Chile 5: Chiloé 2/Licor de oro

Llegando a Castro, capital chilota, me sorprendió un letrero que decía "Ya sé que el alcohol no solucionará mis problemas, pero el agua ni la leche tampoco." Y la verdad es que hay mucho bueno para tomar por allí (salvo que alguien quiera, como uno, café: que alguien me explique por qué los chilenos abandonaron el café en grano, para tomarlo casi exclusivamente por horrible polvo -Nescafé- hace 20 años. Nestlé, supongo, tendrá algo que decir). No digo tomar lo de siempre (el buen vino, pisco). Hablo de alcoholes de otro tipo (para otro día queda pensar en las condiciones sociales del beber tanto por la isla). Encontré, por caso, un trago llamado la "vaina," que preparaban muy bien en "Patrimonial," barete en el centro de Castro. El gusto era parecido al sambayón, o al "postre de los pobres" que comentaba hace unos días (acá). La "vaina" tenía oporto, jerez, un huevo entero y cacao. Exquisito. Luego están los mistelas (uno de manjar o dulce de leche, especial para los que somos de paladar dulce); o las mezclas con "murta" (una guindilla muy chilota) y alcohol, siempre interesantes. Luego apareció el "rompón," un licor de leche que se hace mezclando leche cruda, azúcar, vainilla, canela, hirviendo todo y agregando luego, para que quede bien livianito, 5 yemas de huevo, y luego se le agrega alcohol puro. Pero el premio coronación quedó, en este tiempo, para el "licor de oro," sobre todo dos: el que prepara Doña Rosa, y el de la más célebre Doña María Velásquez Velásquez (que embotella su tesoro en vidrios empapelados con su rostro). El "licor de oro" se hace en muy pocos lugares, siendo particularmente notable el que se produce en Chonchi, también en la isla. Lleva alcohol puro, ralladura y jugo de limón, azúcar, vainilla, clavos de olor, esencia de almendras, azafrán, y leche. Bravo.