La causa AMIA es, a esta altura, el caso contemporáneo
más aberrante de impunidad y encubrimiento que, a su turno, refleja debilidades
institucionales que han acompañado la reciente historia democrática de nuestro
país. A la ausencia de justicia frente al atentado de 1994 que produjo 85
muertes y centenares de heridos y a la cadena de irregularidades que le
siguieron (incluyendo evidencias fraguadas que involucraron actores del poder
judicial, del Ejecutivo y de los servicios de inteligencia), se sumaron
recientemente una denuncia del fiscal Alberto Nisman contra el Ejecutivo por
encubrimiento (mediante la firma en 2013 del Memorándum de Entendimiento entre
la Argentina e Irán) y, hace pocos días, la muerte enigmática del propio
fiscal.
A 21 años del mayor ataque terrorista padecido por el
país, la Argentina se debe a sí misma el pleno esclarecimiento de la causa AMIA.
Sin duda, y en esta hora, el sistema judicial debe funcionar con profesionalismo,
celeridad, transparencia y efectividad en todo lo que hace a la investigación
sobre el deceso del fiscal Nisman. Ciertamente, el sistema político debe
abocarse hoy a un tratamiento riguroso y a un debate amplio de todo aquello que
sucedió en el mes de enero de este año en materia del tema AMIA. Es evidente,
asimismo, que después de décadas de prácticas opacas, ilegales y
delincuenciales, el sistema de inteligencia necesita una reformulación profunda
y sustentable, basada en un fuerte consenso social y político que sólo admita
como límite el de un claro compromiso democrático.
Es en este contexto que los abajo firmantes creemos
indispensable la convocatoria por parte del Poder Ejecutivo Nacional a una
“Comisión Nacional de Esclarecimiento del Atentado a la AMIA” bajo la premisa
de que la misma opere con plena independencia y capacidad de actuación y que
cuente con los recursos necesarios para efectuar su tarea.
Tanto a partir de nuestra experiencia con la “Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas” (CONADEP) como con experiencias en otras latitudes,
se ha podido constatar que este tipo de instrumento es apto para hacer un mejor
diagnóstico de una situación compleja y delicada, para revisar una política
pública desacertada o para evaluar el fracaso de una estrategia, entre otras.
En nuestro caso, se trata de un mecanismo imprescindible para abordar un
ejemplo emblemático de impunidad que está horadando la democracia argentina
pues pone en entredicho y deslegitima a instituciones del Estado, así como a partidos
y dirigencia política. De allí que creemos que una Comisión como la sugerida, reputada
respecto a la honestidad y capacidad de sus miembros, plural en su conformación
ideológica y diversa en su procedencia disciplinaria, puede contribuir decisivamente
a dar luces en cuanto al atentado a la AMIA. No se trata de sustituir a
fiscales y jueces: se trata, en esencia, de evaluar en forma independiente las
pistas, indicios y líneas de investigación que fue siguiendo al justicia; de
sopesar las pruebas fácticas que se han ido recogiendo; de ponderar la laborar
judicial realizada y la del ministerio público; y proponer cursos de acción
institucional para revertir el estado de impunidad en el que ha quedado el
atentado de 1994.
En esa dirección, es fundamental establecer los
objetivos, alcances y funciones de la Comisión propuesta de tal forma que sus
resultados y conclusiones aseguren, entre otras, el fortalecimiento y
mejoramiento del accionar judicial, de los servicios de inteligencia y del sistema
político. La Argentina está frente a un camino que se bifurca: una alternativa
es preservar, en los hechos, el statu quo
y con ello la perpetuación de la impunidad y la degradación de su democracia;
la otra es iniciar la ardua pero imperativa tarea de develar el entramado de
intereses, prácticas y fuerzas que se benefician con la injusticia, la
confusión y la corrupción. Una Comisión como la aquí planteada y con el tema
específico indicado, bien podría ser el comienzo de esta última vía; una vía a
favor de una mejor democracia. Es, en definitiva, la propuesta de una Comisión
que dé cuerpo a las mejores capacidades éticas, técnicas, políticas e
institucionales con las que nuestra sociedad y su democracia cuentan para
esclarecer, hacer justicia y defenderse frente a la peor agresión que ha
sufrido en las últimas décadas.
Por último, invitamos a adhesiones individuales e
institucionales, así como manifestaciones escritas y orales a favor de la
convocatoria a una “Comisión Nacional de Esclarecimiento del Atentado a la
AMIA”.
Victor
Abramovich, Carlos H. Acuña, Eduardo Anguita, León Carlos Arslanian, Abraham
Gak, Roberto Gargarella, Luis Moreno Ocampo, Vicente Palermo, Beatriz Sarlo,
Juan Gabriel Tokatlian
Buenos Aires, 10 de Febrero de 2015
9 comentarios:
Golpe blando... que seria, algo asi como un chirlo?
Lindo grupo, diversos. Corruptos y honestos, inteligentes y bobos, no sé cuánto servirá esto pero lo celebro.
Ante la circunstancia actual es bueno poder mostrar que nos podemos juntar en cuestiones que debemos atender y actuar correctamente.
Saludos
Antonio
Dónde expresamos adhesión? Hay algún link?
Celebro y aplaudo que hayan tenido la valentía y el fuerte compromiso de escribir estas líneas. Para muchos de nosotros es muy importante saber que los referentes intelectuales que leemos siguen manteniendo su compromiso con la vida pública de nuestro país, y alzan la voz.
Quisiera poder adherir a la Carta. ¿Cómo podemos hacerlo?
Deseo adherir a la Carta. Cómo hago??
http://www.lanacion.com.ar/1768562-el-ex-fiscal-luis-moreno-ocampo-cuestiono-la-marcha-del-silencio
Plena coincidencia con su propuesta? Cómo se puede adherir?
MTLV
La fuente original de la nota de La Nación sobre Moreno Ocampo: https://www.youtube.com/watch?v=TmrBkKoAMqA. Creo que es una interpretación, como mínimo, exagerada.
https://www.youtube.com/watch?v=YuLtghbrS0o
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