El seminario de la muerte: Los maestros

Intro

Cuento una historia, y de paso hago un poco de terapia, porque quedé en estado de shock emocional. Recién salgo del seminario que organiza periódicamente Adam Przeworski en su casa, o en la de John Ferejohn. Esta vez era en lo de Ferejohn. Me tocaba exponer a mí (había hecho otra presentación el año pasado). Al seminario van tantos pesos pesados que da pánico: Przeworski, Jon Elster, Sthepen Holmes, Bernard Manin, John Ferejhon, Steven Lukes, Avishai Margalit, Pasquale Pasquino, la argentina Raquél Fernández, y hoy venía la muy interesante Gillian Hadfield, a quien no conocía. Se reúnen hace como 20 años, regularmente (aunque el grupo ha ido cambiando), lo que les ayuda a mantener un nivel de entrenamiento alucinante.

Mi trabajo

Mi trabajo era sobre Criminal Justice, Social Justice, un escrito nuevo sobre un tema viejo en mí, bah, un tema sobre el que vengo escribiendo hace un tiempo. No estaba muy conforme con mi escrito (le pongo 5 sobre 10), aunque sé que tiene buenas ideas, y está apoyado en buenas lecturas. Trata sobre la presunción de invalidez que deben tener las leyes creadas en situaciones de extrema pobreza. Tesis radical y dura de defender, pero esto me lo banco, es lo que quiero decir: el derecho pierde autoridad cuando no es creado en ciertas condiciones de igualdad básicas.

El seminario empieza

Vamos al seminario. El año pasado, porque el grupo estaba raleado, la discusión fue más relajada y corta. Este año estaban casi todos. Uno llega, ellos están charlando distendidamente, te piden que te sientes en el "sillón caliente," contra la pared, y te rodean sentados en dos sofás y algunas sillas. Pasquino (que con Ferejohn, se ocupan de la cocina) iba y venía mientras cortaba cebollas, Adam aplaude, llama a todos a sentarse, se sientan.

Conocía a casi todos, pero no había interactuado con todos. Roemer, por caso, que es profesor de matemáticas, me causa terror. Al tipo le decís "me llamo Roberto," y él te mira cruzado, con cara de gángster, y te pregunta con voz de ultratumba: "Why?" Y después, pongamos, yo digo: "Dos más dos son cuatro." Y él: "Estás seguro?" Todo así! Nooo, está todo mal! Me quería matar.

Como el año pasado me habían impedido hacer introducción, para esta vez no había preparado una, pero me la piden. Hago un breve intento y me veo mal, así que me pego un gran susto. Avanzo dos minutos, Adam me para para hacerme su pregunta. Ahí, asustado, recapitulo, tomo fuerzas, y empiezo a remontar. Creo que el mal paso inicial me hizo bien, porque desde ahí empecé a rechazar preguntas, y a devolver pelotas con cierta contundencia. No digo que persuadí a alguno, sino que detuve dignamente varios tiros de gol.

Las preguntas

El tiroteo duró más o menos una hora. Salí bastante bien en las preguntas, creo. Holmes, que cada día está más interesado en la política y la real politik, siempre me mira de modo escéptico, pero esta vez al menos me dijo que el tema era fascinante (igual era escéptico sobre mis planteos). Margalit me tiró desde boleadoras hasta avioncitos de papel, creo que era de los que más entendían del tema. El favorecía una excusa por "economic coercion" para los pobres-criminales, pero yo le decía que no me interesaba explorar ese camino. Roemer, dentro de todo, no me tiró napalm en la cara, que era lo que yo esperaba. Insistía, sin embargo, en que no tenía que hablar de exclusión social sino de exclusión política, y a cada rato me pedía precisiones, que más o menos le respondía. Pasquino volvía a su tema de siempre: que para todo basta con una Corte Constitucional. Hadfield estaba super afilada, piola, inteligente, bonita, creo que fue la que hizo las preguntas más pertinentes, sobre la idea de presunción que usaba. Fernández me hablaba sobre las generaciones futuras, pero le rechacé la pertinencia de la pregunta, creo que con razón. Manin, el más callado de todos, me preguntó alguna cosa sobre los modos de la respuesta judicial. Pero se veía que entendía bien de qué iba el proyecto. Adam, por alguna razón, estaba en tono protector. Tenerlo a Adam de tu lado es como para los boxeadores tenerlo a don King de su lado. Sabés que si él está con vos, tenés media pelea ganada. Gracias Adam!!!!!!

La Comida

Bueno, pasó un buen rato. En ningún momento quedé pagando, y dije alguna cosa que a varios hizo retroceder (pongamos, por qué tengo que tener yo la carga de la prueba cuando se ejerce coerción en estas condiciones? La carga del esfuerzo intelectual tiene que estar del otro lado). Los tipos se van empezando a levantar de a poco, Pasquino llama a la mesa. Había cocinado un risotto de entrada, después algo así como una merluza al horno con espárragos. Había vino increíble a discreción, que Adam me servía y me servía. De postre, habían traído tres cajas de bombones de chocolate, que comí desesperadamente.

Momento increíble

Como en cada sesión (aunque yo no lo había visto nunca), en un momento, Manin desaparece, y luego reaparece con (esto es increíble) un queso gigante, de plástico, como sombrero (!!!!). En la mano lleva una bandeja de quesos que él compra cada vez, la deposita en la mesa, y -con el sombrero puesto- empieza a contar uno a uno qué quesos compró, de qué región vienen, qué cualidades tienen. Increíble.

Finale

La conversación en la mesa giró mucho en torno a Obama. Holmes, vía Sunstein y otros amigos, tenía bastante información "de adentro," y estaba extremadamente alineado con el nuevo presidente. También se habló de la provincia de San Luis (!! Adam acababa de llegar de ahí!), de la política de Israel, y de la continuación del seminario en Francia, adonde se van muchos de los miembros del grupo.

Al rato nos empezamos a levantar. Yo estaba -estoy- todavía con la piel de gallina por la tensión, así que me fui hasta NYU, me senté a respirar un poco, y de ahí fui a tomarme un helado a "Il Arte del Gelato," que es de unos sicilianos un poco mafiosos. Estaba el dueño, así que hablamos medio en siciliano, sobre los helados de él y los de mi padre. Creo que me fui sin pagar, pero nos despedimos muy afectuosamente. El helado, 6 puntos, bien