28 may 2010

Abuso sexual en General Villegas



Hoy publiqué, en la Revista Ñ de Clarín, una versión de esta nota sobre el terrible suceso de General Villegas, donde una niña fue abusada por tres adultos, y luego parte de la comunidad marchó en defensa de estos. Ahí va:


Son muchos los puntos de vista que merecen atención, en esta historia de General Villegas, aunque no sea posible examinarlos a todos. Encontramos, primero, la mirada de ella, la niña abusada por tres mayores de edad, y luego por parte de la sociedad civil. También está la perspectiva de los imputados del caso: los que se consideran a sí mismos como irreprochables ciudadanos atravesando una mala hora. Y tenemos luego, al menos, otras dos miradas, que son aquellas sobre las cuales quisiera concentrarme a continuación. Por un lado, la propia de los vecinos que marchan, que han marchado, reivindicando el ofendido honor de los que han abusado. Por otro lado, el punto de vista que nos resulta más cercano, relacionado con los que se indignan –con quienes nos indignamos- ante la violación del caso y, tanto o más todavía, frente a quienes en los hechos se manifiestan representando el lado de la violación.

Cuando uno advierte la fortaleza de la actitud que se expresa en ambos costados (la decisión de marchar, la indignación que la marcha genera, las convicciones que se esgrimen, la afirmación drástica de algunos reclamos), es difícil no preguntarse, entre otras cosas, qué es lo que niegan esas afirmaciones, qué es lo que vienen a desplazar, en esa pelea por ganar el sentido de la discusión. Se trata de dos relatos que pelean por ocupar el mismo espacio, dos narrativas morales que se reconocen contradictorias y en disputa. Quisiera detenerme un poco en cada una de ellas.

En primer lugar, me referiría al que resulta, tal vez, el lado menos conflictivo, seguramente menos polémico y más cercano. Me refiero al lado de los indignados frente a los que marchan, en respaldo de quienes han abusado. Somos mayoría –estimo, espero- los que frente a los abusos del caso nos incorporamos, indignados, y señalamos; y nos asombramos frente a los excesos cometidos por otros; y los repudiamos. Sin duda que hay buenos motivios y buenas razones para reaccionar como lo hacemos, pero conviene también preguntarnos, a la vez, por aquello que a través de la indignación desatendemos o negamos.

Tal vez lo primero que se pueda decir es que el señalamiento acusatorio del otro, de modo habitual, se acompaña con la pretensión de depositar en lo ajeno responsabilidades que nunca son simplemente ajenas. Para empezar por un lado posible: nuestra sociedad, como tantas otras, se encuentra hiper-sexualizada, pero en este terreno también, como en tantos otros, hay quienes obtienen réditos y quienes sistemáticamente se perjudican, de modos no justificados. Aquí, como en otras esferas, nos encontramos con quienes concentran el poder, quienes se aprovechan de las ventajas que los favorecen, y quienes sobre todo padecen aquellas aparentes ventajas de las que gozan los demás. El placer puede encontrarse en todos lados, sí, pero también hay demasiadas asimetrías, asimetrías injustificadas y extraordinarias, que implican muchas veces la imposición de los propios deseos y la explotación de los demás. Y es importante que nos preguntemos, cuando reaccionamos indignados frente a los abusos de los otros, cuando depositamos en el “afuera” las responsabilidades sobre el escándalo de la sexualidad, qué lugar ocupamos en la preservación, consolidación y robustecimiento de esas asimetrías, cómo nos comportamos con ellas. Nada de esto, por supuesto, disminuye un ápice la responsabilidad de aquellos a quienes hoy señalamos. Simplemente es que necesitamos no perder de vista las demás preguntas, las que nos conciernen de modo más directo, las que tienen que ver con los modos en que reaccionamos frente a la cotidianedidad de acciones, imágenes, y representaciones de la violencia y el abuso sexual. No sea cosa que el escándalo sirva para normalizar los otros abusos: las diversas variantes de la violencia sexual, la representación de cuerpos como recipientes que están allí para ser fundamentalmente arrasados (“es lo que realmente quieren,” “para eso están”). Los abusos extremos, inaceptables, conmovedores, de hoy; los excesos que siempre son los cometidos “por ellos”; el horror que hoy depositamos en los demás, no sólo se alimenta de, sino que además ayuda a sostener y naturalizar, una injusticia que también es sexual; una situación de la que es fácil tomar ventajas; una inequidad que invita a abusar. Distinta es la pregunta sobre cómo actuar, sobre qué hacer frente a tales violencias, sobre los modos en que el derecho debe reaccionar, en estos casos, pero lo que es seguro es que el respeto sexual, el goce sin la explotación del otro, no puede convivir pacíficamente con la actual, feliz, celebrada y expandida naturalización del discurso del dominio y la agresión sexual.

El punto de vista más complicado parece ser, de todos modos, el otro, el de los que marcharon ayer o marcharían mañana, del lado del agravio sexual. Porque silenciosamente, apenas un paso más allá de las razones públicas que pueden darse para -por caso- negar la responsabilidad de los imputados, hay un peculiar estado de cosas que dichas manifestaciones afirman. Las manifestaciones ocurridas no sólo vienen a invertir responsabilidades, sino a hablarnos sobre los modos en que, dentro de una peculiar comunidad se distribuyen las ventajas del poder y la libertad sexual. Las marchas en defensa de los imputados otorgan peso, en los hechos, a una determinada forma de organización social que reparte beneficios y cargas, placer y sufrimiento, en la pareja y en el sexo, de modo injustificado. No se trata entonces, hoy, de señalar con el dedo un acto que atenta contra los valores religiosos o morales de tal o cual, sino llamar la atención sobre el modo en que, negando la responsabilidad de una conducta grave, o desconociendo la gravedad de un hecho serio, que tiene responsables, se afirma también un entramado social que distribuye ventajas y poder social y sexual de un modo injusto e injustificado.

Es este parámetro, vinculado con la igualdad, el igual respeto, la empatía hacia el otro, el que quisiera tomar en cuenta para pensar sobre esta situación y, en todo caso, para evaluarla. Este parámetro se encuentra tan notoriamente ausente en este caso, que su ausencia clama a gritos y nos exige preguntarnos por las razones de dicha falta. El citado estándard, por lo demás, puede ayudarnos a dejar de lado otras claves interpretativas, menos universales o menos compartidas (y que suelen ganar espacio en situaciones como la que aquí observamos), tales como la religión, el puritanismo, la moralina, o el simple machismo.

El intento de adoptar el punto de vista de la igualdad, el esfuerzo por la empatía, nos invita a preguntarnos, en primer lugar, qué razones públicas pueden invocar en su beneficio quienes se han manifestado en favor de los que hoy se encuentran imputados por abuso sexual. Y lo cierto es que al menos parte de los reclamos hechos públicos por quienes marcharon en defensa de los acusados, pueden traducirse en consignas marcadas por el ideal de la igualdad y el respeto igual. Así, algunos pueden decir, sin duda desde la buena fe, que han marchado o lo harían por razones como las siguientes: porque –digamos- Juan, Pedro y José son buenas personas; porque se cometen injusticias con inocentes todos los días; porque tenemos demasiados casos de víctimas que son victimarios, de supuestos inocentes que son culpables; porque en nombre de las buenas causas se propician agravios prontos contra todo un pueblo; porque errores cometemos todos; porque no querríamos que se incurra en injusticias con nosotros también; porque necesitamos creer en aquellos a los que sentimos más cerca; porque estamos cansados de que se beneficien aquellos en quienes no tenemos razones para confiar; porque cualquier parte la sociedad siempre está demasiado lista para condenar a cualquier otra parte de esa misma sociedad, a la primera oportunidad. Todos estos reclamos encuentran un punto de apoyo genuino en el ideal de igualdad: se reprochan injusticias en la distribución de responsabilidades; tratos inequitativos, demasiado atentos frente a las faltas de unos, a la vez que ciegos frente a las faltas de los demás.

Todo ello puede ser cierto, pero no debiera forzar, tampoco, una asimetría de tono contrario, tal como algunos de los que se manifestaron parecen decididos a hacer. Se advierten aquí, en efecto, muchas otras desigualdades injustificadas, muchas otras situaciones que evidencian una descomunal inequidad, una notable ausencia de empatía y cuidado hacia los demás. Me refiero a los mecanismos que, cotidianamente, en Villegas como en tantos otros poblados, reparten autoridad tanto como libertad sexual de un modo abiertamente desigual. Me refiero a la desigualdad que se advierte, en cualquier rincón de nuestra sociedad, entre varones y mujeres, entre maridos y esposas, entre adultos y menores, entre personas con recursos y personas que atraviesan situaciones de estrechez económica. Hechos como el de General Villegas nos refieren a un caso más –importantísimo pero uno más- entre tantos otros en donde los varones se arrogan derechos que niegan a las mujeres; en donde los maridos se toman libertades que no reconocerían jamás, a sus esposas; en donde los mayores se autorizan a tomar provecho de los errores o debilidades de los menores de edad, sin pensar en el significado y las consecuencias de sus actos; y en donde los más acomodados afirman cotidianamente su acceso a bienes, placeres o aún, a la consideración de los órganos públicos, de un modo muy diferente que el queda reservado para los más desaventajados de la sociedad.

Un buen test de imparcialidad y empatía, en casos como el que nos ocupa, consistiría en darle a los imputados sólo y exactamente el mismo trato que ellos dispensarían a sus propias parejas o esposas, al encontrarlas en una situación semejante a la que hoy se les imputa a ellos; o el de asegurarles exactamente el mismo tipo de reproche (tal vez ninguno?) que ellos darían a otros adultos, que tomaran ventajas indebidas sobre los hijos de ellos. Con qué lenguaje se referirían, entonces, a sus mujeres? Qué términos reservarían para las eventuales acusadas? Qué piedad manifestarían hacia ellas? Y qué reacciones tendrían, de encontrarse frente a aquellos adultos que se aprovechasen de las debilidades o faltas de esos hijos de ellos? Apelarían a la suficiencia y a la minimización de lo ocurrido, como hoy lo hacen? Sostendrían, como ahora, que “no hay que escandalizarse tanto, que se trata de actos que los demás también hacen”? Resguardarían el actuar de los adultos diciendo –como hoy nos dicen- que no hay que ser hipócritas, que los menores han consentido? Tal vez sean mis propios prejuicios, pero estimo que las respuestas del caso no serían éstas, sino otras radicalmente diferentes, lo cual nos lleva a pensar en el valor y la necesidad de apostar a un derecho independiente de estas reacciones primeras; en la injusticia y falta de empatía con que hoy reaccionan una mayoría de los que toman partido por los acusados; en la frágil consistencia y sinceridad de algunas de las afirmaciones que –desde allí- se hacen hoy día; y a la vez, en la fuerza e influencia de que hoy gozan situaciones de pura y simple, brutal desigualdad sexual.

En el caso que hoy examinamos, la ausencia de empatía, la falta de compromiso hacia el otro llegó a su punto más alto en el tratamiento que los abusadores, la prensa y el vecindario reservaron para la menor abusada. Nos encontramos, entonces, con actitudes que van desde el intento por convertir a la abusada en principal acusada, instigadora de su propio abuso; hasta otros destinados a des-humanizarla, en una disposición que frecuentemente ha aparecido, en el país, para justificar las más graves violaciones de derechos: el otro ha cometido una falta, ergo no tiene derechos; el otro tiene comportamientos que desprecio, ergo puedo maltratarlo; el otro tiene su parte de culpa, ergo puedo arrasar con él. Se trata de operaciones habituales con que transformamos nuestras injusticias y violencias en actos de ajusticiamiento: no cometimos faltas contra otros, sino que les dimos su merecido. Es ésta, seguramente, la parte más dramática de toda esta historia: el reconocimiento del peso intocado que aún hoy tiene esta disposición a privar a los otros de respeto o humanidad –una disposición siempre, todavía, a pesar de todo, latente, gravísima y socialmente tan difundida. Me refiero a la actitud de justificar los peores excesos propios, a partir de las fallas o debilidades eventuales de los demás (mucho más seriamente, en este caso, cuando hablamos de las fallas o debilidades de una menor de edad). Allí es donde aparece la más importante y no respondida cuestión que nos plantea este caso: cómo es posible que dicha actitud persista entre nosotros, con la profundidad, radicalidad y extensión con que todavía existe, luego de la densa, gravosa historia que ha atravesado nuestra comunidad?

45 comentarios:

Anónimo dijo...

sin conocimiento fino de los detalles del caso mas alla de la lectura de diarios, y compartiendo la sorpresa por estas manifestaciones populares, lo que hace dudar un poco en todo esto es el enfasis sobre la edad de la victima. porque el mismo caso, con una persona 4 años mayor, seria el mismo desde el punto de vista biologico, psicologico y moral. mas alla de la existencia o no y de las condiciones de consenso validas, lo cierto es que fue grabado y distribuido en Villegas a traves de los celulares y eso es tambien una violacion. estoy de acuerdo en que la edad cuenta, pero es exactamente al reves: si la piba tuviera 10 años no quedan dudas que Villegas hubiera marchado para lincharlos, sin divisiones. pero para los que tenemos mas de 40 y que nos hemos criado en pueblos del interior, la sexualidad en los primeros años del secundario era habitual. y mas alla de posibles fenomenos de marginalidad como los que tal vez esta pensando gargarella, en mi epoca no habia una distribucion desigual y de hecho las chicas que nos iniciaban no eran mayores de 14 (aclaro que nosotros eramos iguales o menores que ellas por las dudas). por supuesto que el hecho de que fuera normal en el pasado no lo justifica. pero si rg quiere entender que pasa aca tal vez deberia pensar con esos estandares, porque es con esos con los que (imagino) piensan los manifestantes. en lo que discrepo es en la cuestion del machismo, al menos en este caso. cuando leemos casos de maestras jovenes que salen con pibes de 15 o 16 las reacciones son parecidas.
Ramiro

rg dijo...

o sea que para evaluar lo de villegas hay que usar el "estandard villegas"? y para evaluar a una sociedad que persigue a los homosexuales? y una sociedad que expulsa a los inmigrantes? y otra que criminaliza a los pobres?

Anónimo dijo...

lo que escribi fue: "si rg quiere entender que pasa aca". es decir, yo hablaba de explicar y no de "evaluar". ahora, si para evaluar alcanza con el codigo penal y con la statutory rape tal vez no haya que escribir una columna de opinion sino repetir los articulos de la ley. por otra parte, me parece que desde mi pobreza he intentado aportar algun argumento mas alla del de relativismo (cultural y no moral) de mi comentario.
Ramiro

Anónimo dijo...

y, pensandolo bien, ya me habia cubierto de una replica por el lado del relativismo. en el comentario inicial escribi: "por supuesto que el hecho de que fuera normal en el pasado no lo justifica."
saludos,
Ramiro

rg dijo...

esta bien, entonces puede que coincidamos, pero te aconsejaria, de buena leche, que releas tu primer comentario, porque no me queda claro, entonces, que es lo que decias (fijate que hay problemas de redaccion que complican la lectura, capaz simplemente porque lo escribiste rapido). pero sobre los ultimos comentarios no entiendo lo del statutory rape y el codigo penal. la cuestion juridica casi no la toco en el texto. y el parametro que uso es el de la igualdad, no el del codigo

Anónimo dijo...

de acuerdo, es verdad que escribi rapido. y ademas lei tu nota mas en clave sociologica que filosofica. resumiendo, lo que quise decir fue: 1. el verdadero problema moral es, creo, la violacion, sin perjuicio de la edad (o el genero) de la victima; y 2. para "entender" a los que manifiestan a favor de los victimarios tal vez haya que recordar de donde venimos (por ej. en mi colegio secundario, un tercio de mis compañeras de la edad de la victima tomaba anticonceptivos a esa edad). Por ultimo, me parece que en tu resouesta a mi comentario sugeris el mismo parametro (el de la igualdad) para referirte al tratamiento de los inmigrantes y creo que ese argumento es mucho mas dificil de defender cuando se trata de derechos positivos. pero bueno, ese es otro tema... saludos
ramiro

rg dijo...

ok, saludos, gracias

Luciana dijo...

Hola Roberto, te acordás que Manuel Puig era de Villegas? Me pregunto que habría pensado él de este caso! me lo imagino, además! Dos cosas, para comentar-discutir:
1) En primer lugar, disiento particularmente con esa suerte de "ejercicio" (perdón si es impropio llamarlo así) que proponés de que los varones piensen en cómo sería el caso de "sus" mujeres. Está claro que no es tu intención decir que sean "de" ellos, pero me parece que ese tipo de ejercicios de empatía, extienden (encubiertamente, y reitero que muy a pesar tuyo) la brecha del machismo, antes que solucionarla o plantearla críticamente.
2) Coincido con vos en tu evaluación general del caso. Pero hay un par de cosas ahí: en primer lugar, no estoy segura de que la situación según la vivió la chica sea abusiva. Insisto en decir que debemos pensar los menores de un modo bastante menos patriarcal y tutorial que como se piensan. Digo, creo que en este caso fue la horrorización de los padres ante una conducta supuestamente horrenda y amoral que su hija jamás podría realizar si no es mediante el abuso, que desencadenó la situación. Reitero: tiene que ver con que se quita la autonomía a una persona de 14 años, la decisión sobre su sexualidad. Ojo: sé que lo que digo es complejo y la manipulación a la que una/o está expuesta/o a esa edad es muchas veces carne de cañón para abusadores. No obstante, creo que la autonomía sexual de la menor en relación a sus padres (que denunciaron el hecho no porque la menor se los haya relatado como un abuso, horrorizada, sino porque vieron el video y escucharon los comentarios de los vecinos), es también un punto esencial que no se discute en tu texto y tampoco he visto en otras reseñas orientadas a los derechos sexuales que he visto (por ejemplo, en Mariana Carbajal y la gente de Página12, que trabaja muy bien estos temas).
Eso, saludos.
L.

rg dijo...

el otro dia desde un blog amigo nos pasaron esta cita de m.puig, no se si la viste pero es muy impresionante, sobre villegas:

"Era la vigencia total del machismo...allí estaba aceptado que debían existir fuerte y débiles, y lo que daba prestigio era la prepotencia... y la escuela de todo ese sistema de explotación estaba en la pareja. En los hogares había un señor muy nervioso, con poco control sobre sus nervios, que mandaba, y una señora que o sea hacia la sorda o acataba las ordenes. Y yo rechace todo eso, me pareció que era demasiado desagradable".

Anónimo dijo...

RG, sos consciente que desde que tenes el blog no cediste nunca ninguna posición?, no lo digo para atacarte sino para marcarte algo que probablemente nunca hayas reparado y que racionalmente no debe ser tu idea de deliberación.

Si bien ceo que sos un gran pensador, me cuesta creer que nunca te hayas equivocado en un razonamiento, saludos.

Ema

Luciana dijo...

Linda la cita, Roberto! Algún amigo me pasó una vez la correspondencia de Puig, recientemente editada en dos tomos por la editorial Entropía, capaz se los pido de nuevo. También me gustaría pensar qué opinás sobre las objeciones que hice.
Saludos,
L.

Uno que pasaba (y pasa siempre) dijo...

BUeno, mas allá de tener mis divergencias con rg respecto al sexo en la adolescencia, creo que coincido con lo que plantea en el artículo respecto de las desigualdades. También coincido con Luciana

En mi caso, el tema de la solidaridad con los abusadores me horrorizó y me indignó, no por la edad de la víctima ni nada de eso, sino que porque según los apologístas de los acusados la chica "tenía fama de rapidita" (?!) Creo que ahí está el razonamiento y el prejuicio mas monstruoso: olvidemonos del agregado de que es una menor (obviamente, soy consciente que una adolescente teniendo relaciones sexuales no tiene que necesariamente tratarse de una situacíon de abuso, aún si la pareja es un adulto)...pero bueno, supongamos que fueran todos adultos ¿eso hace que la chica haya dado su consentimiento para mantener relaciones sexuales con los tres? Aún si se tratara, (supongamos...), de una trabajadora sexual ¿eso extingue la posibilidad de una relación sexual forzada? ¡NO! ¡Claro que no!

En este caso, creo que mas allá de que hay de por medio prejuicios machistas horribles, creo que habría que tener en cuenta que no tiene nada de malo si la chica había tenido relaciones sexuales y las tenía regularmente. Lo que no significa que esté obligada a tenerla con los acusados, ni con todos de ellos (una de las hipótesis es que ella quería estar con uno y se encontró con los tres cuando llegó a la casa de uno de los involucrados, y que en la situación la obligaron a tener relaciones con los tres).

Dicho de otro modo, me parece que acá lo espantoso es que se niegue una violación por la conducta sexual de la víctima (y dejando a un lado el tema de las edades, estupro y todo eso).

Y ni hablar del caso de la difusión de la película (pornografía ilegal), sin el consentimiento de la chica (que, al menos y aún suponiendo hipotéticamente fueran todos adultos lxs involucradxs, eso los hace responsables a los acusados civilmente)

Uno que pasaba (y pasa siempre) dijo...

P.D.: ¿que hubiera pasado si Vladimir Nabokov y Manuel Puig hubieran conocído los celulares con camarita...? chí lo sá...

rg dijo...

ema, pero claro que me equivoco y rectifico mil veces. mira, en el post anterior mi presentacion gira alrededor de una serie de errores mios de anticipacion. en los comentarios de ese mismo post le doy la razon a andres, en lo que dice, que no coincide bien con lo mio. pero en fin, es que la deliberacion tampoco es sobre "te equivocaste vos o yo?" sino sobre matices, sobre formas de refinar las propias posiciones, mejorar los argumentos. esa es la esencia del debate. hace un largo tiempo puse una cita de borges sobre la deliberacion, exactamente sobre ese punto: como en la discusion mejoramos todos

rg dijo...

luciana, es un tema largo. pero varias cosas, primero, una cosa es que los chicos se inicien sexualmente temprano, otra que tres adultos se metan con una chica de 14 anios, porque hay un desbalance de poder obvio, en un momento en que la chica va descubriendo su sexualidad. imaginate que las leyes le dieran poder a los chicos para firmar contratos, y vinieran tres tipos con un chico de 14 y le hicieran firmar la venta de su casa. por que veriamos un problema, aunque muchos chicos sean maduros? por es es que el derecho establece presunciones, que uno luego puede denunciar diciendo "eh, pero si este chico, juan perez, es vivisimo, y ya compro y vendio un monton de figuritas." pero bueno, establecemos presunciones porque en una mayoria de casos pensamos que puede haber abusos, y queremos fijar limites a esos posibles abusos. vos no verias problemas, te pregunto, si esos mismos tres tipos (poniendo las leyes de contrato entre parentesis) le hubieran hecho firmar a la chica la venta de su casa, en ausencia de su madre, y teniendo ella un poder para hacerlo? no hablarias de deshonestidad, de abuso de poder, de posicion dominante, de falta de respeto, de "viveza" que conviene desalentar?

Uno que pasaba (y pasa siempre) dijo...

Claro, estimado Gargarella, pero fíjese que por ejemplo, un menor puede celebrar un contrato de trabajo en blanco (antes a partir de los 14, ahora a los 16). Ni hablar de pequeñas transacciones de compraventa (ej: ir al kiosco o al supermercado, en donde se celebran también contratos)

O la capacidad procesal para ser testigo en un juicio civil, que empieza a los 13

Que se yo, no es lo mismo una nena de 10 que una adolescente de 15 años por ejemplo...

Uno que pasaba (y pasa siempre) dijo...

P.D.: Igual (y mas allá de las pequeñas disidencias en torno a la cuestión) aclaro que el hecho me parece repudiable por parte de los tres involucrados. Uno, porque no se sabe si hubo consentimiento para que la chica esté con los tres. Dos, porque tuvieron el mal gusto de filmarlo y distribuir la filmación, como si fuera una gran piolada.

Anónimo dijo...

bueno, warren buffet ya tenia actividades comerciales y hasta pagaba impuestos a los 14 años. igual la analogia de la venta de la casa no es la mas adecuada primero porque el objeto de la transaccion es diferente (bien versus servicio) y segundo porque la asimetria y la posibilidad de abuso depende menos de condiciones objetivas como la edad que de otras condiciones como la experiencia en ese tipo de transacciones

puto peronista dijo...

RG,
Yo propongo retomar las ideas de Michel Foucault cuando recomendó abolir las leyes del pudor, y bajar las penas para violaciones.
No debería haber una edad mínima para sexo consentido. Esto debe evaluarse en el caso concreto, de acuerdo con las experiencias y condiciones de cada persona.
No debemos construir a los menores (14 años!) como pre-sexuales, como si no fuera posible que a esa edad tuviesen una relación erótica. Si ha habido violencia, eso debe verse en el caso concreto. Hay que asumir, por tanto, que los menores también son capaces de consentimiento en relaciones sexuales. Sólo se debe sancionar el aprovechamiento, el abuso de una situación de poder, pero no el sexo de un menor con 1 o 3 adultos.
Esta es la actitud liberal frente al caso.
Saludos,
Puto Peronista

Luciana dijo...

Roberto, gracias por la respuesta. Me parece que, volviendo sobre algo que dijiste en tus comentarios, no debe discutirse el caso sobre cuestiones estrictamente jurídicas. Claro que hay presunciones. Pero en este caso se trata del cuerpo sexuado de una mujer de 14 años, con sus particularidades, con su propia situación, que además en ningún momento por ella misma denunció el abuso. No me parece correcto, como decís, lo de "imaginate tres tipos"... etc. Es lo mismo que criticaba en comentarios anteriores: imaginen a las hijas de esos tipos, etc. La empatía que proponés tiene un marco (paternalista, moralista y también con sesgos machistas, a pesar tuyo, insisto) que impide ver el deseo de los jóvenes, en cada caso concreto. Por eso creo que hay tanto moralismo en sus padres como en los vecinos que defienden a los tipos. Obviamente que es un tema muy complejo de argumentar jurídicamente, pero me parece que hay que resguardar siempre una distancia crítica con estas cosas, aunque nos impresionen. Y el tema, para mí, es precisamente discutir las "presunciones". Aunque jurídicamente tengan una justificación, es también el argumento para mantener en sitación de minoridad mental, indisposición física y volitiva y de una completa falta de autonomía a los menores -como me parece que es el caso-. Eso es de un paternalismo con consecuencias similarmente machistas y patriarcales.
Bueno, es mi opinión, pero también valoro la tuya. Como momentos de análisis, podemos disentir... ahora, al momento de legislar o juzgar y decidir sobre estas cuestiones, me costaría mucho, realmente.
Saludos,
Lu.

rg dijo...

luciana, pero en una cosa te equivocas: justamente porque supongo que ese ejercicio de empatia tiene problemas, termino el parrafo diciendo: como veo que no podemos montarnos sobre prejuicios, le pedimos al derecho que se guia por otros parametros, releelo y vas a ver

Anónimo dijo...

la mejor cronica que lei sobre el caso de la Muzza en Villegas la escribio el turco asis. no se como se hace para insertar el link sin que se vea: http://www.jorgeasisdigital.com/2010/05/18/la-muzza/

Alejandro Kafka dijo...

Dice Luciana: "Pero en este caso se trata del cuerpo sexuado de una mujer de 14 años, con sus particularidades, con su propia situación, que además en ningún momento por ella misma denunció el abuso" y agrega "La empatía que proponés tiene un marco (paternalista, moralista y también con sesgos machistas, a pesar tuyo, insisto) que impide ver el deseo de los jóvenes, en cada caso concreto."

Más allá de que habría que saber cuál es el significado que Luciana le da a la palabra "mujer" cuando se refiere a una chica de 14 años, por poco o muy sexuado que pueda ser su cuerpo, me parece que la "liberalidad" de su estructura de pensamiento (la de Luciana) la lleva a omitir el nimio detalle de la enorme desigualdad (en todo sentido y en todo momento) existente entre una menor y tres adultos; entre una menor y LOS adultos.

Anónimo dijo...

¿los sondeos de opinión se pueden haber equivocado tanto???? El candidato de Uribe le lleva 20 puntos a Antanas!!! Las encuestas hablaban, hasta hace 2 días, de empate técnico. ¿Fraude patriótico?
Rg, algún análisis??

rg dijo...

la unica explicacion es que los que votarian a mockus, decepcionados con el por razones diversas, decidieron usar la primera vuelta relajadamente, en parte para marcar algun castigo, en parte para mostrar que no son de mockus, confiados en que de todos modos se pasaria a segunda. justo a la maniana hablaba de eso, del "uy, pero no estaremos relajando demasiado?" . es lo que se me ocurre

Luciana dijo...

Roberto: hay dos empatías que proponés, la del texto de Ñ, y la del párrafo de respuesta. En el primero, me parece que la crítica que hago sigue siendo válida. En el segundo, lo que yo critico precisamente es el discurso jurídico de las presunciones que, en muchos casos, antes que resolver algo, prejuzga las particularidades. Obviamente no espero otra cosa del derecho (que para muchos casos tiene sus ventajas), pero insistía en salir un poco -como también vos propusiste- de la discusión dogmático penal y civil sobre la capacidad y la presunción.
Alejandro K.: Precisamente contra discursos como el tuyo, que ven en una "chica" de 14 años cualquier cosa menos una mujer, es ante lo que me paro críticamente y señalo sus problemas. No digo que todos los casos sean iguales. Mucho menos justificaría acosos, abusos o aprovechamientos tan comunes y a los que estamos expuestas las mujeres (y los hombres menores también). Pero, reitero, en este caso me parece que es distinto. La denuncia y el horror de los padres no vino del relato de una hija que se sintió abusada, sino de la ignominia que les produjo saber que su hija tenía relaciones con varios hombres, por deseo propio.
Fijate que en el relato del caso, la chica no fue buscada en la parada de un colectivo y "convencida" de tener relaciones con tres tipos. ¿Por qué no pensar que ella quiso hacer eso? ¿Por qué alguien de 14 años, mujer, no puede querer estar con uno, dos o tres hombres y/o mujeres y no sentirse violada, ultrajada, abusada? ¿De dónde proviene esa supuesta objetividad que dice que un cuerpo pasa a tener conciencia y deseo y voluntad a partir de cierta edad?
Saludos,
L.

Anónimo dijo...

A los 14 años, ya me hubíera encantado que abusaran 3 mujeres de mi!!! Y si lo filmaban mejor, así se lo mostraba a mis compañeros incrédulos.

Con los datos que se tienen, es imposible saber qué grado de abuso existió verdaderamente.

Es como inferir que porque 5 hombres encapuchados entraron a una casa a la medianoche son ladrones. Tal vez viven en esa casa, y las capuchas son por el frio...

Tres hombres mayores, una chica menor, un video pornográfico... hay tantas posibilidades!

Respetuosamente, M.

Alejandro Kafka dijo...

Luciana:

Somos seres sexuados desde que nacemos; y conciencia, voluntad y deseo pueden aparecer a cualquier edad, simultáneamente o no. Pero en la particularidad de este caso, eso es irrelevante, como lo es si la mujer de 14 años quiso hacer eso o no. Pretender discutir el consentimiento o el deseo de una mujer menor es desviar la atención de un más que indiscutible caso de abuso sexual.

Porque el foco no debemos ponerlo en la menor, cuyas conductas sociales bien pueden ser producto de una victimización previa. El foco está en los adultos, victimarios a partir de una evidente desigualdad de poder.

rg dijo...

si, estoy de acuerdo con alejandro, en cuanto a donde poner primero el foco

Uno que pasaba (y pasa siempre, jeje) dijo...

Ehhh...mas allá que coincido con Luciana, también hago mías las palabras del anónimo anterior: de adolescente admito que miraba con cariño a mas de una profesora del secundario (en donde hay una clara diferencia de poder), y reconozco que me hubiera encantado que se "abusen" de mi.

También tenía una compañera de secundario (de la que estaba perdidamente enamorado, pero eso es anecdótico para lo que viene en este caso) que salió como 3 años con alguien 10 años mayor que ella ¿era un abuso acaso? O sea, no niego que los abusos existan y que la situación sea proclive a situaciones abusivas. Ahora, de ahí a suponer que TODOS los casos son un abuso...

¡Ojo! Admito que, a pesar de la fantasía que tenía de adolescente, no me gustaría que un hijo tuviera alguna historia sentimental/sexual con un/a docente de el/ella. No por la edad, sino mas bien por la desigualdad de poder (y, si a veces dos adultos no saben "diferenciar los tantos", me preocuparía en el caso de una relación asimétrica entre un adulto y unx adolescente).
También es cierto que, al parecer según una de la versiones, la chica involucrada quería tenér relaciones con UNO, y no con los TRES. En ese caso, creo que no se puede discutir que existió un abuso también, mas allá de las edades.

Uno que pasaba (y pasa siempre, jeje) dijo...

P.D.: Igual tampoco me gusta la idea de que, por tratarse de una situación de relación de poder asimétrica, haya que presumir iuris et de iure que existe un abuso. No sé...al menos pongamosló como una presunción iuris tantum (que admite prueba en contrario). En ese sentido, coincido con Luciana también.

Anónimo dijo...

Hola RG: con una mano en el corazón, llegaste a ver el video en cuestión? Sin perjuicio de ser porteño, me crié en el interior; mi vida y primeras experiencias son (muy) distintas a lo experimentado en estos pagos. Luego de ver dicho video, me causó indignación al no saber responderme cómo alguien a esa edad, actúa así. No defiendo -ni mucho menos justifico- a los tres hombres (chicos?) del video, pero luego de ver la filmación, me quedó una sensación de impotencia para defender a la chica, solo basandome en una cuestion de edad (que, como vimos el año pasado, de un día para el otro una ley puede hacer mayor de edad para ciertos actos, otorgando derechos y obligaciones que el día anterior no poseian).
RG... Viste el video?
Facundo.

Alejandro Kafka dijo...

Una vez más, Facundo.

El foco no debemos ponerlo en la menor, cuyas conductas sociales bien pueden ser resultante de una victimización previa (no sólo ejercida sobre esta menor en particular). El foco, en primerísima instancia, está en LOS ADULTOS (ningunos chicos, si tienen 24 años), victimarios a partir de una evidente y conciente desigualdad de poder.

Anónimo dijo...

Uno que pasaba, me hiciste acordar de algo parecido a lo que contaste!

Tenía una compañera en cuarto año que se puso a salir con el profesor de inglés -un inmaduro total-. La mina se lo contó a todo el mundo, para cancherear, tal es así que al flaco lo terminaron hechando. Lo cómico es que el profesor -que me lo cruzaba todo el tiempo- me pedía consejos a mi para tratar de moverse a la piba, porque ella le había dicho que era "experimentada" pero no quería entregar. El flaco no entendía que pasaba, pero yo sabía que la mina no era ninguna "experimentada" ni mucho menos. En definitiva, lo usó al profe para agrandarse, no pasó nada y encima se quedó con varias cosas del chabón. Y al flaco lo rajaron. Digamos que se usaron mutuamente. Quién tenía poder sobre quién? No me queda tan claro.

Historias como esas hay miles. Y me parece que el comentario de RG peca de 1) feminismo, porque asume que porque es una nena automaticamente eso la convierte en la victima. 2) paternalismo, porque asume que porque es menor de edad no sabe lo que quiere y obviamente tiene que haber sido forzada para hacer algo así (aunque nadie se extrañaría de que fantasías de ese tipo sean comunes a chicas/os normales de esas edad).

Respetuosamente, M.

Anónimo dijo...

Que poquito que alumbra tu foquito Facundo... y si probás con una lamparita más potente? El foco tiene que estar puesto sobre toda la situación. Y es increible como te basas en un prejuicio progresista bienpensante para decidir a donde apuntar con esa linternita china que viene a ser, para vos, la justicia (o el conocimiento).

M.

Alejandro Kafka dijo...

"Es ésta, seguramente, la parte más dramática de toda esta historia: el reconocimiento del peso intocado que aún hoy tiene esta disposición a privar a los otros de respeto o humanidad –una disposición siempre, todavía, a pesar de todo, latente, gravísima y socialmente tan difundida. Me refiero a la actitud de justificar los peores excesos propios, a partir de las fallas o debilidades eventuales de los demás (mucho más seriamente, en este caso, cuando hablamos de las fallas o debilidades de una menor de edad). Allí es donde aparece la más importante y no respondida cuestión que nos plantea este caso: cómo es posible que dicha actitud persista entre nosotros, con la profundidad, radicalidad y extensión con que todavía existe, luego de la densa, gravosa historia que ha atravesado nuestra comunidad?"

Pues ahí está, RG, persiste; apareciendo en algunos de los comentarios, bajo una pátina de solapada pseudo liberalidad "alla Donatien-Alphonse François" (a quien ni le llegan a los tobillos).

Uno que pasaba (y pasa siempre, jeje) dijo...

Estimada M.:
Aunque disiento parcialmente con RG, no me parece mal que sea feminista (que es distinto a ser "hembrista", ojo). Si coincido con vos en que peca de ser un poquito "paternalista", aunque no niego que sea bienintencionado de todos modos.
:)

Saludos,

rg dijo...

perdon, pero soy feminista Y paternalista, a muchisima honra

Anónimo dijo...

Para nada que dudo de sus intenciones. Todo lo que digo lo hago con el mayor de los respetos.

Respecto del feminismo no vale la pena discutir. Porque el término "feminismo" intenta enmarcar un montón de pensamientos y accionares que no son equiparables y hasta contradictorios. Con lo cual yo también puedo decir que soy feminista. RG idem. Y de hecho, salvo un porcentaje muy mínimo de la población, todo el mundo es pasible de ser encasillado en algún sector de lo que se supone que es el "feminismo" ligeramente entendido.

Y respecto a lo del paternalismo, ahora que lo pienso, es igual. Gargarella dijo que a mucha honra se considera uno. Entonces yo chicaneramente le puedo preguntar: estás a favor del paternalismo de la raza blanca sobre esas pobres gentes de África que no pueden darse instituciones libres? Supongo que la respuesta es no (y que soy una pelotuda por llevar la discusión para ese lado). Pero el punto queda probado: feminista, qué feminismo? paternalista, qué paternalimo?

Alejandrito "Kafka" contame, tengo mucha intriga: por qué te referís a Sade por el nombre?

M.

rg dijo...

ok, pero en que sentido decis que el punto esta probado? y el concepto de prueba que usas es juridico o filosofico? y cuando hablas de punto de que punto hablas?

Uno que pasaba (y pasa siempre) dijo...

Está bien. Igual, quisiera aclarar un par de puntos...:
1) RG es realtivamente joven, asi que no creo que haya pasado mucho tiempo desde que hizo el secundario (¿30 años como mucho?) ¿acaso en aquel entonces no había adolescentes que tenían relaciones?
2) En mi caso si. Y, por las dudas aclaro que de la compañera que puse de ejemplo, tengo el mejor y mas lindo recuerdo que se puede tener de una persona y un compañero/a de estudios (con decir que todo terminó en un amor no correspondido de mi parte, les digo todo. Pero bueno, era una piba divina y un ser humano divino)
3) Todo esto para llegar a esta conclusión: un adolescente puede tener relaciones sexuales y no está necesariamente mal que así sea. Digo, no es lo mismo que una niña o un niño impúber que no es para nada normal (ponéle, una criatura de 10 años) y, ahí si, casi que estaríamos hablando de un abuso sin dudas (sobre todo, si hay un adulto involucrado: digo, tampoco creo que sea abuso si dos nenes "juegan al doctor")
3bis) Como corolario: si fuera padre de un/a adolescente, no me molestaría que tuviera relaciones si se cuida y sé que la otra persona involucrada también lo hace, respeta sus tiempos y su persona, etc.
4) Como sociólogo, RG debe saber la siguiente cuestión: Por largo tiempo se demonizó el sexo, pero esto tal vez no era por puritanismo sino porque no había vulcanización del latex (ergo, no había preservativos descartables baratos) y mucho menos anticonceptivos. Asi que era mas fácil arruinarse la vida por tener relaciones con una venérea o un embarazo no deseado (miremos al pobre Belgrano que padeció Sífilis por largo tiempo. Dicen que la voz aflautada que tenía era una consecuencia de la misma, incluso...). Hoy en día, si bien los "accidentes" ocurren, el riesgo disminuye considerablemente con un condón o una pastillita de por medio. Ergo, no tiene sentido demonizar algo que mas bien debería ser tomado como algo hermoso.

Y, parafraseando a Forrest Gump, eso es todo lo que tengo que decir sobre ello.

Alejandro Kafka dijo...

M:
Porque me divierte, como supongo que debe divertirte llamarme "Alejandrito 'Kafka'"

Anónimo dijo...

Digo que queda probado "el punto" que no alcanza con decir "soy feminista", "soy paternalista", o "el feminismo es bueno", etc. porque son palabras polisémicas, es decir que pueden significar muchas cosas al mismo tiempo. Con lo que dos "feministas" o "paternalistas" pueden pensar exactamente lo contrario y definirse a si mismos como tales.

Lo de filosófico o jurídico no lo entendí, pero desde ya que juridicamente no puedo hablar porque no sé nada del tema. En todo caso lo que te digo pertenece al campo de la semiología e indirectamente a la filosofía: si no se definen los términos con precisión vamos a terminar discutiendo sofísmas linguisticos en lugar de los problemas reales que queremos responder.

Bueno, todo esto viene a la respuesta de RG "perdon, pero soy feminista Y paternalista, a muchisima honra". Yo puedo entender más o menos a que feminismo RG se adhesiona (puedo suponerlo al menos). Ahora bien, cuando yo dije que su comentario anterior pecaba de "feminismo" estaba haciendo referencia a un tipo especifico de feminismo que busca victimizarse constantemente, buscando violencias de género de todo tipo, incluso en lugares que cuesta mucho encontrar tal violencia. Feministas reduccionistas que gustan de reducir todo a un supuesto enfrentamiento de géneros. Incluso las hay que han creado metafísicas feministas: "la violencia de género como motor de la historia", "el patriarcado opresor es la fuente primera de toda desigualdad", "género y dialectica hegeliana", etc.
Por su formación, yo supondría que RG no es partícipe de esas ideas. Eso es algo qué el podrá responder y no yo. RG, qué significa para vos el feminismo? son todos los feminismos iguales? todos los feminismos te parecen igual de honrosos? en fin, no sé si ya es desviarse del tema, pero creo que se entendió lo que quise decir, o no?

Atte. M.ariana.

Anónimo dijo...

Por lo que estoy viendo, RG, estamos teniendo acá el mismo problema que tenés en el post de Etchemendy. Para qué sirve definirse de izquierda o de derecha si hay que compartir esa bolsa con un montón de gente a la que no le daríamos la mano. Vos sos un Radical en sentido latinoamericano SXIX, un Liberal en sentido norteamericano, y tal vez un Verde en Europa. De qué te sirve, salvo por ganar una batalla cultural sobre el prestigio de la palabra, definirte como de izquierda? y no es lo mismo con ser feminista? y con la derecha? Y encima en la Argentina la izquierda tiene menos que ver con lo que se entiende de izquierda en otros paises.

M.

Uno que pasaba (y pasa siempre) dijo...

Mariana: Creo que lo que vos decís es "hembrismo", no feminismo. Te digo porque yo contra el feminismo no tengo nada en contra. Al contrario, pienso que en general sus argumentos son mas que válidos. Aunque, en este caso, no sé si estoy tan de acuerdo. Pero bueno...pensaría igual si hubiera sido un nene de 14 y una mujer de 35