En artículos como “Human Rights as a Neutral Concern,”
o “Rights, goals and fairness”, el notable Thomas Scanlon (de los pocos
gigantes que quedan luego de la muerte de Dworkin), hace una aproximación
inusual e interesante a la idea de derechos. Digo que su propuesta es atractiva
porque la mayoría de los doctrinarios que escriben sobre los derechos lo hacen
asumiendo alguna versión, siempre problemática, de los derechos “naturales,” de
tipo lockeana, en donde los derechos quedan un poco a la merced de los
iluminados.
Dice Scanlon, en cambio, que los derechos deben verse
como respuestas a amenazas específicas y particularmente graves. Los derechos tendrían
sentido a partir de “generalizaciones empíricas” acerca de determinados hechos
que tememos que ocurran. Dice Scanlon:
“La existencia de un derecho moral de un cierto tipo
se apoya habitualmente en algo así:
i)
Una
afirmación empírica acerca de cómo es que se comportarían los individuos o las
instituciones en ausencia de una asignación particular de derechos…
ii)
Una
afirmación conforme a la cual tal resultado sería inaceptable…a partir de
consideraciones diversas, incluyendo consideraciones sobre equidad e igualdad.
iii)
Una
afirmación empírica adicional, acerca de la manera en que una tal asignación de
derechos produciría un resultado diferente.”
La idea sería la de relacionar a los derechos con la prevención
de ciertas consecuencias desastrosas, pensar a los derechos como un modo de “evitar
males muy graves”.