25 sept 2012

Crónicas bolivianas 7: Amar La Paz



La Plaza Murillo; los frentes de las casas con pintadas amorosas (jamás -jamás- insultantes o groseras); el soroche; los sombreros; los rostros curtidos; las naranjas peladas finamente, en círculos infinitos; las ropas de principios del siglo anterior; los viejos trajeados hablando de política; los bancos de plaza, ocupados por gente serena; el silencio y la voz baja; una población levantisca; los permanentes cortes de ruta; la fuerte comunidad y su contracara, la fragmentación más rígida; el mate de coca; la avidez de leer, pero sin disponer de libros; las madres hablando despaciosamente a sus hijos, tomándoles de las manos; la fuerza única de la mujer coya; la mujer coya picando piedras en la calle; los lustradores sin rostro; "peleo para que mi hija no sea tu doméstica"; "la interculturalidad es folklore para algunos, para nosotros es poder"; los andes acurrucándonos, heridos de colores; los escribientes con sus máquinas de escribir, frente a tribunales; los coyas vs. los cambas; el cacao de El Seibo con sal de Uyuni; las catedrales barrocas mestizas; la cinemateca con el cine de Loayza; los fetos de llama en el mercado de las brujas; cables y cables y cables cruzando la ciudad entera; el orgullo étnico; la rebelión por dentro; las paredes derruidas pintándose colores inhallables; el aire que me falta; el cielo limpio allá lejos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Pasas por Santa Cruz de la Sierra en este viaje?
me interesa mucho tus reflexiones sobre la ciudad y su gente
vhg