El gimnasio de mi barrio, aquí en Madrid, reproduce algunos horrores que aparecen en otros gimnasios del lugar, según parece. Amplio y bien equipado, ofrece en alguno de sus rincones (no los he explorado a todos, a la luz de la atemorizante experiencia que ahora comento) la siguiente propuesta: existe una pantalla encendida que, al calor de imágenes que no me he animado a ver, propala una estridente voz grabada que, de manera ininterrumpida grita -sin cesar, insisto- cosas como éstas: "bien! puedes hacerlo! magnífico! ahora sí! lo has hecho! wow! esto sí que mola! genial! y ahora las piernas! sí! más resistencia! ya! bravo! lo has logrado! te lo dije que lo lograrías! sí! que sí se pone bueno esto ahora! excelente!! que no me lo creo!"
He visto cosas más patéticas, pero no las había escuchado.
2 comentarios:
Divertida anécdota.
los gimnasios son aburridos. lo mejor es levantarse temprano, ponerse un par de zapatillas y salir a correr por la calle, la plaza o el parque. haga sol o frío, no importa. siempre se disfruta. no requiere de instalaciones y es más barato. y te cambia el día.
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