En el film citado, Bourdieu da buena muestra de algunos de sus rasgos más notables: la vocación de hablar siempre claro, la preocupación por hacerse entender, la decisión de hacerlo en los espacios más diversos. Y la sustancia se mantiene: búsqueda del cambio social, pero siempre con seriedad analítica sin concesiones.
Así, rechaza los aplausos fáciles ("la verdad no se mide con el aplausómetro, déjenlos para la televisión"); deja preguntas sin responder porque no encuentra la respuesta apropiada; se enoja con la intervención populista de algunos participantes ("en lo que usted acaba de decir no hay nada"); y denuncia como policía simbólica a los intelectuales que trabajan para legitimar al oficialismo político de turno.
Un momento interesante aparece cuando recibe una carta de Jean Luc Godard, que filmaba entonces su
"Historie(s)" du Cinema." Bourdieu lee la carta con cara de asombro. Aparentemente, Godard traza algunos vínculos entre su propio film y el trabajo de Bourdieu. Este reflexiona en voz alta, reconoce que Godard "algo de talento tiene", pero dice que no comprende qué es lo que está diciéndole el cineasta: "parece interesante, pero la verdad es que no entiendo nada", dice con franqueza y sin asomo de mala fe.
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