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La peor forma de encarar la discusión sobre un caso dramático como el que se desata cuando alguien -en este caso un médico- dispara y mata a quien lo agrede es dividir el campo otra vez en dos, para trenzarnos inmediatamente luego en una disputa deportiva acerca de "quién es la verdadera víctima". No estamos aquí frente a un evento deportivo, y hablamos de agresión y muerte, por lo que necesitamos aproximarnos a la cuestión con cuidado y respeto hacia todos los involucrados, incluyendo a muchos que han sufrido en carne propia el dolor de un desgarramiento violento. En este marco, y a raíz del evento recientemente ocurrido de "justicia por mano propia", quisiera hacer algunas breves reflexiones sobre el papel del Estado, sobre quienes hacen justicia por las suyas y sobre quienes terminan "ajusticiados" en tales actos.
La actuación de los representantes del Estado, en el caso bajo análisis, no fue buena. De hecho, algunos representantes del poder público -incluyendo a la ministra de Seguridad- salieron prontamente a tomar partido, con sus declaraciones, por una de las partes ("el victimario es en realidad la víctima"), pasando de ese modo a jugar el juego presto de la polarización y el juicio sumario y sin pruebas. Esto, cuando lo que debe exigirse siempre a las autoridades públicas (políticas o judiciales) es exactamente la conducta contraria. No sólo por el deber de "parar la pelota" que tiene el Estado frente a hechos que conmocionan a todos, sino también en razón de la magnitud del fracaso estatal que casos como el que aquí se comenta dejan en evidencia.
Desde hace años (y no, por cierto, desde hace ocho meses) el Estado se ha convertido en responsable de una multiplicidad de agravios que inflige sobre la sociedad cotidianamente. Fracaso en su incapacidad de asegurar una calma paz para todos, en los asuntos diarios del vivir. Fracaso en su incapacidad de garantizar a todos, igualitariamente, los derechos sociales y económicos que constitucionalmente, una y otra vez, se ha obligado a hacer efectivos. Fracaso en su incapacidad para hacer posible que todos, y aun sus miembros más desleales, tengan acceso a un juicio justo en el que puedan dar cuenta frente a todos de las faltas que han cometido. Entonces, antes que apresurarse a hablar y señalar las culpas de los otros, el Estado debería llamarse a prudencia, señalarse a sí mismo y pedirnos disculpas públicas por las faltas que reiteradamente viene cometiendo contra todos nosotros.
Agrego ahora un breve comentario sobre los presuntos "delincuentes" que son ajusticiados en casos como el que aquí se comenta. La imagen de alguien que "saliendo a robar" termina siendo víctima de quien podía ser objeto de su delito representa una escena cada vez más común de nuestra tragedia moderna. La discusión que requiere el tema es muy delicada y por eso mismo no merece quedar en manos de quienes inventan a su enemigo de paja para salir victoriosos en una disputa que han definido de antemano.
Resulta ridículo, en este contexto, centrar la discusión en los "pseudoprogresistas" y "garantistas" que asumirían que todo delito, aun el más grave, está justificado por alguna cuestión de "vulnerabilidad social". No tiene sentido discutir en esos términos. Nadie en su sano juicio puede hacer hoy afirmaciones semejantes. Nadie puede sostener y nadie sensatamente sostiene que la pobreza justifica cualquier violencia. Hace más de 60 años que la doctrina dejó de lado la idea de que "la pobreza hace que el pobre no sea responsable por sus delitos" (me refiero, en especial, a la doctrina del rotten social background, que pusiera en debate el gran jurista latino Richard Delgado). Esa noción se dejó de lado por una razón simple: asumimos que cualquier adulto en sus cabales, pobre, rico o de clase media, tiene derecho a votar o a participar de la vida cívica activamente, porque lo reconocemos como responsable de sus actos. Y así como vota porque es responsable, es responsable cuando comete un crimen. Otra cosa es decir lo que la doctrina, conservadora, progresista o plana, ha reconocido siempre y esto es que existen, en casos concretos, causales de exculpación, justificación o atenuación frente a ciertos crímenes. Negarse a ver esto también implica ponerse anteojeras ideológicas y retroceder cientos de años en nuestra reflexión penal.
Sobre la situación de los "justicieros" del caso podría agregarse entonces lo siguiente: del mismo modo en que no tiene sentido pensar que quienes cometen delitos son personas inimputables en razón de la pobreza o injusticia social que padecen, tampoco se justifica dispensar de su crimen a los eventuales "justicieros", por considerarlos "pobres víctimas" en razón de la situación de inseguridad en la que viven.
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Quien hace justicia por mano propia se arroga una autoridad que no tiene y que no le corresponde; reemplaza al Estado, haciendo imposible que éste lleve adelante un juicio justo, e impide que podamos llamar frente a nosotros a quien ha cometido una falta grave, para exigirle que rinda cuentas por lo que nos ha hecho a todos. Por supuesto -podrá decir alguien-, si el Estado no ocupa el lugar que le corresponde, ¿qué puede hacer la "pobre víctima" de un delito frente al delincuente? ¿Esperar años a que el Estado reaccione, mientras "nos siguen matando"?
La idea se entiende y la angustia se comprende. Pero lo que aquí nos interesa es otra cosa, esto es, hablar de la justificación o no de un cierto acto. Y lo cierto es que no corresponde justificar la "justicia por mano propia" a partir de la indebida ausencia del Estado en materia de seguridad, como no pueden justificarse la delincuencia y el crimen a partir de la indebida ausencia del Estado en materia social. En todo caso, así como tiene sentido pensar si eventualmente existen causas de justificación, exculpación o atenuación en torno a lo hecho por quien delinquió, tiene sentido pensar si el "justiciero" del caso puede ser exculpado o no, en un caso concreto, por haber actuado en una situación de "legítima defensa".
Si pueden servir para algo, entonces, estas líneas, que ellas sirvan para contener la banalización de una discusión que es trágica y en la que muchos nos incitan a pensar como si tratara de un juego de héroes y villanos.
Sociólogo y abogado; su último libro es Castigar al prójimo
10 comentarios:
este caso es terrible porque se demuestra el desprecio que tiene la jusiticia argentina sobre la propiedad privada , parece ser que el mensaje que se quiere dar es dajarse robar como si los frutos de alguien no valiese nada , hace falta una reforma urgente de las normas y de la gente tambien porque no puede ser que desde el mismo sistema de aliente a que los ciudadanos se dejen quitar sus frutos (que bueno no seria el primer caso ya hay fallos famosos de la corte que convalido el robo a los depositos una y otra vez)
Excelente. Hay espacio para todo. Para el sociologo, que haga sus criticas al sistema penal como mejor le parezca, y para el penalista que haga el examen de causas de justificacion.
Si se quieren mezclar las cosas también esta bien.
En ese caso, sin embargo, el que quiera hacer algo de alquimia, deberia hacerse cargo del oportunismo, y de poner limites, y ser responsable, frente situaciones injustificables, como las que destacas (pseudogarantistas, pseudoprogresistas, pseudosociologos, pseudopenalistas, oportunismo politico, populismo penal, -es decir, hacer carrera a costa de un pobre, o de un muerto, de la marihuana, exhaltar actos de caridad o de generosidad y tirar pirotecnia, para presentarse como el salvador, el humanitario, pero hacerse el tonto frente a violaciones realmente graves a DDHH de parte de sus amiguitos-).
M.
Es muy gracioso que cada vez que Roberto publica una nota sobre el tema, al lado le ponen a Diana Cohen Agrest para evitar que buena parte del público facho que lee el diario salga espantada.
Como les molesta a algunos las opiniones de Cohen Agrest, será porque es una mina inteligente que como se acercó al Derecho de grande y desde otra formación puede "ver" algunos disparates a los que se llegó por cierto pseudo cientificismo aplicado al derecho? Mas allá de que no comparta alguna de sus posturas me parece interesante escucharla, no es el discurso de la mano dura salvaje, así como el de Roberto no es el del garantismo bobo e irresponsable, aunque estén en veredas opuestas las dos son válidas para el debate.
Excelente aporte al debate, Roberto. Me gustaría, igualmente, agregar que más allá de que la mencionada teoría según la cual "la pobreza hace que el pobre no sea responsable por sus delitos" sigue siendo un reflejo de una realidad visible que en este tipo de casos no habría que olvidar(más allá de las posturas doctrinarias existentes). En relación con lo que planteaba usted, la actuación de las autoridades estatales (agrego yo: entre otras personas con amplia influencia) inevitablemente van gestando una amplia postura social homogénea que, en mi opinión, es un tanto alejada de la ostensible realidad. Por lo cual se llega a justificar cualquier barbaridad como lo es la justicia por mano propia. Hoy día, dada la masiva difusión de los medios de comunicación, lamentablemente, por este tipo de cuestiones se sigue formando una opinión desfavorable contra los sectores más vulnerables de la sociedad, generando mayor segregación contra los mismos de siempre, los "chivos expiatorios" siendo que en realidad se debería apuntar hacia otro lado. Saludos cordiales.
APB
No Roberto, no. El médico no hizo otra cosa que laburar toda su vida. El chorro sale de caño a robar y sabe el riesgo que corre. Es parte del peligro normal al que se expone haciendo esa actividad. Punto.
Siempre inventando la polvora en arg. en todos los ambitos. con lo ridiculo y dispendioso que es. Digamos que en un pais normal a esto le caben dos posibilidades. O es justicia por mano propia, que es ilegal y esta penado o es legitima defensa y ahi cambia. entonces son las pericias las que deben determinar que es. es tan complicado?
Sí, es tan complicado; porque el ariculo 34 del CP estipula "defensa propia" y "racionalidad del medio empleado", expresiones que asumen de las más diversas interpretaciones... En qué te podría ayudar un perito al respecto es algo que no comprendo
DS. supongo que las pericias balisticas, cientificas, etc podrian determinar la intencion, si era matar o defenderse. no se nada del art. citado pero determinar si actuo en defensa propia o no, no debe ser tan complicado.
El perito debera examinar la relacion de causalidad entre un determinado tipo de conducta y un resultado. En eso te puede ayudar, lo mismo que un médico dictaminando sobre una enfermedad, etc. en función de ello el juez se puede representar con mayor precision lo que sucedio, y deberá dictaminar según esos fundamentos. En eso te puede ayudar el perito.
Si, todo lo demás, lamentable discurso de pelea de clases, y todo ese tipo de cuestiones muy interesantes, y ya nada nuevas, deberian discutirse en el ambito que quieran con fundamentos y con respeto frente a la tragedia.
Sin embargo, muchas veces no veo diferencia entre un periodista diciendo boludeces, y a un sociologo o a un abogado, opinando en la television o escribiendo en un periodico.
No veo diferencia, porque me parecen pura guitarreada, y que a ellos tampoco les importa, más alla de su rédito personal (por ejemplo, lograr hacerse conocidos, u obtener alguna que otra miel miserable, producto de esa tragedia).
Seria bueno apegarse a la idea, si no sabe, no hable, y, por favor, no se olvide de que en eso de sacar ventajas de una miseria, Ud tambien es partícipe.
Como penalista estoy harto de escuchar la pena es tragedia, dolor, (correcto) y los presos son todos pobres victimas, y no se que, son todos pseudo-humanistas, cuando en realidad es puro amarillismo, como eso de ayudar a un pobre, y difundirlo por todos los medios posibles para presentarse como un héroe, humilde, hacer carrera con eso, y obtener redito personal de todo eso.
Pero de los pobres, del dolor, etc.etc. ni hablar, cuando luego vivis en puerto madero.
Guitarra, guitarra, y carancheo "de elite" que a la corta paga bien.
si no sabe, no hable; eso es mas honesto.
M.
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