han llamado al silencio. Hoy solo quedan los intelectuales "light".
El debate de anoche fue muy ilustrativo, el ganador fue obvio. Esperemos el del miercoles que viene aunque dudo que el candidato del oficialismo aparezca.
Se le entiende todavía menos que a Horacio González (y eso ya es mucho decir), quien me parece que tiene un punto: ser "opositor", "crítico" es, muchas veces, un lugar demasiado demasiado cómodo...
debería interpretar entonces que es .. "demasiado demasiado cómodo".. el lugar desde donde ejercés la crítica al artículo?
=)!!
Sin duda. Se nota a la legua que este sujeto, Horacio Gonzalez esta muy incomodo en el oficialismo. No es facil ser oficialista. No vieron anoche como lo encerraron anoche al banquero que Kirchner puso como candidato? Hoy las mediciones le dan muy por detras de Michetti - lo cual es mucho decir.
Me gusta lo que hiciste MM. Lo que hace HG es muy interesante desde un punto de vista retórico. Poner al poder en la temporalidad y decir los críticos de la oposición son el orden hegemónico, y el oficialismo es la oposición...Un artilugio tan interesante coo subrepticio. El está en una posici
on de poder, el gobierno está en el
poder, y la retórica de "estamos del lado de los buenos" no quita ese ahí en la historia, en el espacio social,que los coloca del lado de los fuertes...Y lo cierto es que desde ese lugar brilla por su ausencia la "alegada revolución progresista"...La retórica sacrificial de ponerse la máscara de lo oficial para fines nobles
no quita que son la palbra oficial
y que juegan a conservar "el orden"
. Más me gusta la reacción tuya mm, la rebelión ante el encuadre binario del modo en que han diagramado la lucha política...xq según esa jaula discursiva antes de ser sujetos políticos en un sentido radical somos amigos o enemigos.Pro ni siquiera en un sentido schmittiano de definición identitaria del cuerpo político,xq
ahí había un elemento dialéctico
, sino más bien desde la formal adjudicación de un rótulo en el catálogo reducido al "dos"binario, al blanco y al negro.Pro que ni siquiera son reales, sólo la
violencia simbólica de decir
quien es quien en la obra
...sólo adjudicación...no hay terceros lugares, la pregunta en torno a los términos d ela disputa está cerrada, el escenario, el teatro, no nos es accesible en su delimitación. Como la modernidad o fin de la historia (no en el
sentido de Vattimo sino de un Fukuyama, claro), el que dice estar en la cresta está utilizando un eufemismo para decir "yo monopolizo la lucha" "yo signifio la lucha" "yosoy la respuesta final"...Hay algo demasiado fascista en esa idea..
Sdos. Mx
Facista, aaaaaaaaaa bueeeeno max.
Justamente Max, la consolidación de esa lógica binaria, que tanto les pesa a muchos, se logra gracias a la falta de ALTERNATIVAS reales al modelo, proceso o como les guste llamarlo. La catarsis antiK que abrumadoramente aparece en los posteos y comentarios solo logra afianzar esa lógica binaria amigo-enemigo, porque no hay ninguna propuesta (y no lo digo en el absurdo y voluntarista sentido Michettiano de la palabra). Cuando digo propuesta me refiero algún camino alternativo en el análisis que explore con un ejercicio crítico a la realidad, como lo reclama RG, PERO asuminedo las contradicciones que la propia realidad no antepone. Y ese es el merito del lugar de HG o JN el otro día. Me niego, porque sigo sin escuchar razones, a seguir pensando al Gobierno como categoría equivalente a Poder. El tablero es más grande. Y los actores son muchos más...e invisibles.
Salvo que sólo sea catársis y nos sirva para ir dormir tranquilos. A mi ni para eso.
Martin
Martin, estoy muy de acuerdo en que el tablero es mas grande y los atores muchos, mi problema es que el discurso es muy reducido. respeto a HG, respeto a Nun, respetaba a dri cuando preguntaba de que lado estabamos en el conflicto "con el campo" y decía despues a llorar a la iglesia...despues sigo. mx
MM, comparto varias apreciaciones y probablemente muchas más de las escritas pero disiento en la elección -tanto la de HG al adjudicar a la oposición, como la tuya al adjudicar al oficialismo- algo que considero paradojas o problemas reales de la política actual (para quienes pensamos desde otro lugar la política o la ecuación de poder), ya que pienso que no es exclusiva de la oposición ni del oficialismo, sino que viene siendo construida por ambos (entre otros actores relevantes).
Gracias Max por tus comentarios.
Como bien lo observás y como lo señala rg, la crítica tiene que ver con la responsabilidad de discutir, de problematizar sobre los actos de gobierno y también de ampliar e incidir en la redefinición del contorno del campo para preservar, justamente, el espacio para el ejercico del juego de lo político.
Cuando los términos del juego político se resuelven desde la negación de la diferencia, la amenaza REAL es la CLAUSURA del espacio para las ALTERNATIVAS, que por ejemplo sugiere Martín.
La nota de HG tiene muchas aristas, pero centré la mirada en el binarismo porque creo es el eje sobre el que va estructurando su mirada.Y sobre el que solapa un reduccionismo que opera hasta como anacronismo en la propuesta final: una salida libertaria, pero "iluminada" y monopolizada por el voluntarismo de un grupo particular.
seguimoss. abrazos
=)!!
Martín, Camila,muchas gracias.
Martín, no hay un efecto catártico antik. La referencia sobre la estructuración del campo,- al que alude también el comentario de Camila- está orientada a habilitar otras perspectivas sobre las posibilidades del tablero, que como bien sugerís es mucho más amplio, pero que, paradójicamente queda reducido e iluminado sobre términos dicotómicos.
abrazo,
=)!!
Me pregunto cuál es el problema de ser "oficialista" o apoyar, en mi caso, críticamente a este gobierno. Coincido con HG, y agrego que la llamada oposición es, en la Argentina de hoy, poco menos que una caricatura de lo que César Bruto caracterizó en sus "Brutos consejos para gobernantes" (1973).
y dale con que la oposicion es un bloque cerrado, todo lo mismo (el gobierno tampoco es solo un bloque, aunque dado el hiperpresidencialismo, es dificil no verlo asi)
que linda la ficción, la compro entonces (deme dos).. así es más fácil pintar lo real: todo lo que no es K es caricatura.. pucha! si al final llueve sobre mojado.
=)
mm: la verdad, no te sabría decir porque no te entendí... (por ejemplo, qué es "eso"????!!! Una estación de servicio???)
Saludos,
El anónimo 7:58
A Max y a MM, gracias por sus respuestas, aunque sigamos discrepando. Es obvio que lo que acá estamos discutiendo son solo construcciones discursivas, que reducen lo realmente existente a esa absurda lógica binaria que ustedes describen. Pero cuando yo me refiero a alternativas lo hago refiriendome a las construcciones políticas reales. No hay alternativas porque no han sido construidas (más allá de los discursos). No porque te cerraron la puerta (por caso, a través de dicotomías irreales) a hacerlo. A eso me refiero, a que hay una mirada muy cómoda.
Martin
MM!! Me encantó tu prosa y tu estilo. Me parece muy fino, elegante. Gracias por escribir. Disculpá la demora, pero recién pude conectar otra pc, che.
Ahora, pensemos esto. Ser oficialista y ser opositor, no me parecen categorías útiles para la política democrática de largo plazo.
Para la coyuntura de la elección, puede ser, pero no para el largo plazo.
Oficialistas de hoy, serán opositores de mañana. Es altamente probable que los opositores de hoy, sean gobierno en el mediano plazo, tal vez 2011.
(Y es también probable que muchos oficilistas hoy sean oficialistas más adelante, como lo comprueba el zigzague de muchos políticos que van del Cavallismo al Kirchnerismo, de la UCR al Ari, del Ari a Recrear, de Recrear a a CC, y de la CC al PRO o al mismo PJ. Y ni me meto con asesores y encuestadores que trabajan para todos y para ninguno en particular, pero viven formando gabinete, cobrando del estado y haciendo política pública).
Entonces, fuera de la retórica imprescindible de la política. Hace la diferencia para la sociedad, para la gente común, la categoría Oficilismo-Oposición, si la sociedad queda cautiva de un sistema representativo que no puede controlar y de un sistema de partidos cooptado por el dinero y las decisiones oscuras, tomadas por dos o tres personas, con fuerte inversión publicitaria, pocas ideas y sin estructura de partido interna, ni pidamos democracia partidaria.
O sea, más allá de ser oficilista y opositor, no deberíamos ser opositores a las prácticas que cruzan todos los partidos políticos, casi por igual (salvo alguna excepción, y deberíamos verlas, analizarlas, binner, sabatella, no sé si el ps de la ciudad, no sé).
O sea, para concluir, me parece muy bien. Critiquemos al oficialismo, somos opositores. Pero eso me suena coyuntural, no estructural. Hagámoslo, pero sabiendo eso. Porque, con las tendencias actuales, me parece que yo seguiré siendo opositor de las dos o tres opciones políticas mayoritarias de la elección del 2011, si siguen siendo oscuras, permeables a los grupos concentrados (del dinero, del narcotráfico, de lo que sea) pero herméticas a las fuerzas sociales de abajo, las de la base.
Habrá mucha gente que reciba un cargo, prensa, aire, no sé, pero a la sociedad que está fuera de esa puja de espacios de poder, de plata. ¿Qué le permite?¿Renovar sus autoridades? ¿La circulación de élites no asegura que esa idea de oposición y oficialismo sea funcional al sistema autónomo -que hace lo que quiere sin participación política ni debate robusto- que sigue con la sociedad mayoritariamente excluída de la toma de decisiones y con una representación delegada?
En fin, largo lo sé. Salutes y gracias nuevamente,
Lucas.
Todo bien, el sistema es malo, muy malo, recontra excluyente, y el discurso que simboliza el espacio posible de participación es binario, recontra dicotómico y super simplificado. Pero cuanto tiempo más podemos seguir parados desde esa categoría impoluta: LAGENTE. O en todo caso esa sociedad que está "fuera de la disputa de los espacios de poder" es la que facilita que estemos así, que se construyan esas "elites politicas" que circulan de cargo en cargo. Justamente porque LAGENTE no se mete. Y los que enarbolan un discurso distinto, por caso Martín en Moron, los amigos del SI, los Bonasso, ahora los Pino, forman (formamos) parte de un espacio político que no supo ni pudo, por deficiencias propias, CONSTRUIR una alternativa real es mounstro que es el sistema.
Ya no se puede, creo, seguir apelando a LAGENTE, sin pasar por alto, al menos, alguna autocrítica. Sino es otra construcción discursiva simplificadora más.
Martín.
http://revolucion-tinta-limon.blogspot.com/2009/06/la-concha-de-tu-madre.html
Bueno, vez, por ahi viene la mano. Es es el discurso simplificador al que me refiero. Recomiendo a Martin Rodriguez, en el blog citado, podría suscribir casi todos sus posteos.
Martín
Martin, la autocrítica la puedo hacer, pero ojo, tengo 29 años. Es mayor, tu pedido, para la generaciones intermedias que todavía estan atados a figuras de la generación anterior cuando las figuritas escasean y se repiten de una elección a otra, cuando son la vieja política o son todos hijos/sobrinos/ de algún político importante.
La construcción de alternativas no te resuelve el dilema de corto plazo, sino en el largo plazo.
Sumado que hay que ser consciente de las restricciones de ese sistema a la generación de un nuevo actor. Sino toda referencia al sistema y sus frenos, sus exclusiones, son superfluas. No te las tomás en serio. Son lugares comunes. Lo que yo digo es, no, todo lo contrario, son concretas, no es un fantasma teórico, sino algo bien concreto. El sistema es hermético, autónomo, endógeno, cerrado, con pocas puertas, pocas entradas y poca comunicación con el afuera.
No hay que ignorar las experiencias que nuevas fuerzas que fracasaron como innovadoras y como alternativas y terminaron cómodas con sus peores enemigos como socios y amigos. ¿Podemos aprender algo de ellas? La historia argentina da ejemplos en la historia reciente y en la del siglo XX.
Entonces, la idea es pensar en el largo plazo, la idea que estaba tratando de desarrollar, para no ser miopes con el 28 de junio.
Todo bien con Pino, sus películas, su trayectoria, sus acciones políticas jugadas (recuerdo el episodio en los noventa donde lo atacaron) o sea, mis respetos y con gente piola como Julio Raffo, pero Pino tiene 70 años y eso quita fuerza y proyección a su innovación y a su movimiento político. Veremos qué nuevos líderes salen de su fuerza. Los necesitamos.
Sigamos,
Salutes,
Lucas.
Martin, me parecen realmente muy buenos tus puntos. Construir desde la acción; dejar de paralizarnos con el fantasma discursivo; ver en vez de la gente vs la mala política la fuerza de la multitud; ver el reduccionismo y la simplificación que hay en la inculpación a ese ya muy nubiloso hiperreconstruido e intermediado movimiento "k"...Muy bueno, aunque no vi el blog ese todavía.Creo, que en esas simplificaciones a las que te referis, reproducidas por otras simplificaciones, quizás producen el efecto desmovilizante que percibís; o en otros casos esa parálisis reflexiva de la crítica hiperbólica- catárquica, q tb denuncias. Tb creo que en parte lo que denunciaba MM es que en la calusura discursiva nos quedamos sin lugar para la construcción de pensamiento alternativo, en una "comunidad" -esta postulemos, la de quienes contingentemente aqui estamos discutiendo- que se moviliza en una suerte de
"campo intelectual", no sin sensibilidad, no sin una aspiración en el "campo de poder". Cuando los Nun, los HG o los Dri (armo una bolsa arbitraria) reproducen esa violencia simbólica, cierran el campo, y personas como mm se sienten excluídas para esa acción que vos reclamas. Amalgamando un poco, cuando vemos el fenómeno, coo complejo y relacional donde no hay un culpable, podemos pensar pragmáticamente como intervenir en él, cómo revertir dinámicas, ver que parte le puede tocar a uno. Aunque debo confesar que uno se siente muy muy chiquito y entonces las clausuras pueden pesar mucho, no? Sdos. Mx
Hola lucas!!! muy bonitas tus palabras. mil gracias!!!
leo desde tu primer comentario y claro, coincidimos. no se trata de una oposición que se agota en la coyuntura. que tiene registro en una lógica binaria y que provee de contenido a la dicotomía que en el artículo se denuncia.
por el contrario, se trata de oponer una nueva configuración para el campo, de romper el constreñimiento discursivo que regula el acceso, que reproduce la lógica de inclusión/ exclusión y de habilitar la práctica política como alternativa para producir algo nuevo como orden de “lo posible”.
De provocar la disrupción de las categorías que habilitan y hacen posible pensar en términos de amigo /enemigo. De una praxis radical y de una nueva poética para la política, para pensar lo im-pensado y nombrar lo in-nombrado.
De ahí la necesidad de sobrevolar la coyuntura y la política como práctica ideológica para anteponerla a la experiencia de nuestra vida cotidiana.
Es la posibilidad de construir un nuevo lazo social, desde otras experiencias novedosas, antes que la”condena” a la reproducción de lo real-existente como lo único posible.
Digo, si no queremos vivir en esta sociedad para intentar huir permanentemente de ella, la única posibilidad que nos queda es transformarla.
Martín, en el largo plazo no se trata de ser “K” o de ser “no K”, de poner el acento en algún lado de la dicotomía, responsables/irresponsables, no críticos/autocríticos, tal vez está en proyectarse sobre un espacio-tiempo siempre abierto a las posibilidades.
Max, creo que por ahí vamos.
Abrazos
=)!!
Max, me interpretaste mejor de lo que pude expresarme quizás. Por ahí va la cosa. A veces, muchas, siento una gran angustia cuando veo la enorme brecha que hay entre el "campo intelectual" (que desarrolla una construcción discursiva) y el "campo de lo real" (donde se resuelven las tensiones del día a día y que implican al mañana, en el orden de Lo Posible y casi siempre teniendo que optar entre opciones feas, por la menos fea). En este sentido, veo que solo en esta última dimensión se gestionan las contradicciones que te plantea el sistema. Y muchas no pasan esa barrera, quedan allí, invisibles.
Y aquí es donde viene mi crítica al campo intelectual, porque justamente como dice RG "el pensador de izquierda no debe alimentar una visión simple o dicotómica de la política sino problematizarla". Y el problema es que no se problematiza, yo percibo que a ese campo le falta capacidad para darle visibilidad a esas contradicciones que subyacen la práctica discursiva y que permanecen cómodamente en el campo de lo real, el día a día.
Comparto con vos MM que no se trata de ser K o no K, pero para poder proyectarse sobre ese espacio- tiempo debemos asumir contradicciónes, como condición necesaria para poder pensar y HACER política si pretendemos incidir en la realidad.
El campeonato entre los intelectuales K y los no K (nótese que no digo antik) termina siempre reducido a simplificaciones y reduccionismos que no sirven para abordar una realidad que es más compleja.
Lucas, yo también soy de tu generación y me hago cargo de los errores del espacio del que formé parte durante mucho tiempo. A la hora del análisis no me importa si tuve 0 o 100% de intervención en la toma de las decisiones, pero me alcanza con ubicarme hoy y sentirme representado por un espacio político para hacerme cargo de su pasado y de su presente. Y hacerme cargo de eso es lo que me habilita para el análisis crítico del resto. Durante años aprendí viendo como unos y otros daban las volteretas que bien describís. El tema es que a muchos les falta vocación de poder, poder real para transformar la realidad, y esa falta de vocación te lleva a una comodidad en donde te la pasas "criticando y siendo impiadoso con lo que se hace mal" pero te hace perder de vista la dimensión de lo posible para asumir las contradicciones y gestionarlas. Y terminar otra vez en el punto de la simplificación. Y este, para mí, es el desafío del intelectual de izquierda.
Martín
Martin, me parece que simplificás todo y mucho, después de decir que todo es reduccionismo y simplificación.
Muchos intelectuales hacen política y está bien. Pero muchos, diría la regla general hacen política partidaria (y bastante coyuntural agregaría, ayer alianza, hoy anti k) desde la oscuridad, apoyan a este y a aquel por convicción (uno pocos) y otros por mero interés (algunos más).
Estos, los que hacen política partidaria son los que están cómodos. Incluso muchos están en ese ámbito preparándose para un gabinete, un puesto político o un cargo de asesor, y una proyección mayor en dinero y en su vida académica. La vida académica independiente no es rentable y está llena de obstáculos, sinsabores y arbitrariedades antimeritocráticas. Es muy difícil batallar sin tener esos padrinos de esos intelectuales.
La comodidad es estar con el poder en la oposición o en el oficialismo, dando letra o juntando argumentos.
Lo díficil es ser un intelectual independiente, es tener una agenda propia que pueda tocar los intereses y las prácticas de uno y de otro, oficialismo y oposición, si es que hay, como creemos que hay, problemas sistemáticos, que trascienden las fuerzas políticas.
Un intelectual con agenda crítica y no partidario (y especialmente no partidario de fueras mayoritarias) me parece que no vive nada cómodo, no tiene ninguna ventaja, porque tanto los medios de prensa como los centros de estudios (lease universidades) tienen más políticos partidarios que científicos con agenda contra el poder.
Esto nos llevaría a una discusión entre política y ciencia que es más larga y muy necesaria.
Rara resumir: No, lo cómodo es hacerse cargo de las contradiccines desde la intelectualidad.
Lo más difícil es vivir como un intelectual independiente. Y es tan difícil, que tal vez sea imposible, uno lo puede intentar, pero es un mito más, una ficción como al autonomía de la Reserva Federal, de los Banco Centrales y la independencia de los jueces. Mitos, totalmente hipócritas, pero muy funcionales.
En fin,
Lucas.
Lucas, muy bueno el punto que marcás con relación a la independencia: ser puede ser independiente? de qué? Y vos mismo terminás poniendo en jaque esa categoría (que al principio enarbolás). Me parece, en cambio, más interesante, si se quiere desde un punto de vista ético -que subyace tu comentario- asumir los propios intereses y blanquearlos, ponerlos sobre la mesa. Pero que están, están siempre (con cargos de asesores o sin ellos, con ayuda de padrinos o siendo un militante de la meritocracia, en la universidad o en el organismo público).
Ahora que contradicción!, porque para que cambien todos esos intelectuales que hacen política partidaria a la espera de un cargo de asesor y demás, tenés que construir poder. Poder para correrlos, para eliminar esas prácticas. Para que efectivamente pueda existir una carrera administrativa en base al mérito (en todos los ámbitos). Lo que nos lleva una vez más a la política, y sí, a la política partidaria (con toda la amplitud del término que los tiempos que corren imponen, no?) Y con eso solo no alcanza, debes lograr una construcción mayoritaria. Las buenas razones, solas, no alcanzan.
Y entonces? Ética de las convicciones o de la responsabilidad? Intuyo que la naturaleza de las constradicciones son distintas dependiendo desde donde uno se pare. Pero bueno, da para mucho más.
Abrazo
Martin
Martin, es que me lo pregunto como resultado institucional. Mi ideas al respecto, son que se puede ser independiente, pero hay contraincentivos, dificultades y una práctica histórica (deberíamos aproximarnos también a la idea de autonomía universitaria y libertad de cátedra, también). El grado de independencia es siempre, siempre relativo (a veces demasiado), y no es el resultado de la institucionalidad, sino de algo que toda institucionalidad tiene: Agentes morales. Entonces, intelectuales partidarios y no partidarios, tienen autonomía moral y actúan con independencia muchas veces a las líneas (por supuesto, no lo niego), pero estructuralmente, no se desea ni se genera, ni se protege, ni se fomenta, ni se premia, la autonomía.
Coincido con que todo vuelve a la política, de alguna forma lo dice el mismo Weber, lo explicita para mí, lo hace expreso Habermas en el ensayito, que debés conocer, Ciencia y tecnica como Ideología, y aunque lo diga montoto, es algo fáctico, práctico, palpable. Es muy necesario verlo y más exponerlo (aunque muy poco interés de profundizar la idea).
A veces uno actua en base a la ética de la responsabilidad para expandir su posibilidad de responder con la ética de la convicción. A veces, la ética de la convicción, subóptima según los resultados que daría la ética de la responsabilidad, es la única forma de seguir viviendo con uno mismo, más allá de que el autoengaño y nuestros límites cognitivos nos puedan reconciliar con nuestras decisiones para seguir viviendo. Entonces, estamos de acuerdo, que es dependiente del escenario en el que estás parado.
Salud! Martin. Un abrazo,
Lucas.
Claro Lucas, me temo que elegimos pararnos en lugares distintos... para seguir viviendo con uno mismo. Y a eso trato de apuntar cuando marco la brecha. Te dejo un el link de una entrada del amigo Ezequiel, para seguir incomodando (nos) nomás. http://ezequielmeler.wordpress.com/2009/06/23/argumedo-y-las-almas-bellas/
Saludos y gracias por responder (eso motiva a participar).
omití firmar,
Martín.
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