7 oct 2009

Oscar Alemán



Terminado el seminario en Ushuaia, decidí aprovechar la mañana en un pequeño barco, con el que cruzaría el Canal de Beagle, bien al final del mundo. El día no era especialmente bonito, y las aguas estaban habitualmente intranquilas. A los barcos de esa mañana, en todo caso, se les permitiría salir: el vendaval estaba anunciado sólo para la tarde. Sin embargo, caramba, la vida te da sorpresas, y fue así que al poco de comenzado el viaje -cómo podía ser de otra manera- el viento cambió de dirección, y rápidamente la situación pasó a tornarse preocupante. Preocupante, y ni qué hablar del momento en que perdimos la protección peninsular, para llegar al indeseado encuentro de los dos Océanos. Yo empecé a carraspear con cierta angustia, mientras veía caras de pánico a mi alrededor. Mi único consuelo eran las estadísticas, que jugaban decididamente a mi favor: las chances de que un constitucionalista de izquierda muera ahogado en el Canal de Beagle son muy bajas. A pesar de ello, la barca se mostraba desafiante frente a las estadísticas, sorda al grito de números muy sólidos, y seguía moviéndose. El agua entraba por todos los costados (básicamente dos), y las olas se volvían cada vez más altas y más traicioneras: golpeaban el parabrisas de la barca, nos privaban de visibilidad por unos instantes, e impedían así esquivar el siguiente golpe. Esa situación, que se repitiría unas 10 veces en los próximos 40 minutos, no resultaría de mi especial agrado. El joven capitán, sin embargo, estaba lejos de perder la calma, por más que nos viera a nosotros agolpados contra la proa, acurrucados y pálidos. Fue ahí -aplastado contra el parabrisas, mojado, mientras me bamboleaba- que empecé a escuchar una maravillosa música que salía del grabador de quien nos conducía: era un compilado de temas del extraordinario Oscar Alemán, acompañado por otro músico notable, el violinista Hernán Oliva. Entonces cambió todo. Las olas me empezaron a preocupar menos, el incipiente mareo se desvaneció, los zapatos mojados me parecieron secos. Pensé, entonces, que terminar la vida de ese modo tal vez no sería tan malo. Qué bueno que es Oscar Alemán.

Hermoso link al trabajo del gran OA (que este año hubiera cumplido 100 años), acá

11 comentarios:

Verónica Rt dijo...

¡Que susto susto, pero que bonito bonito! Gracias por la historia y el enlace.

rg dijo...

sustísimo

Anónimo dijo...

Hermoso texto. Hermoso lugar. Hermosa música. Chispeante referencia a la estadística. Gracias!

Leonardo García Jaramillo dijo...

extraordinaria historia: drama, comedia y suspenso!!! Abrazo R

Alejandro Haimovich dijo...

hace poco tome el avion bs as/misiones (al otro dia de la ultima jornada del seminario), frente de tormenta, el avion que se mueve como una coctelera y las sobrecargos que comentaban "esta muy feo, esta muy feo" se supone que las sobrecargos deben trasmitirnos tranquilidad caramba y no llevarnos al borde del infarto, pero no habia mussica de aleman, ni de waits, ni de lou reed, ni de juana molina aunquesea.

Verónica Rt dijo...

Justo lo que no necesitaba leer ahora que se acerca nuestro vuelo San Juan/Buenos Aires. Entonces, mucho Oscar Alemán en el IPOD,¡¡¿ah?!!

Mori Ponsowy dijo...

Qué lindo post!

Wint dijo...

Grande Oscar Alemán! de lo mejor del jazz argentino. Hace mil que no escuchaba nada de él. Que viva el centenario del nacimiento de Oscar Alemán.

gA dijo...

"Las chances de que un constitucionalista de izquierda muera ahogado en el Canal de Beagle son muy bajas", genial razonamiento, pero un paranoico lo podía dar vuelta, i.e., no hay precedentes de que un constitucionalista de izquierda haya sobrevivido a una tormenta en el Canal de Beagle. En cualquier caso, linda historia, y muy bien Alemán.

Anónimo dijo...

a la izquierda de quien Roberto?. Como se puede ser constitucionalista de izquierda? Siempre me pregunto eso y me gustaria que me ayudes a responder.
Es decir, para llegar al pais que uno de izquierda pretende, no se llega con esta constitucion ni reformandola sino vulnerando derechos constitucionales de manera violenta quizas.
es una idiotez lo que digo?

rg dijo...

no creo que sea necesario violentar los derechos de nadie. si hablas del derecho de propiedad, creo que aun dentro del marco poco promisorio que tenemos hay mucho por hacer. y violar los derechos a la vida e integridad personal de otros, no, diria que no