Ayer, después de unos dos años, volví a tomar un avión, de Aerolíneas Argentinas. Luego del discurso del distanciamiento que nos hicieron en el Aeropuerto, subimos al avión. Nos encontramos con que:
1) La promesa de separar más las butacas, dentro del avión, por supuesto que no se había cumplido
2) La idea de dejar asientos (o, directamente, filas!) libres, entre pasajero y pasajero (o hileras de asientos libres) no se realizaba tampoco: todos amontonados, como en los viejos tiempos, sin espacio libre alguno, sin prevención alguna
3) Ninguna atención o supervisión sobre el uso de mascarillas, dentro del avión
4) Llegada a Aeroparque. Me imagino, obviamente, el uso de "mangas", dentro de un Aeropuerto fundamentalmente sin movimiento, con un 10 por ciento de los aviones de un día "normal". No, en absoluto: traslado desde el avión al edificio a través de autobuses, en donde somos "apiñados" como pocas veces lo he visto: unos encima de otros, a la fuerza.
Discuto con la gente de Aerolíneas, que atribuyen toda responsabilidad al personal de "Aeropuertos A200", aunque reconocen que "sí, hay problemas".
Los pasajeros no dan crédito de lo que viven, amontonados unos sobre otros en autobuses repletos, desbordantes de gente.
Finalmente, lo de siempre: discurso hueco, realidad para el lado contrario. La marca de una etapa: irresponsabilidad, chapucería y mentira.
1 comentario:
Hola Roberto, qué pensas de la medida de no permitir a la gente que viajó que ingrese al país? No es una grave violación de derechos?
Publicar un comentario