31 may 2016

Democracias en crisis y participación popular


(publicado hoy en LN, acá)

Eventos políticos como los ocurridos en Brasil, recientemente, con el proceso de impeachment presidencial, sólo confirman una realidad conocida. Nuestros sistemas constitucional-democráticos se encuentran muy degradados: se advierte una ruptura grave entre lo que pretende la ciudadanía y lo que hacen sus representantes. Los cuerpos representativos están marcados por voces que cuentan con escaso peso en la sociedad como un todo, y definidos también por la presencia de intereses que reflejan mucho más la voluntad de la elite dirigente que la voluntad colectiva de la comunidad. No señalo lo anterior asumiendo que el proceso de impeachment en Brasil fuera inconstitucional (entiendo que no lo fue), o como un modo de hablar a favor o en contra del gobierno tal o cual. El punto al que me refiero es más general, y tiene que ver con una larga crisis del sistema representativo, que en países como los nuestros se muestra tan prolongada como aguda.

Dicha crisis, que golpea al sistema constitucional en su centro –quitándole legitimidad, respetabilidad, autoridad- encuentra explicaciones posibles diversas (muchas de las cuales, sin duda, pueden convivir entre sí), incluyendo una como la siguiente: nuestra organización política encuentra sus fundamentos y los rasgos elementales de su estructura entre finales del siglo 18 y comienzos del 19, y dichas bases aristocráticas y elitistas se contradicen directamente con las aspiraciones y exigencias democráticas propias de nuestro tiempo. Podría decirse que el “traje” constitucional que fue diseñado para una sociedad estructurada hace más de dos siglos (una sociedad desigual, excluyente, jerárquica), quedó demasiado “estrecho” para una como la actual –una sociedad multicultural, activa y demandante. Las instituciones con las que contamos han quedado demasiado “chicas”, y resultan así habitualmente desbordadas por reclamos que se expresan, de modo cada vez más común, por medios extra-institucionales y aún ilegales. Las más razonables expectativas y demandas sociales no encuentran canales adecuados por donde transmitirse y ser procesadas. Nuestros gobiernos son así, cada vez, menos representativos y “republicanos”, en términos de Thomas Jefferson: como ciudadanos, hemos perdido capacidad de “decisión y control,” rasgos estos que distinguen al buen gobierno republicano.

Bajo el trasfondo de dicha crisis, nos encontramos hoy con una buena y una mala noticia. La buena noticia es que, en reacción frente a la realidad de la crisis democrática contemporánea, palpable en las geografías más diversas, han ido apareciendo cantidad de experimentos destinados a devolverle al sistema institucional parte de la verdad o sentido que alegara le diera legitimidad, en sus comienzos. La mala noticia es que dichos interesantes experimentos se siguen montando sobre una estructura institucional existente suficientemente capacitada para reaccionar, resistir y terminar “ahogando” estos intentos de revitalización institucional. Dada la actualidad e importancia de estos fenómenos, quisiera en lo que sigue detenerme brevemente en el análisis de los mismos.

El surgimiento de formas diversas de experimentalismo democrático se advierte desde hace tiempo: hablo de formas promovidas por los propios poderes constituidos, destinadas a revitalizar el proceso de toma de decisiones democrático. Permítanme enumerar algunos pocos ejemplos meramente ilustrativos de este tipo de situaciones. Desde comienzos de los 80, en Canadá, se adopta una cláusula –la llamada “cláusula del “no obstante” o notwithstanding clause- destinada a facilitar el “diálogo” entre el Poder Legislativo y el Poder Judicial, e impedir así que el poder menos democrático de todos –el Poder Judicial- sea el que se quede con la “última palabra” en materia constitucional. El Convenio 169 de la OIT obliga a que los grupos indígenas sean consultados cada vez que se está por tomar una medida pública que sea capaz de afectar directamente sus intereses. Frente a intentos de desalojo forzado de poblaciones pobres “usurpando” terrenos, a Corte Sudafricana ha promovido, desde el 2008, lo que llama un “involucramiento efectivo” o meaningful engagement, destinado a obligar a que el Estado y las comunidades por ser removidas de las tierras que ocupan, discutan acerca de remedios posibles frente al conflicto que los separa. Otros tribunales superiores, como los propios de Argentina o Brasil, han tomado como práctica habitual la promoción de “audiencias públicas” destinadas a que se escuchen a las diversas “voces” o puntos de vista presentes en el conflicto (desde las voces de los grupos afectados en conflictos medioambientales; a las voces de los representantes de los presos en el caso de super-población carcelaria, etc.). Islandia e Irlanda, muy recientemente, han puesto en marcha procesos legales destinados a modificar sus respectivas Constituciones, a partir de Convenciones Constituyentes compuestas por “ciudadanos del común,” antes que por políticos tradicionales. Ambos países también han alentado al grueso de la ciudadanía a acercar propuestas de reforma a ser discutidas por la constituyente. 

Casos como los citados nos hablan de reformas impulsadas por los propios poderes constituidos, que muestran de parte de aquellos poderes el reconocimiento de al menos dos cosas. Por un lado, una conciencia de la gravedad de la crisis de legitimidad que los atraviesa, y por otro, también, la conciencia de que es necesario responder a dicha crisis a través de apelaciones al “diálogo democrático” capaces de subsanar lo que ven como uno de sus principales déficits. Con sus más y sus menos (hay experiencias más arriesgadas, interesantes y prometedoras que otras) nos encontramos aquí con un menú abundante de propuestas de “cambio democrático”, que no agotan sino que sólo ofrecen una breve muestra de los saludables “experimentos” que se han puesto en marcha en los últimos años. En principio, me animaría a decir, todas las alternativas citadas muestran potencia y se encuentran bien dirigidas.

Dicho lo anterior, sin embargo, quisiera dejar en claro también el por qué del relativo escepticismo con el que merece leerse el desarrollo de tales propuestas. El escepticismo al me refiero se deriva de la conciencia de que tales valiosas iniciativas pretenden llevarse a cabo preservando intocados los aspectos más cuestionables del sistema institucional que ellas apuntan a modificar. Para dar algunos ejemplos de lo que señalo: la cláusula del “no obstante”, en Canadá, pretende mejorar un “diálogo democrático” que sigue manteniéndose impermeable a los reclamos ciudadanos. La práctica del “involucramiento efectivo” promovida por la Corte Sudafricana, o la de las “audiencias públicas” alentada por las Cortes de países como Argentina o Brasil, abren la puerta a una intervención popular más directa en la discusión de los asuntos públicos, pero preservan márgenes de discrecionalidad absolutos en los tribunales. Las consultas populares exigidas por el Convenio 169, con toda la enorme potencia democrática que conllevan, conviven con un sistema institucional férreamente cerrado en todas sus líneas principales. No se trata de un problema menor, sino de uno que es capaz de poner bajo amenaza todo lo que propuestas como las examinadas ofrecen de atractivo. Se trata, en definitiva, de una dificultad esencial, que es típica del reformismo democrático de estos últimos años: se trata de reformas capaces de ser limitadas o contenidas por aquellos mismos que pueden perjudicarse por su desarrollo.

No sorprende, entonces, el derrotero de la mayor parte de tales potentes iniciativas. La reforma canadiense, que prometía revitalizar el “diálogo entre poderes” resulta hoy criticada por las pocas ocasiones en que se puso realmente en marcha. El notable proceso de “involucramiento efectivo” que la Corte Sudafricana pusiera en marcha en el caso “Olivia Road,” fue socavado por la misma Corte en el principal caso de usurpación de tierras que siguiera al citado (en “Joe Slovo”). Los indispensables procesos de “consulta previa” que ordena el Convenio 169, han sido recurrentemente vaciados de sentido por las autoridades convocantes (i.e., considerando “consulta” una mera conversación con representantes de pueblos originarios; o tomando como irrelevantes las negativas a sus proyectos surgidas en esos procesos de consulta). Las educativas y democráticas “audiencias públicas” motorizadas por Cortes como las de Argentina y Brasil dependen de la voluntad exclusiva y discrecional de esas propias Cortes, que son las que deciden cuándo se convocan y cuándo no; cuándo comienzan y cuándo terminan; y qué se toma de ellas en sus decisiones, que siguen siendo finales. Las autoridades constituidas (particularmente en Islandia) pretenden (todavía hoy) negar valor a lo decidido por los representantes populares en la Convención Constituyente convocada en su momento. En todo caso, lo cierto es que muchas de estas oportunidades de cambio siguen representando territorios de disputa



10 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente!

Anónimo dijo...

Hola Roberto: tomo este párrafo
"Los cuerpos representativos están marcados por voces que cuentan con escaso peso en la sociedad como un todo, y definidos también por la presencia de intereses que reflejan mucho más la voluntad de la elite dirigente que la voluntad colectiva de la comunidad." Y pongo de relieve lo que más adelante señalás, los tímidos intentos y los escasos resultados muchas veces diluidos por medidas ulteriores o por la poca intencion de llevarlos a cabo. Llamarle audiencias públicas (que es lo que conozco) o llamale como quieras.
Ahora yo me pregunto Roberto cuál es el sentido de la democracia, adonde quedan los ideales de la democracia en el presente orden mundial cuando el verdadero poder está en el dedo de un señor anónimo que dice "bueno aquí vamos a traer capitales aquí no, hasta que demuestren buena voluntad con los capitales inversores". Y ese clima amistoso hacia la inversion está haciendo que cada vez las políticas de cualquier país se parezcan más unas con otras. Estos señores, dejame llamarle "Los bancos" no respetan leyes, se rien de nuestras leyes y de nuestras decisiones y nos hicieron creer que no hay otra alternativa para manejar el riesgo y la inversion que recurrir a ellos. Y que no hay más remedio para un país que tener un banco central que responde más a ellos que a nadie.
Ahora que te aclaro ellos ya no administran ningùn riesgo, ya que ahora las pérdidas y malas decisiones que toman estos señores se socializan.
Nosotros para tener una moneda tenemos que trabajar, ellos simplemente crean el dinero de la nada y le llaman "crédito" porque hay un banco central detrás que los avala y los apaña. Banco central que tiene nuestro dinero y nuestra riqueza, pero a no engañarse: la tienen ellos. Ellos decidirán adonde irá la inversión "Barrios para pobres"? Nada, complejos turísticos de lujo. ¿Capital de produccion para microenmprendedores/as? ¡jaja! Consumo superfluo sobre todo para los países ricos.
No quiero perderme en discutir si hay alternativas a ese sistema o no porque no es el motivo de este post. AUnque creo que las hay y estan surgiendo timidísimamente, de la mano de los no menos tímidos reclamos de más democracia y participación que esta sociedad demanda.
Yo honestamente te digo, me siento como lo bárbaros a las puertas de ROMA, que ni siquiera querían terminar con el imperio y pedían tierra donde vivir, un lugar, una inclusiòn y estos necios en su necedad sabiendo que estaban perdidos aùn así la negaron.

Saludos
m.c.

andresvas dijo...

Acá hay un reportaje (algo viejo) a alguien que también trabaja el mismo problema, pero desde el punto de vista de la deriva política que puede generar.

http://www.lanacion.com.ar/1529654-isidoro-cheresky-el-acto-electoral-no-es-como-era-antes-una-cesion-completa-de-soberania

Rodrigo dijo...

Off topic: Macri le da más poder a las fuerzas armadas... ¡Todo mal Mauricio! http://www.politicargentina.com/notas/201606/14370-macri-derogo-un-decreto-de-alfonsin-que-restringia-las-facultades-de-las-fuerzas-armadas.html

andresvas dijo...

Qué sorpresa puede haber Rodrigo ya sabíamos que iba a ser así, por ahí la novedad es que ni con Menem en los primeros años hubo tanta unanimidad mediática, los diarios son todos gacetillas de prensa del Pro.

rg dijo...

todo comentario que asuma que la gente es idiota, tomando cerveza aprobatoriamente y feliz frente a la television, me parece que atrasa 50 años
la gente tiene capacidad critica, y si da algun apoyo hoy, que no lo se, es por el horror de los criminales pasados

Anónimo dijo...

en serio Roberto, aquéllos que criticaban a NK por no mencionar a Alfonsín en la lucha por los DDHH, no van a decir absolutamente nada frente al Gobierno de Macri que, con el afán de renovarle el poder a las FFAA, deroga un decreto emblemático de aquél?
en serio no resulta problemático en un país con los antecedentes y la historia de Argentina renovarle la capacidad de autogobernarse a los militares?
en serio es un detalle sacarle la impronta de jefatura civil que moldearon estos 30 años democráticos?
en serio la crítica de legitimidad no tiene nada que hacer allí (según tus categorizaciones, esta sería una decisión política más que débil, asimilable a los indultos menemistas -y allí la referencia analogicamente atinada de andresvas-)?
en serio requerir el más enérgico de los repudios es tratar a la gente de idiota tomadora de cerveza?
en serio todas esas objeciones se solucionan con denominar al sector político previo en la alternancia como "criminales" (de guerra, añado si querés, para hacerlo más emotivo)
te parece una decisión democrática inclusiva, meditada, profunda y fuerte el dec. 721/16?
Salvo que vayamos por un lado magistralmente en la cátedra, pero cuando esas construcciones chocan con la realidad (o rozan la coalición gobernante) debamos recalcular, lo que, descarto, no es tu caso

Pd: chicana ;) (asimilable a criminales pasados): Art. 9° — Comuníquese, publíquese, dése a la DIRECCIÓN NACIONAL DEL REGISTRO OFICIAL y archívese. — MACRI. — Julio C. Martínez.
Pd2: en serio: cuando en ejercicio de los nuevos poderes, los jefes militares empiecen a designar como asesores a aquéllos genocidas que no cumplen prisión efectiva, no va a surtir como comodín el elixir de las 6 letras (m-i-l-a-n-i)

Saludos,
TA

andresvas dijo...

Nadie dijo eso Roberto, la unanimidad es mediática, la gente es otra cosa. En cuanto aparece algo mínimamente independiente (bah!opositor, independiente no es nadie) tiene mucha audiencia, ej.:Del Plata no figuraba cuando era oficialista el año pasado, ya este año hace unos meses era cuarta y hoy es segunda, creo que P12 vende mucho más que en los años anteriores y así.... Más allá de eso;¿tenés alguna opinión sobre la media sanción sobre flagrancia?

Rodrigo dijo...

Yo hoy estoy peor con este gobierno, pero le doy algún apoyo "por el horror de los criminales pasados" (?). No te preocupes RG... Vos no tenés nada que ver con esa gente que mira televisión. Vos sos un antikirchnerista emocional ilustrado.

Andrea dijo...

...y para postre, incluso cuando es convocada, el carácter no vinculante de la consulta "previa"...
Andrea