27 abr 2009

Ética académica I: Ronald Collins.

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La semana próxima comenzaremos el seminario con la discusión sobre ética profesional (ver texto en el margen izquierdo), un poco teniendo como disparador varias discusiones por acá emprendidas (ver acá, por ejemplo).

No decimos nada nuevo cuando recordamos que sobre el tema se escribe y se discute poco y nada. Las Facultades de Derecho de la Argentina desde hace relativamente poco tiempo tienen (si tienen) ética profesional del abogado como materia (en la mayoría como materia optativa). El derecho procesal se estudia en absoluta disoaciación con la práctica y sus dilemas, sin los conflictos éticos que la práctica de la procuración y un proceso escrito pueden presentarnos. Un@ puede egresar perfectamente, sin saber que existe la ley del ejercicio de la abogacía (Ley 23.187), sin leer el código de ética del colegio en el que se matriculará (aunque nos recuerden que la ética depende más de las prácticas arraigadas de la comunidad de operadores -incluso los profesores- que de la lectura y el estudio de textos de ética) y lo que es más, tal vez, más funcional sin haber escuchado hablar de la responsabilidad social del abogado, de sus poderes, de sus posibles roles ante la sociedad y sin haber problematizado una de las miles de situaciones, existentes y/o potenciales, con conflictos éticos en el mundo del derecho.

Por eso es tan importante, además de destacable, que la Revista Academia en su primer número haya publicado uno de los debates más interesantes sobre Ética Académica (podría tener expansión con la ética periodística, con ética del abogado en general, tranquilamente) que uno puede conocer. Cabe destacar que no abundan estas discusiones, por aquí y por allá. En ese debate, Ronalds Collins escribe una carta/artículo sobre ética académica de las Law Reviews/Journals y de quiénes publican en ellas (pero nuevamente se pueden extrapolar de forma centrífuga, hacia fuera, a otras esferas). Collins dice así:

"Las investigaciones jurídicas –muchas de ellas- se encuentran en un espiral descendente. Los méritos, es una de las cuestiones; la integridad, es otra. La mejora del primero es quizás para mañana; la mejora del segundo es sin duda algo para hoy. Francamente, cada vez más la denominada publicación académica de revistas jurídicas trabaja sin revelar sus otros intereses, diferentes a los académicos (pecuniarios u no) en los temas por ellos tratados. Se deberían considerar las siguientes situaciones:

-Un “académico” escribe acerca de la Primera Enmienda sobre libertad de prensa, pero esconde el hecho de que él también trabaja como consultor rentado para periódicos comerciales y para sus anunciantes.
-Una “académica” escribe acerca de la Primera Enmienda sobre libertad de expresión y libertad de prensa, pero oculta el hecho de que a su vez realiza trabajos pro bono para grupos liberales con intereses públicos que se dedican al litigio de aquellos mismos temas.
-Un “académico” escribe sobre la reforma del régimen de los contratos y de la responsabilidad por daños, pero oculta el hecho de que es afiliado a un reservorio de pensamiento conservador que puja activamente por la reforma de dichas leyes.
-Un “académico” escribe acerca de la Segunda Enmienda sobre el derecho a portar armas, pero esconde el hecho de que es afiliado a un grupo lobbista en pro o en contra de la portación de armas.
-Una “académica” escribe sobre derecho laboral, pero oculta el hecho de que trabaja para sindicatos o para organizaciones patronales.
-Una “académica” escribe acerca de la “reforma” del sistema sanitario, pero oculta el hecho de que se encuentra ligada con una firma que hace lobby y litiga en dicha área.
-Un “académico” escribe sobre un caso particular o sobre un argumento legal determinado, pero oculta el hecho de que alguna vez trabajó como empleado judicial del juez cuyo trabajo él se encuentra (aprobadamente) comentando.
-Una “becaria” escribe acerca de un nuevo libro (diremos, sobre la ley antimonopólica), pero esconde el hecho de que es amiga o colega cercana de la persona que escribió el libro que (favorablemente) está reseñando.

La verdad lisa y llana: estos no son situaciones hipotéticas. En un sentido o en otro, todas estas cosas ocurren muy frecuentemente en el actual mundo de las revistas jurídicas"

Collins, más adelante en su artículo, sigue planteando ejemplos del problema, antes de dar su propuesta: "Por otra parte, considere lo siguiente. La profesora Smith, supongamos, trabaja como un consultor a sueldo para la empresa Jones. Publica un artículo en una revista jurídica que versa sobre un tema de gran interés financiero para la empresa Jones, a pesar de que no revela su filiación con la empresa. (Asumamos que la empresa no le paga de forma directa por escribir dicho artículo). Pasado un tiempo, un grupo de abogados de la empresa Jones, y otras empresas similarmente posicionadas, usan el artículo de la profesora Smith en sus escritos de demanda y en sus memoriales presentados a los legisladores. La profesora Smith indudablemente tiene conocimiento de lo que están haciendo. De hecho está orgullosa de ello. Todavía en esta situación el lector, o juez o legislador, no tiene conocimiento de las ligazones de la profesora para con la empresa. A pesar de que sus argumentos podrían ser buenos (aún más de lo que ellos esperaban), ella es no obstante la beneficiaria de una cuota no merecida de confianza como investigadora imparcial y neutral. Como se quiera que los mortales próximos arriben o no a la objetividad, tanto el ideal como el sentido resultante de confianza que podría generar son decididos considerablemente por los autores, que ocultan sus intereses externos, financieros o de otro tipo. Y cuando no los revelan, forzosamente los ocultan. Es así de simple".

Hacia el final de su breve artículo Collins hace una triple propuesta sobre cómo mejorar la transparencia, desvelar intereses al lector, confeccionando formularios de preguntas para los autores y así dar la oportunidad de expresar los posibles conflictos de intereses en todo artículo antes de la publicación de los mismos. En resumen, su propuesta, sin desmerecerla, ni pretendiendo ver su pertinencia, es mucho menos interesante que el problema que su artículo desvela.

Por eso mismo, parece más interesante y más útil pensar las situaciones identificadas por Collins extrapoladas a otros ámbitos del derecho -incluso podríamos llevarlo mucho más allá del derecho-. ¿Hay un real conflicto de interés en estos casos? ¿En qué otras situaciones similares estaríamos ante una omisión en poner "las cartas sobre la mesa"? ¿Qué intereses merecen o se deben exteriorizar? En estas situaciones o en sus similares ¿siempre estaríamos ante una falta ética? (Recordar que no estamos interesados en los casos individuales sino en las situaciones, en ejemplos, no en personas y/o casos particulares)

Para leer el artículo de Collins completo, estuvimos viendo si lo podíamos subir acá, pero nope, no hubo caso. Cabe aclarar, por si queda alguna duda, que no es el material para el lunes 4 de Mayo, ese, al costado, en el margen.

PD: El debate se completará con la respuesta, al año (1996), de Michael Sean Quinn en el que discute las propuestas de aquel y las -para Quinn supuestas- faltas a la ética que señala Collins. Así, su artículo, criticará la tesis sobre el deber de desvelamiento de los intereses. El artículo de Quinn obviamente salió en la Revista Academia N° 1. Ya viene! Salud!

27 comentarios:

Alfonso dijo...

Hola Lucas

Creo que la pregunta por la ética ha quedado corta no solamente en ese aspecto de la práctica judicial, años vengo reiterando generar una preocupación por la bioética y la posible regulación y preocupación moral del Estado por fenómenos generados por la ciencia y lo que veo es lo que comentaba Boaventura de Sousa en su reciente obra Sociología Jurídica Crítica que a continuación anoto (por cierto la obra es muy recomendable:

"Vivimos en tiempos de preguntas fuertes y de respuestas débiles, las preguntas fuertes son las que se dirigen -más que a nuestras opciones de vida individual y colectiva- a nuestras raíces, a los fundamentos que crean el horizonte de posibilidades entre las cuales nos es dado elegir. Por ello son preguntas que generan una perplejidad especial. Las respuestas débiles son las queno consiguen reducir esa complejidad sino que, por el contrario la pueden aumentar... Hay dos tipos de respuestas débiles. El primer tipo es el que llamo respuesta fuerte débil. prafraseando a Lucien Goldman, esa respuesta representa el nivel máximo de conciencia posible en una época. Transforma la perplejidad causada por la pregunta fuerte en energía y valor positivos. En lugar de pretender que la perplejidad es un sinsentido o que puede eliminarse con una respuesta simple, lo que hace es transformar la perplejidad en un síntoma de la complejidad subyacente.
El otro tipo de respuesta debil es la debil debil, la cual representa el nivel mínimo de conciencia de una epoca concreta. Descarta y estigmatiza la perplejidad como un sintoma del fracaso en comprender que lo real coincide con lo posible y en valorar que las soluciones hegemonicas son el resultado natural de la supervivencia del mas fuerte, La perplejidad equivale a la negativa irracional a viajar siguiendo mapas que han sido comprobados a lo largo de la historia"
Pareciera ser que estos tiempos estamos rodeados de respuestas débiles, desde la determinación de los principios éticos de nuestra profesion hasta la determinacion de que haremos con las reglas de los nuevos fenomenos bioeticos por venir, y pues hoy por lo menos en méxico empiezan a ver las consecuencias.
Por eso creo que los foros que Roberto y tú han venido formulando son trascendentales, si bien no sale un universo totalmente modificado de ellos, si sale la noción fuerte de que se requiere hacer un cambio.

Saludos

Alfonso

Martín Juárez Ferrer dijo...

Lucas,
como va?
che, mé gustó mucho el tema del post.

me preguntó si realmente resta puntos a un argumento el hecho de que la persona que lo formula tenga algún interés creado.

y en principio, creo que no. Todos los que argumentamos tenemos algún interés en eso que argumentamos. ideológico casi todos, económico algunos, afectivo otros. ¿Por qué eligimos los temas de nuestras investigaciones? Justamente porque tenemos algún interés en eso.

Ahora, la pregunta sería saber si tener un interés económico en el asunto descalifica el argumento. Me parece que no. Me parece que eso sería un ad hominem al revés, es decir, lo dice "x" que es abogado de tal diario", entonces no vale, o vale menos. No creo que valga menos un argumento por venir de alguien que es abogado de una de las partes o que tiene algún interés profesional o económico.

Al mismo tiempo, y creo que en esto hay algo contradictorio con lo anterior, creo que estaría bueno que así como cuando leemos artículos de Héctor Recalde o de Funes de Rioja en LL sabemos donde se para cada uno, pudieramos saber donde se paran muchos otros, que filíación ideológica tienen, a que partido pertenecen, y no muchas cosas más.

Lo difícil es, me parece, conciliar ambas cosas. Porque, si finalmente, el hecho de ser abogado de la CGT o de La Nación no descalifica a un académico, ni sus argumentos pierden peso... porque querríamos saber a quienes defienden?

abrazo

martín

PS: bajón no poder estar en el seminario...

Anónimo dijo...

Lucas:

Y en vista a los ultimos acontecimientos diria que tal materia tambien deberia enseñarse en las escuelas de negocios (MBA's). Para las facultades de Derecho yo tambien agregaria Corporate Governance.

Lucas A dijo...

Desde ya que la cuestión va más allá de la práctica del derecho/judicial. Estamos de acuerdo. Gracias Alfonso!!

Exacto Martín JF, ese es el problema potencial y la encrucijada. Se puede caer en un Ad-hominen, en una descalificación falaz del orador, pero el problema previo es que no sabemos qué intereses hay, quiénes financian ciertas publicaciones o ciertas campañas, etc, etc.

No creo que aclara ideología o afiliación partidiaria, en muchos casos ayude. Mucho más hoy en día, aunque puede ser parte del "fair play".

Entonces, la cuestión, entre muchas, podría ser si vale la pena exigir exteriorizar, desvelar, o dejamos a cada uno que lea los argumentos con esa información bajo "el velo de la ignorancia".

No sé si coincido, Anónimo, con lo de Corporate Governance, pero puede ser con lo de los MBA's.

La seguimos,
Lucas A.

Ulrich dijo...

Lucas,

Confieso que no entiendo el horror moral que pone de manifiesto Collins, e intuyo que a vos y a Martín (comentando un poco antes que yo) les pasa lo mismo. Es como el estudiante que fue ayudante de cátedra y que vivía 12 horas diarias dentro de la facultad, que sale un día y dice EL HORROR, LA GENTE TIENE INTERESES, LA GUITA OHHH, y le da un soponcio. Lo digo porque a mi un poco me pasó eso, aunque nunca me brotó el horror moral.

La propuesta es banal, y hasta peligrosa. Un deber de disclosure, donde cada uno diga "yo tengo acciones de tal empresa", o "yo asesoro al sindicato de maestros de la provincia aquella" parece que está bien al principio, pero todo se enturbia, porque NO HAY LINEAS DEMARCATORIAS PRECISAS. Parece mentira que algunos académicos caigan todavía en estas inocentadas.

Si, por ejemplo, soy socialista en mi mente y mi corazón, ¿tengo que hacer disclosure de eso? Acaso, ¿está mal que lo sea? ¿o el público es tan idiota que necesita saber que tengo opiniones propias? Y si, por ejemplo, mi esposa es maestra, y antes de escribir sobre derechos sindicales de los empleados públicos ¿tengo que contar que estoy casado, que ella trabaja ahí, y que soy tan lábil/interesado/estúpido como para dejar que un trabajo académico se vea influenciado por el trabajo de mi esposa? Además, como el sueldo es bien ganancial, se puede decir que tengo un interés patrimonial propio... horror!!! Quizás soy estúpido, pero ¿no será mejor dejar ese punto al criterio de los lectores? ¿o acaso pensamos que ellos no sabrán distinguir tan sutil rasgo del carácter?

Aparte de esto, de que no sabremos nunca cuál es el punto idóneo de disclosure, tampoco sabemos qué utilidad puede tener esto.

Supongamos el casu de un abogado especialista de derecho laboral que asesora empresas. Nadie, salvo algún faccioso, puede pensar que todos los abogados piensan igual, sólo porque sus clientes tienen clientes con posiciones similares. Algunos son unos trogloditas, otros en cambio asesoran preventivamente teniendo en mente que los derechos del trabajador son de jerarquía superior. No sé entonces de qué manera puede servir decir que uno está parado en tal o cual lugar, si hay mucha diversidad de opinión en el ámbito. No es todo igual a un Recalde-DeDiego.

Y acá está lo que ustedes dicen y en lo que yo quiero insistir: los buenso argumentos se defienden solos. No nos pongamos a revisar carpetitas y archivitos con métodos tipo SIDE-K para querer enchastrar a cualquiera que habla.

En otro orden, no entiendo tampoco cuál cree que es el rol de la academia. El argumento de Collins parece situarla en una especie de cielo que se alza por encima de las miserabilidades de los que no fuimos investidos con la gracia del tenure o de la cátedra, y que por eso estamos condenados a tener opiniones de segunda selección. También creo que es una inocentada indigna de nuestra madurez como sociedad creer que hay estamentos impolutos o imparciales, y es otra de las debilidades críticas del planteo de Collins.

Creo que me desvié de lo que vos querías resaltar, que es la ética profesional y de la académica. Pero en realidad creo que este punto de partida no nos deja muy lejos: para Collins parece que la ética académica es algo que ya existe solita, basta que se aleje a toda la mugre mundana y secular que arrastra la barbarie del afuera para que se restaure el resplandor.

Ulrich dijo...

(quise decir que ustedes no comparten esa indignación tan self-righteous, tan puritana, del autor, como me pasó a mi)

Martín Juárez Ferrer dijo...

Ulrich,

cierto, no comparto ese horror de Collins. Es la intolerancia de los tolerantes.

ahora bien, creo que hay algo. Menos de lo que Collins sugiere, un poco más de lo que hay actualmente.

Tengo un ejemplo en mente, calculo que por todos nos conocido. Badeni, adalid de la libertad de prensa y abogado de la nación. No sé.

nadie es impoluto, ni es mancha ser abogado de una u otra parte, y los académicos no son jueces (al menos, en tanto académicos), pero cuando uno lee que la libertad de prensa es el único derecho absoluto y cosas por el estilo, es como que uno se pregunta: ¿pero este flaco es abogado de un diario o qué? Y si, resulta que es abogado de un diario.

Por eso me parec que algo, alguito, tiene que haber. Mínimamente. Mucho menos que Collins.

Es super difícil. Pero no creo que "nada" tampoco sea tan bueno.

abrazo

martín

Pedro Caminos dijo...

Mmh... creo que el argumento de Collins pasa por otro lado: cuando leemos un artículo en una revista especializada, el autor o la autora suele ser presentado como "profesor de tal lugar" (al menos, así es en los journals y los reviews de EEUU; acá -Argentina- es un poco diferente).
El hecho de presentar a quien defiende ciertos argumentos como "profesor/a" hace que esos argumentos aparezcan revestidos de la fuerza adicional que le brinda el hecho de ser propuestos por alguien neutral (un/a profesor/a).
Pero si el autor/a en realidad es un/a lobbista, se está aprovechando de la sensación de neutralidad que se desprende del hecho de ser considerado/a como un experto/a en el tema en cuestión.
Dejar en claro que Fulano de tal, que escribe un artículo diciendo que el art. X de la ley Y es inconstitucional, y eso favorece a los trabajadores, es el abogado de la CGT (o de la AFL-CIO), permite evitar que le otorguemos a sus argumentos el "plus" de la neutralidad. Y, al mismo tiempo (o, mejor dicho, como consecuencia de ello), nos invita a extremar la precaución y hacer una lectura crítica aún más atenta.
Piensen, por ejemplo, en el post de rg sobre el artículo de La Nación escrito por Sagüés del otro día. En el artículo de La Nación NPS era presentado como "un constitucionalista". Ello induce a una cierta lectura. Pero si La Nación lo hubiera presentado como "un constitucionalista conectado con la Iglesia Católica", el lector podría tomar algo de distancia crítica con relación a lo que decía NPS (por lo menos, un no católico podría pensar que la interpretación de NPS podría estar sesgada; de la otra manera, si es presentado sencillamente como "un constitucionalista", alguien pensaría: bueno, es un experto sobre ese tema, si él dice tal cosa sobre tal tema, entonces debe ser así).
Aquí el contraargumento fácil es que siempre tenemos que ser críticos y desconfiar de las "autoridades" en temas intelectuales. Pero ese contraargumento es fácil porque no se hace cargo del hecho de que la mayoría de los abogados no son investigadores full time. Muchas veces necesitan consultar "artículos de doctrina". Y guiarse por lo que dicen los "grandes maestros" constituye una manera de encontrar soluciones rápidamente.
Además, muchas veces ocurre que tenemos que litigar (o emitir recomendaciones) sobre temas en los que estamos muy lejos de ser expertos y de desarrollar una acabada visión crítica.
En esos casos que la publicación en cuestión diga que el artículo está escrito por un abogado de un banco, por un asesor de una ONG ambientalista o por lo que fuera le da al profesional una herramienta muy útil que le simplifica el trabajo.
Bueno, eso nomás. Un abrazo.

Ramiro dijo...

Por citar solo a un autor que se senialo aca hace poco: Frank Michelman. Su seminal articulo On Protecting The Poor... publicado por la Harvard Law Review lleva una nota al pie que dice: "supported by The Harvard Center on Law and Education with funds provided by The U.S. Office of Economic Opportunity".

El hecho de q el Gobierno de EEUU haya aportado fondos a un proyecto de research desde donde salio ese articulo no le quita ni un poco de valor al articulo de Michelman.

El disclosure sirve para dos cosas: para reconocer a quienes te pagaron el sueldo y para que gente con malos argumentos ofrezca de la variable ad hominem.

No toda la gente, es mas, me animaria a decir que casi nadie, matiene posiciones porque le pagan. Badeni puede ser el abogado de la Nacion y al mismo tiempo tener una vision de la libertad de expresion alineada con los intereses del diario. Y bienvenido sea. En todo caso, habra q oponerle visiones opuestas si estimamos que las que el sostiene estan equivocadas. Pero no se le puede decir: 'ey, vo, sos el abogado de la oligarquia periodistica asi q callate'.

Los grandes profesores tienen posiciones tomadas, vinculaciones con instituciones, etc. Un tipo que hace critical race theory esta involucrado en causas por justicia racial, y asi es como lo prefiero, fuera de la torre de marfil y en el barro de la trinchera. Los mejores profesores que he tenido tienen un indisimulable prejucio progre (liberal bias), y multitud de colaboraciones con causas como la ACLU, la NAACP, etc.

Parece que Collins se indigna para un solo lado, y eso no es integro desde el punto de vista dworkiniano.

Ulrich dijo...

PAC, justamente, creo que la "neutralidad" no debe ser vista como algo valioso. Ni siquiera creo que deba ser algo relevante! Las peores ideas pueden surgir de la más desinteresada de las personas: hay gente que dice que Charles Maurras era muy honesto, y que la Action Française la fundó por sus apasionadas opiniones.

Si hay que dejar aclarado algo sobre todos, siempre vamos a discutir cuánto fue ese algo. Y si faltó acá, o si allá tergiversó. Y, como dije, podemos terminar metiéndonos en las alcobas de las personas cuando, muy simplemente, se podían solamente dejar competir las ideas.

A mi me parece que también hay mucha gente que tiene miedo de adherir o rechazar a alguien: algún ateo militante puede coincidir inadvertidamente con un jurista católico, o un fascista suscribir las palabras de un acrónimo de Gramsci... Me parece que esto es una de las lacras intelectuales, que se ve muy claro en el tipo de gente que dice cosas como: "para saber que tengo que pensar, miro lo que dicen La Nación/Página12/el Papa/Foucault, y opino exactamente lo contrario". Algo más canalla que eso, avísenme.

Adhiero totalmente a lo que dice Ramiro justo antes, opino exactamente igual.

Cintia - Montevideo, Uruguay dijo...

Creo que Zaffaroni también planteó esta preocupación al sostener que los jueces no deberían ocultar su postura política, sino explicitar a cuál se afilian. La cuestión se suscita en varios ámbitos, pero es cierto que el Derecho, y en especial ciertas ramas de él - como el Derecho Penal - están más ligadas a la ética y a la moral aún que otras, por su propia naturaleza.

Estoy en cierta medida de acuerdo con Martín Juárez en que el argumento de alguien no debe ser desmerecido automáticamente solo por tener un interés en el asunto. Pero sí creo que exteriorizar y dejar clara la existencia de ese interés es una buena demostración de "fair play", porque así podemos analizar la línea de argumentación y ver si realmente es una opinión fundada, lógica, razonable y no movida exclusivamente por ese interés, o si por el contrario, la argumentación está dirigida exclusivamente a justificar y defender un determinado interés.

Ya lo dijeron los realistas norteamericanos: el Derecho es solo uno de los factores que incide en la decisión de un juez (y a veces ni tanto); más que nada el Derecho sirve como proceso de justificación de las decisiones tomadas, a las cuales se suele arribar por otro tipo de cuestiones (morales, políticas, personales...). Explicitar cuando se habla de un determinado asunto que se tiene un interés puede ser útil para analizar la decisión y la justificación de la misma. En el caso de los jueces es aún más complicado por estar relacionadas con las ideas dogmáticas del juez imparcial, neutral, totalmente objetivo, etc. etc.

De todos modos creo que hay que tener mucho cuidado con las "etiquetas". Uno a veces "es" algo (comunista, abolicionista, pro-códigos de ética en el fútbol, o lo que se les ocurra) en virtud de tener una serie de pensamientos y opiniones más o menos tendientes a esa orientación, pero no siempre es acertado que se sostenga que uno dice algo "porque es" alguna cosa. Si somos abiertos (que no tiene por qué ser contradictorio con coherentes y consistentes, aunque suele pensarse que sí), podemos tener un pensamiento amplio que incluya mantener una determinada opinión o sostener cierto argumento sin que implique la adopción de todo un sistema de creencias relacionadas. De todos modos, hacer ver de dónde puede ser que provengan las decisiones o argumentaciones puede ser una conducta leal hacia los demás, porque si de verdad nuestra posición trasciende el interés inmediato y evidente, no tenemos tanto de qué preocuparnos; podremos justificarla y fundarla con una solidez que hará caer aquel "vos lo decís porque sos esto o lo otro", aquel ad-hominem.

Lucas A dijo...

Sí, muchas de los comentarios de Ulrich y Ramiro, están en la línea de quien contesta a Collins: Quinn.

Ahora, más allá de lo que disclosure puede generar lo que me pregunto es si, como dice MJF, no se le puede pedir a nadie, nada de nada. Y eso, me parece potencialmente problemático porque estas situaciones me parecen que hay una violación del fair play (aunque sí, nunca sabremos los "verdaderos" y "últimos" intereses de muchos).

En fin, la seguimos,
Lucas.

Alberto Bovino dijo...

Lucas:

Coincido en gran medida con lo dicho por Martín y por Ulrich. Más allá de eso, creo que bajo ciertas circunstancias sí puede ser relevante cierto nivel de exposición de los intereses personales —de cualquier tipo— de quien habla desde la academia.

Creo que un buen ejemplo es el del trabajo de Daniel Pastor donde habla del desprestigio de los derechos humanos, de las organizaciones de derechos humanos y de los "activistas" de derechos humanos (lo que sí le agradezco a Daniel es que me haya notificado de que todos los derechos humanos, todos los organismos de derechos humanos y todos los activistas de deerechos humanos estábamos desprestigiados).

En su trabajo sobre la desmesura punitivista que padecen abogados como yo, me descalifica (no se refiere a mí personalmente, pero yo fui el abogado del CELS que intervino en dos de los tres casos que él más critica: de la Rúa y Cabezas) como activista y no como académico.

Él, en cambio, habla en nombre de la "ciencia" del derecho penal. En ningún momento menciona que colaboró informalmente en la defensa de de la Rúa, ha negado que jugó un papel central como abogado del Estado argentino en el caso Bulacio ante la Corte Interamericana, y solo menciona como al pasar que en ese momento defendía al exservicio que participó en el homicidio de José Luis Cabezas.

Pasando a otra cuestión, creo que el planteo de Collins es demasiado simplista. Algo así como:

1) Engancho como cliente a ADEPA

2) Empiezo a publicar sobre libertad de expresión como un desenfrenado.

3) En todo lo que escribo como académico debo coincidir con las opciones más favorable a mi cliente.

Casi todo los ejemplos que yo he conocido en mi vida profesional no concuerdan en nada con esa percepción.

Como regla, cuando me toca realizar alguna exposición —oral o escrita— de algún tema, me presento como socio y abogado consultor del CELS, como profesor y como abogado litigante.

Nunca agrego que, además, soy editor. Pero cuando entro en una discusión sobre la "malignidad", la "codicia" y el carácter de "explotadores" de las ideas ajenas que algunos atribuyen a los editores, sí lo hago.

Como sugiere —creo— Martín, hay una relación no lineal en el hecho de que yo escribo sobre temas de derechos humanos, de que trabajo pro bono en un organismo de derechos humanos y de que llevo casos de derechos humanos como parte de la práctica que sí es rentada de mi trabajo.

Bueno, la verdad es que mi pretensión de aclarar algo creo que solo ha oscurecido, pero aquí va.

Nos vemos,

AB

Lucas A dijo...

Entiendo AB. Buen punto. Ahora, MJF y Ulrich, con sus dichos, parecen sugerir dos cosas diferentes. El primero, intuición que está también en el post, pedir nada a nadie tampoco parece un fair play. El segundo, si lo interpreto bien, parece sugerir que exigir algo es fomentar el ad-hominen (y tal vez Ramiro está en la misma línea). Esas dos posturas son diferentes.

Menos mal que nos nos interesan de los casos personales, che! =)

Sigamos,
Lucas.

Martin Böhmer dijo...

Me parece que el punto es el lobby académico oculto, no?
Colegas de la profesión que escriben para bancar un argumento en un caso, que publican y luego se citan en el escrito, que publican para que otros los citen en los escritos, que son contratados para poner la firma porque han escrito lo que el cliente necesita y todo pretendiendo ser académicos neutrales cuando no lo son.
O que no escriben porque hieren actuales o potenciales clientes, que no critican porque molestan a los jueces, o a los consejeros de la magistratura, o a sus titulares de catedra que son jueces o socios de estudios donde les gustaría trabajar.
El problema no es la neutralidad, el problema es no presentar los mejores argumentos por pura mala fe académica y puro interés profesional. El problema es la falta de una academia jurídica independiente de la profesión.
Martin

Pedro Caminos dijo...

Hola Ulrich, cortito y al pie: podemos coincidir en que la "neutralidad" (entendida en el sentido berreta de que es neutral aquello que proviene de la academia, etc.) no es algo que tengamos que considerar valioso en sí mismo. El problema es que hay una visión social generalizada que sí lo ve como algo valioso (quizás mas presente aún en el derecho, donde tendemos a deidificar a los profesores titulares, etc.).
Entonces, una buena manera de advertirle a los lectores que no esperen ningún tipo de neutralidad de parte de lo que van a leer es aclarar quién es el que escribe, etc.

Lucas A dijo...

Martin Bohmer, gracias por pasar por acá. Coincido con vos en el ideal de academia independiente, por eso trajimos un poco la discusión.

El tema es ¿qué es independiente, qué tipo de independencia?. ¿Sólo la profesión es un mal? Que los profesores sean jueces, empleados judiciales, funcionarios de las legislaturas, de la administración pública también resulta problemático y fomenta falta de independencia, la autonomía que es precondición de la crítica académica.

Ahora, un profesor de derecho administrativo que trabaja en la adminitración pública estará condicionado para ser crítico de la estructura o de las prácticas en las cuales está inmerso, pero por otro lado, toda academia legal quiere que los operadores del derecho integren sus filas, vayan a dar cursos y charlas, porque les sirve a todos, incluso a los que estudian desde la academia más desinteresada esas estructuras.

En fin, Abrazo MB.

PAC, otro abrazo, che.
Lucas.

Martin Böhmer dijo...

Lucas,
Independiente económicamente de quienes tiene que estudiar y criticar: de la profesión, de la judicatura, de los partidos, de las corporaciones, de los sindicatos, de las ONGs. Independiente económicamente. Que la comida de sus hijos no dependa de su silencio o su complacencia.

Y la academia le da la bienvenida a los operadores, los escucha, les hace preguntas, focus groups, encuestas. Saluda en ellos al inefable punto de vista interno. Y después les abre la puerta para que se vayan y se quedan con sus alumnos a destrozarlos, compararlos, admirarlos, convertirlos en casos de estudio, copiar sus destrezas para que los alumnos las pratiquen.

Abrazo, Lucas
MB

Ulrich dijo...

Me parece que coincido parcialmente con Bovino y con Bohmer, y bastante más con PAC.

La "neutralidad" está vista como un valor. Lamentablemente es así, y es con lo que tenemos que lidiar. Pero también podemos intentar extirpar de a poco ese prejuicio. Porque creer que alguien va a opinar o trabajar en abstracción total de los intereses es una contradicción en sí mismo. Aun el amor a la verdad platónico implica un interés personal.

Es todo más simple si nos quedamos con los argumentos. Porque el académico no tiene un rol como el del juez, que decide conflictos concretos de intereses, usando la ley como fundamento explícito. El académico debe producir argumentos, ideas, y disputar con los demás. Nunca zanjar las disputas, porque si no terminamos con el modelo de la universidad medieval, donde doce tipos deciden por unanimidad que la tierra es plana o cuáles son los movimientos internos entre las personas de la Santísima Trinidad.

Me opongo a que exista reglas sobre disclosure porque esto lleva a dos problemas: (1) no resuelve nada, porque no blinda contra el ad hominem, dado que el mal argumentador siempre encontrará algun rasgo "siniestro" o "disimulado" de quien habla, y se puede llegar a absurdos como tener que revelar datos sensibles; y (2) hay una lógica de pendiente resbaladiza, ya que cada vez se pedirá más, más y más.

Si un académico o no académico argumenta de mala fe, eso quedará a juicio de quienes evalúan su discurso. Las universidades ponen (o deben poner) a disposición un CV de sus profesores. No veo por qué deba anexarse el CV a cada opinión emitida. Me parece que hasta ahí estamos bien.

Pedir más que eso, o querer sembrar sospecha sobre cualquiera que no es "uno de nosotros", creo que responde más a una reyerta corporativa que a una quimérica independencia. En el acto administrativo o contrato que otorga una tenure o cátedra no viene un privilegio epistémico que otorgue preeminencia a los argumentos. Me temo que la idealización de esa independencia nos hace correr el riesgo de reanimar el principio de autoridad.

juani bertomeu dijo...

Me perdí este debate, está muy bien. Coincido un poquito con casi todos. Creo que lo que nos genera incomodidad es el hecho de que estemos hablamos de derecho. El derecho es un bicho raro.

La actividad de los abogados es normativa en un doble sentido. Primero, nuestros argumentos son valorativos (incluso nuestro intento de descripción de una regla jurídica lo es). Pero además, está íntimamente ligado al ejercicio del poder, a la decisión de conflictos.

Un filósofo también lleva a cabo una actividad normativa. ¿Pero qué importa si le paga una empresa para producir o defender cierta idea? Si la idea es mala lo van a despellejar, y si es buena no necesariamente sea un problema que le hayan pagado. Y un filósofo que invoque el nombre de otro sólo porque piensa que es una "autoridad" en la materia, sin un análisis de lo que dijo concretamente, es un mal profesional.

Pero el filósofo no decide casos concretos. El derecho, en cambio, zanja en la práctica desacuerdos, a veces grandes. Y lo hace usualmente de un modo opaco. Si los jueces y abogados discutieran libremente, y sólo fuera el mérito de una posición lo que inclinara la balanza, no habría problema.

Pero como dice Martín, uno ve referencias a "autoridades" todo el tiempo, y por eso el tema del full disclosure puede ser relevante en ciertos casos. No porque el académico deba ser neutral. La mayoría de los ejemplos que da Collins no me parecen nada problemáticos. Pero podemos estar interesados en saber algo más sobre quién es el que escribe.

(Entre paréntesis, esto no quiere decir que otras disciplinas pretendidamente a-normativas, como la ciencia política, no tengan problemas más o menos similares; de hecho, una analogía fácil es con los analistas económicos, porque sus opiniones tienen muchas veces un impacto en la implementación de políticas públicas. Seguro que hay posiciones mejores que otras en economía, y que en la arena pública esto se puede discutir. Pero tal vez querramos saber si alguien está sosteniendo lo que sostiene -generalmente argumentos técnicamente sofisticados, o al menos en apariencia sofisticados- porque una empresa le está pagando.)

j.

Anónimo dijo...

Hola, como están, creo que esto tiene algo que ver con lo que aquí se esta planteando.

Les comento lo que está sucediendo en la Universidad Nacional del Comahue (allí soy docente), donde su Consejo Superior ha rechazado la designación de un profesor consulto "porque defiende violadores".

Les copio aquí la nota publicada en el Diario Rio Negro.

Hay un comunicado de la asociación pensamiento penal repudiando este hecho(www.pensamientopenal.com.ar) y se están haciendo presentaciones para que se revoque la medida.

La UNC rechazó a un profesor "por defender a violadores"
Revocaron la designación del abogado Oscar Pandolfi

Pandolfi fue designado en el 2006 profesor consulto de la Facultad de Derecho de Roca. Ahora el Consejo Superior revirtió la decisión.


NEUQUÉN (AN)- El Consejo Superior de la Universidad Nacional del Comahue revocó la designación de un profesor consulto con el argumento de que al ejercer su profesión de abogado, defiende "en forma sistemática" a personas acusadas de cometer violaciones.

La oposición a la designación del abogado y profesor Oscar Pandolfi fue liderada por la consejera Graciela Alonso, quien ayer dijo a "Río Negro" que "no es ético que la universidad pública le pague a una persona que defiende en forma sistemática a violadores. En los juicios por delitos sexuales, las organizaciones de mujeres nos encontramos siempre con esta figura enfrente".

Pandolfi, en tanto, dijo que prefería esperar antes de dar una opinión. "Primero quiero leer qué quedó asentado en el acta de la reunión del Consejo Superior", señaló ayer a este diario.

La decisión del Consejo Superior de la Universidad, dispuesta en una ajustada votación por 8 votos a favor, 7 en contra y 6 abstenciones, ya generó repercusiones. La Asociación Pensamiento Penal, que agrupa a profesionales del derecho, consideró "desafortunado" el proceder de la UNC y dijo que pone en juego su prestigio como casa de estudios. Agregó: "La absurda categorización entre imputados que merecen ser defendidos y otros que no, y que aquellos que los defienden deben correr la misma suerte que sus clientes, supone una grosera confusión conceptual" (ver aparte).

Según pudo averiguar "Río Negro" consultando a varias fuentes, Pandolfi está jubilado pero el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales lo designó "profesor consulto", una categoría que le permite dictar clases y tomar exámenes.

La designación debe ser aprobada por el Consejo Superior de la Universidad, que durante varios años no funcionó.

En la última sesión, hace 15 días, ingresó un expediente de 2006 con ese antiguo nombramiento de Pandolfi. Y Alonso se opuso por los motivos mencionados.

"Esta es una universidad pública y no nos podemos desentender de lo que hacen en su actividad privada las personas que trabajan acá", afirmó Alonso.

Cuando se le preguntó si consideraba que los violadores, como cualquier acusado de un delito, no tenía el derecho constitucional a ser defendido, respondió que "acá el tema es la sistemática actuación de Pandolfi. Hasta los jueces aparecen como condicionados cuando él está en un juicio. Las organizaciones de mujeres siempre nos encontramos con él".

Alonso, quien también milita en la colectiva feminista La Revuelta, adelantó que le pedirán a otras organizaciones de mujeres que se expresen enviando cartas a la Universidad.

En la reunión se habló también acerca de si correspondía que devolviera los salarios cobrados, pero la consejera aclaró que "esto no es una cuestión de plata".

Respecto del resultado de la votación, se supo extraoficialmente que acompañaron a Alonso algunos no docentes, estudiantes y decanos. Se abstuvieron la mayoría de los decanos, y votaron en contra representantes de Apunc, un profesor de derecho y dos decanos.

Saludos
Nicolás García

Pedro Caminos dijo...

Bueno, algo parecido está pasando en la UBA con un profesor que defendía/defiende a a militares en juicios por violaciones a los derechos humanos... me parece que vamos calentando motores para la primera sesión del seminario!

Cintia - Montevideo, Uruguay dijo...

Aprovecho para pasar el dato por si hay algún otro que como yo encaje en la categoría de "starving student" (especialmente si es uruguayo, ya que hay una educación prácticamente nula en las Facultades en lo que es lógica, argumentación y ética): en la página www.usoderazon.com de R. García Damborenea se puede bajar gratis su Diccionario de Falacias, que está bien simple y explicativo. También tiene un repartido sobre Argumentos al que todavía no le he hincado el diente pero que promete lo mismo.

Alberto Bovino dijo...

Hablando de neutralidad:

Martín B., no me parece que la solución sea una academia jurídica independiente de la profesión sea recomendable, y ni siquiera posible. Nuestro común amigo Roberto Saba nunca se manchó los deditos por tocar un expediente, y eso no lo hace un académico independiente en el sentido que creo le das al término. Lo que es seguro, también es que Roberto no es uno de esos que calla para no molestar a los jueces.

El problema es que muchos académicos nos autocensuramos, y en la medida en que eso sea una práctica generalizada, los díscolos pagan facturas —en realidad, sus clientes— cuando van a la mesa de entradas.

Más allá de ello, no creo en un modelo de universidad de académicos autistas a la práctica jurídica —que excede en mucho al litigio—. Sí estoy de acuerdo en que una parte del cuerpo docente esté integrada por profesores profesionales, pero la visión formalista del derecho actualmente imperante se profundizaría con un cuerpo de profesores full time.

Esta discusión cada vez me confunde más, o quizá ya estaba confundido y recién ahora me doy cuenta.

Saludos,

AB

Lucas A dijo...

Martin, me encantó. Es un muy buen punto de partida ese. Me parece importantísimo lo que decís. Hay que trabajar en esa dirección, ahora la cuestión es ver cómo se construye y las restricciones a superar para generar esa posibilidad y esas capacidades institucionales-académicas.

Ulrich, no me parece que fomentar la autonomía o la independencia -no vivir en la burbuja sino poder hacer investigacioens que son impopulares o contraculturales, o que puedan estar enfrentado a políticas públicas, líneas oficialistas u opositoras de los grupos presentes en la universidades, de hacer una agenda propia- resulte directamente en fomentar el argumento de autoridad. Reconocemos el peligro, pero lo que está, el status quo, no parece satisfactorio.

Gracias, Nicolás por la información.

Salud!
Lucas.

Martin Böhmer dijo...

AB,
Estamos de acuerdo, una facultad de profesore/as autistas y formalistas es una mala idea. Pero me me pareció qe yo no dije eso. Dije profesore/as de derecho full time. Eso quiere decir lo que dice: profesore/as de derecho, no de filo, ni de socio, ni de religión, ni repetidore/as de textos. Profesore/as de -una práctica social compleja que requiere identificar el punto de vista interno de quienes asumen la obligatoriedad de ciertas conductas vaya uno a saber por que, etc...- full time.
Es decir con tiempo para hacer esa tarea complicada e intensa, y sin necesidad de ser complacientes con aquello/as que deciden sobre su capacidad de llevar el pan a la mesa.
MB

Roberto de Michele dijo...

Coincido con la opinion de Martin Juarez Ferrer.
Me quede pensando en los ejemplos de las opiniones de Badeni y de Daniel Pastor.
Conocer quien es quien dice lo que dice puede ser interesante, pero no estoy muy seguro que resuelva demasiado acerca de la calidad de las opiniones que presentan
La discusion se parece a lo que Borges llamaba la supersticiosa etica del lector. La propuesta de que haya una declaracion completa (disclosure) de la filiacion personal, ideologica y economica del autor puede llevar a conclusiones descorcentantes.
Por ejemplo, comparemos las siguientes expresiones y sus respectivos disclosures:
"utilizar repelente off reduce las posibilidades de contraer dengue"
Autor: Roberto de Michele, hincha de boca, cuadrante inferior izquierdo del political compass, burocrata de organismo financiero internacional.
y
"utilizar repelente off reduce las posibilidades de contraer dengue" autor, Juan Perez, hincha de river, cuadrante superior derecho del political compass, jefe de ventas del fabricante del repelente off.
Cual es la incidencia del disclosure?
Que pasa si se mantiene el disclosure, pero mi frase es "la manera mas efectiva de repeler el dengue es leyendo literatura comprometida"?
Reconzco que existe un limite a esta posicion y esta dado por aquellas situaciones en donde la disponibilidad de informacion valida es limitada o la informacion es imperfecta. Ello en parte ocurre en ciertas areas de la investigaciones cientifica, en donde la disponibilidad de informacion esta influida por decisiones politicas y economicas que afectan la disponibilidad de soluciones.
Otro riesgo de requerir la informacion sobre quien es quien escribe lo que escribe es el que requeria en algun punto una intervencion regulatoria. Cuanto necesito saber para estar seguro de saber que interes tiene quien escribe lo que escribe y poder entonces morigerar la incidencia de esos intereses, decodificando el texto para asegurarmen no caer en la trampa de espurios argumentos guiados por el interes de quien escribe?
Quien tiene la neutralidad y objetividad para proponer este filtro?
Creo que el ejercicio mas interesante sigue siendo la critica abierta a los argumentos y opiniones.
Saludos

R