13 may 2012

Presidencialismo fuerte vs. Derechos


Texto sobre el tema que publico hoy en Perfil (originalmente, acá:http://www.perfil.com/ediciones/2012/5/edicion_676/contenidos/noticia_0048.html)

y que es continuación, de algún modo, de la larga y finalmente fructífera discusión que tuve estos días, en Artepolítica, a raíz de un artículo de Sebastián E., acá:
http://artepolitica.com/articulos/las-contradicciones-del-progresismo-liberal/#comment-109815



La discusión constitucional ha quedado entrampada, políticamente, en la habitual disputa sobre la reelección presidencial; y académicamente, en el ya aburrido y bastante infructuoso debate sobre presidencialismo-parlamentarismo. Tratando de salir de tales atolladeros, en lo que sigue quisiera ocuparme de uno de los temas más interesantes –y pendientes todavía– vinculados con la reforma constitucional. Nos refiere a otra de las intensas tensiones albergadas dentro de la Constitución: aquélla entre democracia y derechos. O, en este caso, y de modo más específico, la tensión que existe entre las dos principales secciones que alberga toda Constitución: la sección de los derechos, y la sección referida a la organización del poder.
Son muchas las cuestiones merecedoras de estudio, y vinculadas con dicha tensión. La cuestión madre de todas ellas es la siguiente: ¿cómo una comunidad puede, al mismo tiempo, propiciar una Constitución tan generosa en materia de derechos (como todas las constituciones latinoamericanas) y una organización del poder tan “avara”, que organiza el poder de modo tan vertical y concentrado?
La pregunta citada puede parecer algo técnica, pero es susceptible en verdad de traducciones políticas bastante obvias y sencillas de entender. Días pasados, un militante de este Gobierno sugirió, por caso, una respuesta posible, sosteniendo algo como lo siguiente: “Aquellos interesados en defender los derechos de las personas deberían saber que en la Argentina, como en toda Latinoamérica, los momentos más ricos en la creación de derechos se han producido bajo el contexto de los presidencialismos más fuertes: Cárdenas, Yrigoyen, Vargas, Perón”. Obviamente, dicha afirmación pretendía, sobre todo –y por un lado– defender al actual presidencialismo ultraconcentrado de Cristina Kirchner, y por otro descalificar la opinión constitucional más bien opuesta, que es la que tenemos muchos, y que diría algo así: “Porque nos interesa la protección de derechos somos críticos de los sistemas de autoridad concentrada, como el que ahora tenemos”.
La discusión al respecto es muy promisoria, y de ningún modo merece agotarse en unas pocas líneas. Aquí, entonces, y por falta de espacio, daré sólo algunos indicios de cómo podría seguírsela. Señalaría entonces lo siguiente. En primer lugar, nadie niega que bajo una presidencia fuerte se puedan crear nuevos derechos. Básicamente, un presidente fuerte puede hacer demasiadas cosas –una y la contraria también–, lo que nos refiere a una de las principales virtudes y uno de los principales defectos del presidencialismo fuerte. En segundo lugar, experiencias como las citadas son, justamente, buenos ejemplos de lo atractivos y lo riesgosos que son, para los derechos, los sistemas políticos de autoridad concentrada (por tomar sólo un caso, Vargas no sólo propició una Constitución generosa en materia de derechos sociales: también se autoproclamó dictador, y abrazando una política alineada con el nazismo persiguió y encarceló masivamente a disidentes y expulsó de modo brutal a extranjeros “peligrosos”). En tercer lugar, la experiencia europea referida a la creación de los Estados sociales que más podemos admirar (los escandinavos, en particular) no nos refiere a modelos hiperpresidencialistas como los latinoamericanos sino, sobre todo, a sociedades más igualitarias, con numerosas y efectivas herramientas para el control democrático (antes que a sistemas políticos que habilitaban actitudes discrecionales de la presidencia). En cuarto lugar, dicha defensa del presidencialismo fuerte oculta que, en la práctica latinoamericana, el mismo sistema no sólo propició, ocasionalmente, la creación de derechos sociales, sino que además lideró, poco tiempo después, el desmantelamiento del Estado social destinado a hacer posibles tales derechos: Fujimori, Collor de Mello, Menem y tantos otros también deben ser incorporados en el panteón de los “presidentes fuertes”.
Resultaría un engaño, de otro modo, presentarnos un panteón tan incompleto, destinado a impedir que pensemos adecuadamente sobre los significados políticos del presidencialismo. Finalmente, lo que aquí sugerimos no debería sorprender a nadie: no hay razones para pensar que los mismos presidentes que se arrogan para sí solos todo el poder de decisión vayan a ser los que propicien una distribución del poder más democrática; es decir, una distribución del poder capaz de poner en riesgo cierto la propia autoridad detrás de la cual se acuartelan.

19 comentarios:

Eduardo dijo...

Rechazamos la cesantía del Dr. Eduardo Grüner en la UBA

Con un breve comunicado, Eduardo Grüner anunció que se enteró de la medida “gracias a la Banelco”, ya que fue al intentar cobrar su sueldo que “me han dado de baja en Filo, tal como me c...onfirman (por teléfono) en la oficina de Liquidaciones”.

“Se imaginan, continúa Grüner, que yo vivo pura y exclusivamente de mi dedicación exclusiva. Si bien soy concursado, mis dos concursos (Sociología y Antropología del Arte y Literatura en las Artes Combinadas II) están hace mucho vencidos, sin que jamás se haya llamado a su renovación. Es un verdadero escándalo”.

La Secretaría de Cultura de la Nación le entregó a Eduardo Grüner el primer premio en Ensayo político por "La oscuridad y las luces", en los Premios Nacionales 2011. Esto demuestra, por si hiciera falta, la importancia de su labor docente, y la necesidad de que siga al frente de sus cátedras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Comunicado de repudio

Los abajo firmantes, docentes, intelectuales, artistas, trabajadores de la cultura, manifestamos nuestro más enérgico repudio a las cesantías de los docentes de la UBA, a quienes se les niega el derecho a optar por permanecer en sus cargos hasta cinco años más tras cumplir los 65 años. Tal derecho está consagrado en la Ley 26.508 de jubilación de los docentes universitarios, conquistada tras una larga lucha en 2009.

Las resoluciones de la UBA, que mantienen su negativa a dar cumplimiento pleno de la Ley, amenazan con dejar en la calle a docentes que han desarrollado durante años sus tareas de enseñanza, investigación y extensión. Tal es el caso, entre más de 700 compañeros docentes, del Dr. Eduardo Grüner, quien acaba de ser dado de baja en la Facultad de Filosofía y Letras.

Exigimos la inmediata reincorporación y el pago a término del salario de todos los docentes cesanteados.

Exigimos que el Rectorado, el Consejo Superior y los Decanos cumplan con la Ley 26.508.

// Para firmar por la inmediata reincoporación, entrar en: http://cor.to/cesantias

Desocupado mental en la era del blog dijo...

El que sepa del tema, me gustaría que recomiende bibliografía "a favor" y "en contra", por decirlo de manera simplificada.
Saludos!

Anónimo dijo...

Me parece que es un debate interesante. Si bien no comparto todo lo que dice Sebastián, sí acepto su posición general. Hacer cambios requiere poder, y la fragmentación no conduce a eso. Tus argumentos acerca del impacto del presidencialismo son siembre condicionales: no hay una relación causal entre el diseño institucional y las consecuencias nefastas que le imputás. Argumentos parecidos se podrían hacer sobre el parlamentarismo teórica (ausencia de división de poderes, imposibilidad de establecer límites a la reelección) y empíricamente (Alemania e Italia de entreguerras). Más aún, aunque no lo reconozcas la concentración del poder en países con parlamentarismo y resultados deseables (eg: Escandinavia) coincidió con una enorme concentración del poder. Puedo compartir muchas críticas que le hacés al gobierno, pero me parece irresponsable sacar la conclusión de que el presidencialismo es el problema. La lieratura de ciencia política tampoco está con vos.

Luis

rg dijo...

1) son argumentos condicionales, y los de sebastian son en parte falsos -oculta parte central de la informacion, te olvidas de eso
2) mi critica al presid no es defensa del parlamentarismo
3) defender mas controles frente al desmantelamiento k no es lo mismo que defender a un gobierno debil. tremenda patrania k
4) la ciencia politica esta con cualquiera
5) escandinavia siempre tuvo una base igualitaria que bloqueaba la concentracion de poder, no mientan mas con eso

Anónimo dijo...

1- La ciencia politica no esta con cualquiera.
2- El razonamiento leguleyo es incapaz de entender las consecuencias políticas de las instituciones.
3- Mis comentarios no dependen de lo que dice o deja de decir Sebastián (igual, eso de que oculta info es medio retorcido cuando se trata de una columna con espacio limitado).
4- Mi postura no es K. Puedo estar en desacuerdo con todo lo que hacen, pero eso no prueba que el presidencialismo es el problema.
5-Recurrís a vaguedades como el igualitarismo sueco que te permiten justificar tus posiciones en cualquier circunstancia. Así, tus argumentos no se pueden falsificar.

Anónimo dijo...

No creo que enriquezca el debate decir simplemente que "la ciencia política está con cualquiera". Gente que respetás y en general citás como Przeworski han señalado que las particularidades del presidencialismo no están en cómo operan los incentivos institucionales.
Además, no se niega la necesidad de una sociedad igualitaria, lo que se está proponiendo es sacar el debate de la figura de la presidencia. La dicotomía Presidencialismo - derechos no es tal.
De esta forma se propone no imputar las culpas de TODO a una sola persona, que la experiencia histórica demuestra que no mantiene el poder al menos que tenga una fuerte coalición que lo apoye.
Ahora, uno puede entender que no estés de acuerdo, lo que no logro entender (al menos yo) es que sistema estás proponiendo, ¿qué artículos de la constitución modificarías? ¿qué aspectos modificarías?
Desde ya muchas gracias

rg dijo...

esta con cualquiera lo mismo que el derecho. y eso es compatible con decir que hay grandes juristas y politologos. pero luego montones de otros simplemente a sueldo, y otro gran monton interesado en demostrar que el nazismo es respetuoso de los derechos y el capitalismo el padre de la proteccion social

Anónimo dijo...

Hola, les dejo un artículo que releí hace unos días. Me parece relevante y que puede enriquecer el debate.

http://www.lainsignia.org/2007/abril/ibe_028.htm

El artículo, a mi entender, plantea preocupaciones bastante razonables sobre el presidencialismo fuerte.

Saludos.

Álvaro.

Anónimo dijo...

Atribuir todas las consecuencias políticas negativas al presidencialismo es incurrir en reduccionismo causal, algo que nadie, ningún crítico del presidencialismo, suscribe.
Los críticos del presidencialismo simplemente dicen que hay una parte de la varianza (de las consecuencias negativas o variables dependientes) que no explica ni el sistema electoral, ni los tipos de gobierno (coaliciones mayoritarias y minoritarias, gobiernos monocolores en mayoría, gobiernos monocolores en minoría, etc), ni el desarrollo económico, ni la estructura territorial del estado, ni los poderes del ejecutivo, ni la polarización ideológica, y que podría explicar la forma de gobierno.

chalo dijo...

RG: te quiero reiterar una pregunta que hice en otro post pero no llegaste a contestarme. siempre rescataste un tus libros una tradición latinoamericana republicana de izquierda, casi olvidada por la academia mayoritaria, y de esa corriente te reivindicás. la pregunta se refiere a si no podemos encontrar ejemplos también de una tradición republicana americana que propuso centralizar transitoriamente el poder como forma de contrarrestar y barrer el poder de las aristocracias provincianas, avanzando así contra el federalismo, por ejemplo? me refiero al proyecto de moreno en los primeros momentos de la revolución de mayo o las intervenciones federales decretadas por Yrigoyen. no digo que los ejecutivos latinoamericanos actuales sean un ejemplo análogo, pero sí que muchas veces los parlamentos, la justicia o las provincias sirven de refugio a los poderes tradicionales (menem en el senado, el parlamento hondureño cubriendo legalmente y mintiendo escandalosamente acerca del golpe de estado, secuestro y expulsión de zelaya, jueces en contra de leyes en algo redistributivas). y quizas ahí, en ese unico momento, la forma de barrer esos quistes aristocráticos sea una transitoria forma de centralización del poder. recuerdo como algo quizas similar la teoría de lenin sobre el "centralismo democrático" en tiempos de revolución y las maravillosas críticas de las más maravillosas aún kollontai y luxemburgo. bueno, un abrazo

Anónimo dijo...

El comentario anterior deja traslucir una necesidad de centrarlizar transitoriamente el poder, como si hasta ahora no estuviera centralizado!
Estaba esperando el leimotiv de la pròxima reforma de la constituciòn... viene para terminar con las oligarquias provinciales. Si no fuera porque en cualquier momento a alguien se le ocurre promover este disparate (u otro similar) , sería para reirse a carcajadas, pero en el 94 nos vendieron que habìa que limitar el presidencialismo y asì terminamos, no veo por què este delirio reformista vaya a terminar mejor....
Lo peor de todo es que están logrando instalar el tema, cuando lo que falta es política y gestión y esto no es más que otra cortina al estilo ypf

Diego Jadán Heredia dijo...

Estas ideas son aplicables al caso ecuatoriano. Los más grandes líderes que han gobernado nuestro país –léase García Moreno, Alfaro, Velasco Ibarra, entre otros- se han caracterizado unos por grandes avances en cuanto a derechos y otros por obras de infraestructura que han marcado nuestra historia. Pero también se los identifica porque ese poder que se justificaba para alcanzar las metas nacionales fue utilizado para la represión y la exclusión de la mayor parte de ecuatorianos y ecuatorianas.
Por ejemplo, García Moreno fue quien inició (Alfaro terminó) la construcción del tren que conectó por primera vez la costa con la sierra ecuatoriana en la última parte del siglo XIX; sin embargo, este mismo caudillo también impuso una ideología reaccionaria y excluyente. Asimismo, Alfaro consolidó en la Constitución liberal de 1906 garantías y libertades ciudadanas que fueron conculcadas por el mismo gobierno.
La historia no ha cambiado pues en el caso del gobierno de Rafael Correa también se han dado grandes progresos (en obras civiles, en el campo de la salud y la educación se han dado grandes e importantísimos pasos) que han podido entenderse por el gran poder que tiene el Presidente, pero también su gran influencia en el resto de funciones estatales ha provocado que desde sus enlaces sabatinos ordene la destitución de jueces, el encarcelamiento de “criminales con antecedentes” y de acuerdo al informe anual sobre la situación de los derechos humanos elaborado por la Universidad Andina, este gobierno en este último tiempo ha enjuiciado por sabotaje y terrorismo a 204 líderes defensores de derechos humanos y de la naturaleza.
En consecuencia, mientras no se democratice la toma de decisiones y las personas que vivimos en nuestro país no tengamos espacios para opinar, la gran lista de derechos constitucionales no se hará efectiva. No necesitamos caudillos sino personas que manden obedeciendo.

rg dijo...

chalo, el tema con la centralizacion es que te dispara para cualquier lado, y sobre todo para algunos no deseables (dadas las dinamicas logicas de la acumulacion) ademas de ser insultante desde el punto de vista de la igualdad democratica

Anónimo dijo...

Como yo lo veo, de los dos siguientes escenarios:
a) Gobierno hiper-presidencialista con facultades discrecionales de decisión (poder de veto, DNUs, etc.)
b) Gobierno presidencialista con facultades acotadas y control por parte de los otros poderes y de la ciudadanía,
ninguno te garantiza un mayor igualitarismo ni el combate sin cuartel a las corporaciones que se oponen a la equiparación efectiva de derechos. Ejemplos hay de toda clase y la ciencia política siempre está teñida de ideología.
Sin embargo, dicho esto, yo me inclino sin dudarlo por el segundo escenario. Y la razón, por supuesto, no tiene nada que ver con que él resulte más compatible con el igualitarismo. La razón tiene que ver con que sólo en un escenario así aquéllos que ya somos capaces de hacer valer nuestros derechos (por capacidad económica y formación) logramos ejercitarlos plenamente.
El verticalismo que se desprende de posturas como la que parece defender Etchemendy puede ser necesario en muchos casos para derrotar a ciertos sectores concentrados de poder. Ahora, si ese verticalismo implica, por ejemplo, una negativa constante del gobierno a revelar información pública que debería ser de libre acceso para todos, yo no veo en ello ninguna virtud ni razón alguna que se vincule al fin que Etchemendy aduce. En otras palabras, creo que una vez que se devela el tipo de verticalismo del cual estamos hablando (teñido de improvisación -por el carácter inconsulto de los actos de gobierno-, ocultación, obediencia ciega, patoterismo, amenaza -a jueces y periodistas-, difamación -a opositores-, etc.), las virtudes que alguien pueda haber detectado en el mismo caen por su propio peso. El problema no necesariamente es el verticalismo de un gobierno, que puede ser democrático y hasta igualitarista. El problema es, más bien, cierto tipo de verticalismo, aquél que está reñido con algunos de los valores mejor consagrados en la historia de la humanidad.
El Imparcial del Norte

Anónimo dijo...

RG:

1. Si la oposición al presidencialismo no es por el parlamentarismo. ¿Qué es? Todos queremos más democracia, participación, etc. Pero en concreto ¿qué instituciones? Decir "la democracia escandinava" no me alcanza para entender. ¿Podrías describir brevemente en qué consiste y cuál es su base económica?

2. ¿Un marxista no debería buscar las causas de las instituciones en relaciones de producción y la lucha de clases, y no como los idealistas en formulaciones doctrinarias?

3. En Argentina hoy. Si, como creo, la clave para entender nuestro país hoy es cómo se aprovechan, desarrollan o depredan los recursos naturales, ante la reaccionaria reforma del 94 con la provincialización del dominio originario y la disminusión de la representación en el congreso de las masas del conurbano, ¿la figura presidencial no sirve como contrapeso de expresión de los intereses nacionales? YPF expropiada es un buen ejemplo.

Tito

fahirsch dijo...

El único presidente norteamericano que se presentó a más de dos elecciones fue Roosevelt, que violó un tradición inaugurada por Washington de máximo dos períodos. Y después se reformó la constitución para impedirlo en el futuro.
Más que presidencialismo fuerte (y su correlato de gobernadores e intendentes) me parece que el problema es de representantes (legisladores, concejales) poco dispuestos a actuar en forma independiente de lo que diga el mandamás de turno del partido gobernante (sea a nivel nacional, provincial o municipal). Y me parece que es consecuencia del sistema de listas. Me pregunto si el sistema de representación uninominal por circunscripciones no sería una solución (soy consciente de que probablemente llevaría a la drástica subrepresentación de las minorías) llevando a los cuerpos colegiados a personas menos dependientes de los ápices de las pirámides de poder.
Es una constante que quienes llegan al tope no quieran irse. Lo bueno del sistema original de la constitución era que dificultaba mucho la reelección

Anónimo dijo...

Si vamos a hacer afirmaciones contexto-dependientes, lo mismo es aplicable a la descentralización. Más allaá de sus brillantes textos, Jefferson y muchos otros sureños la veían como una forma de reproducir el esclavismo y desigualdades terribles. Realmente, no hay base empírica ni teórica para tu punto.

Pido por favor a Roberto y otros comentaristas que no tomen esto como una defensa del gobierno, porque no lo es. Realmente, me preocupa que se saquen las conclusiones equivocadas de este ciclo. Corrupción, administrar mal YPF, alianzas espúreas y represión son resultados indeseables en cualquier contexto. No seamos simplistas de atribuírselas al presidencialismo.

De hecho, hay muchos problemas en el presidencialismo. Pero su carácter no democráticos es un invento.

Luis

Andrea dijo...

Off topic:

Hoy aca en Paris, que mensaje magnifico Francois Hollande nos regalo a todos!: inmediatamente terminada la ceremonia de asuncion rindio un homenaje a Jules Ferry, padre de la escuela laica, gratuita y obligatoria, para luego dirigirse al Instituto Curie, centro de investigacion fisico-quimica y biologica, donde rindio un sentido homenaje a Marie Curie, inmigrante y fisica. Fue muy fuerte para todos nosotros que a solo escasos minutos de asumir el presidente haya visitado nuestro centro de investigacion y estrechado la mano de cientificos e investigadores... Presidente Hollande, el mensaje quedo claro: la educacion y la investigacion cientifica, los pilares mas importantes del progreso de una nacion, seran su prioridad... como no podria ser de otra forma en un pais socialista como Francia lo es hoy en dia! Toda la mejor de las suertes para Hollande, para el hermoso y esperanzado pueblo frances que hoy me permitio compartir la maravillosa experiencia de ver llegar al gobierno a un presidente socialista despues de tantos tantos anios...

El Bosnio dijo...

RG, yo creí que la discusión era efectivamente presidencialismo Vs parlamentarismo.
Si vos estabas dando la discusión entre presidencialismo sin controles y uno con controles, creo que muchos comentaristas corregiríamos nuestras opiniones. No creo que levante pasiones porque nadie dudaría en aceptar controles, auditorias, una justicia con poder de juzgar actores de gobierno, etc...

Controles de legalidad y cumplimiento de las obligaciones de funcionario publico. No co-gobiernos. Si ese era tu argumento, suscribo a cualquier control, mas alla de si nuestra constitución estructure un fuerte presidencialismo o un parlamentarismo extremo.

Sin controles, 200 parlamentaristas se transformarian rapidamente en una mafia. Lo vimos con el viejo consejo deliberante.

Para mi, la discusión interesante es la otra. Las ventajas y desventajas de un fuerte presidencialismo. Aceptando que cualquier régimen puede realizar las acciones mas virtuosas o mas malignas. Hablamos solo de cual modelo ayuda mas a cuales.