28 ene 2011
No al Régimen Penal Juvenil
En estos días, como ocurre de tanto en tanto, y para no perder la costumbre, todos nos pusimos a hablar de la cuestión de los menores, el delito y la pena. La Presidenta, algunos de sus obsecuentes de turno, y también Carrió, dieron por obvia la necesidad de bajar la edad mínima, en cuanto a la responsabilidad penal de los menores.
Dos buenos especialistas, E.G.M. y A.G.D., acá y acá, pidieron "avanzar en un régimen penal" para los menores.
Zaffaroni, por su parte, sostuvo lo mismo, en nombre de "los pibes". En sus palabras: "Yo preferiría que no se los tutele”, como ocurre ahora, porque son los jueces, sin otra intervención, los que resuelven el destino del menor que cometió un delito. “Yo preferiría que me penen, que me apliquen un régimen penal. Eso les daría más garantías a los pibes."
La pregunta es: Cuáles son las mayores garantías que me promete el régimen penal, en un país donde el 65% de los presos (o sea, unas 40000 personas) están detenidos sin condena (75% en la provincia de Buenos Aires!); en un país en donde (en buena medida gracias a la bonanza kirchnerista), pasamos a tener el doble de presos en menos de diez años (teníamos 28000 en 1998!!!!)?????
Por supuesto, estamos todos en contra del régimen tutelar -los jueces decidiendo, sin controles, sobre la suerte y desgracia de los niños detenidos. Pero cómo puede ser que la única alternativa que veamos, frente a ese escenario, sea la catástrofe vejatoria del régimen penal???? En lugar de pensar límites y reglas más estrictas sobre los jueces, no, pensamos en el transpaso de los niños al régimen del infierno.
Lo digo una vez y no lo repito más: NO AL REGIMEN PENAL JUVENIL
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33 comentarios:
dos cuestiones: la primera es la mentada cuestion de las garantías que muchas veces se expone sin entrar en detalles; y pareciera que los jovenes no tienen la condicion de personas, que la constitucion no los ampara, que para ellos x su edad no se aplican los principios generales que se aplicarían a los demás... solo por ser "menores". Y con mayor razón que el que "garantice" eso sea el "derecho penal", y sus materializaciones mas proximas: la policia, los fiscales, y jueces de instrucción.
La segunda es una cuestión hipócrita: la lucha por la eliminacion del régimen tutelar es una vieja pelea que se viene dando; un avance importantísimo fue la ley de proteccion integral (algo similar a lo que sucede con la 26485) pero que nunca se aplicó, nunca hubo recursos para ponerla en práctica en ninguna provincia. Es ilógico el castigo a personas a los cuales el estado le desconoce permanentemente sus derechos, de la manera mas cruel.
Repetilo Garga, repetilo.
si, me parece que es necesario
Y sí a qué, che?
Porque las personas que cita proponen reformas viables, aunque no le gusten.
Es fácil ser constitucionalista, se ve.
mucho más fácil ser anónimo.
y propuestas tenemos, quedate tranquilo
Hola rg, soy el anónimo que el otro día te pedía materiales sobre el tema. Estuve hojeando algunas cosas, pero los recomendados Mary Beloff y Emilio García Méndez la verdad que dejan mucho que desear. Ahí pusiste la nota de hoy del segundo, alabando a Scioli. Aquel se pasó de "Solidaridad e Igualdad" a "Seguridad e Imputabilidad" (y no sé si anda por Proyecto Sur o con el sabatellismo).
Los textos que sí me gustaron fueron por ejemplo de Claudia Cesaroni y otros del CEPOC, y del Juez José H. González del Solar, con distintos trabajos, artículos o notas encontradas por Google.
Saludos.
Las personas responden a incentivos.
Los menores son personas.
Actualmente, tienen conocimiento del sistema institucional, que impide que sean encarcelados (gracias a abogados penalistas asociados).
Qué incentivos establecemos para que el nivel de delincuencia sea aceptable para la ciudadanía?
No era más del 65% los presos sin condena en el país?
1. El régimen tutelar es injusto (probablemente inconstitucional) porque deja indefensos a los menores.
2. Hoy los menores ya están en el infierno. Los institutos son carelarios. Todos generan la cultura tumbera que le da al menor en el instituto -o al mayor en la prisión- un lugar en la sociedad: ser tumbero.
3. Es falsa la discusión respecto de la punibilidad. ¿No es obvio que el menor es penado? Salvo que discutamos la naturaleza jurídica de la pena como nominalistas.
4. El punto es, para mi, cuánto está dispuesta la sociedad a invertir en los menores en: a) prevención: facilitando casi hasta el extremo las adopciones, hogares sustitutos, etc.; b) educación: con personal abundante e idóneo para los institutos: es sabido que el menor que va a uno de ellos es un pibe conflictuado pero muy despierto: con calle. Y están, en general, predispuestos a aprender, crecer y recibir amor. Si la sociedad le enseña cultura, trabajo, le da amor, seguro que lo preferirá a la cultura tumbera.
Si la sociedad solo los apila (sea previo proceso art. 18 o por disposición; sea en institutos o en prisiones) sin ofrecerles nada... adoptarán la cultura tumbera.
tito
Respecto del comentario de PIC. La verdad, estoy un poco cansada de escuchar la frase "las personas responden a incentivos, entonces tenemos que hacer esto y no aquello". Me hace pensar en los perros de Pavlov. Lo escuché de una parte considerable de mis profesores (estudio derecho) y siempre me hizo ruido.
Creo que la pregunta acerca de los incentivos es importante, no la desdeño, pero me parece que es una pregunta posterior, de medios, fines y demás. Primero tenemos que preguntarnos qué derechos son violados (en el caso de los menores, a la vivienda, educación, etc.) y, luego, buscar las medidas para evitar estas violaciones (y, claro, las que los delitos cometidos por los menores generan).
En el caso, creo que se simplifica el problema creyendo que bajando la imputabilidad se solucionan los problemas de fondo. Aún peor, creo que se trata a las víctimas como victimarios. Los menores no delinquen porque son malos, deberíamos preguntarnos cuáles son las circunstancias que llevan a un menor a robar y matar a alguien, y qué estamos haciendo nosotros, que pertenecemos a la parte privilegiada de una sociedad extremadamente desigual, para cambiar esas circunstancias injustas, y no atacar a los menores.
totalmente, deben ser tratados como personas, no como perros
RG, vos decís lo siguiente. "Hay quienes dicen que los menores en el régimen penal tendrían más garantías. Eso es falso porque el régimen penal funciona mal. Por lo tanto, lo que hay que hacer es mejorar el régimen de tutela·.
De tu argumento puede inferirse tanto que hay que mejorar el régimen de tutela como que hay que mejorar el régimen penal. La respueta entonces es por qué te inclinás por lo primero. No digo que esté mal, pero hay una premisa que te está faltando. Saludos.
pero no leiste el post, ahi digo "todos estamos de acuerdo en los problemas del sistema tutelar". si los jueces fallan, porque tienen libre albedrio, la solucion no la da el regimen penal, que regimenta y organiza la violencia
En otras palabras, de tu argumento puede seguirse tanto que los menores deben permanecer en el sistema de tutela, pero que hay que mejorarlo, como que los menores deben pasarse al sistema penal, que hay que mejorarlo.
no, no entendiste lo que dije
Puede que no. Mi pregunta era por qué los defectos del sistema penal son una razón para no aplicarlo a los menores, y los defectos del sistema de tutela no son una razón para abandonarlo, sino para mejorarlo. Era eso.
Yo podría hacer el mismo argumento al revés, y decir que hay que abandonar el sistema de tutela por sus defectos, y qye se aplique el sistema penal, pero mejorado.
es una pena que veas el mundo dividido siempre en dos. hay vida mas alla de tutela-derecho penal. el funcionamiento de ambos mundos es un espanto, y hay que alejar a los ninios de ahi, tanto como sea posible
"Primero tenemos que preguntarnos qué derechos son violados (en el caso de los menores, a la vivienda, educación, etc.) y, luego, buscar las medidas para evitar estas violaciones (y, claro, las que los delitos cometidos por los menores generan). "
Esto lo comparto, pero en parte. El problema de la delincuencia juvenil puede resolverse parcialmente con educación, pero no con la educación liberal en humanidades (que sólo sirve para formar futuros universitarios), es decir, no con primaria, bachiller, comercial o industrial, sino con formación profesional en oficios, de corto plazo, que permita la inserción laboral de los menores rápidamente.
por otra parte, la imposibilidad de contratar legalmente a un joven antes de los 18 años fuerza a muchos a las actividades ilegales, e impide que encuentren un camino en su vida que no sea la educación pública (que sólo sirve para ingresar a la universidad, lo cual no guarda relación con el proyecto de vida, al menos de corto plazo, del joven en situación de riesgo).
Por otra parte, me parece que habría que examinar caso por caso si el menor que cometió un delito tenía acceso a la vivienda y la posibilidad de trabajar. Si estos dos extremos existieran, qué habría que hacer? Podemos asumir ligeramente que todo acto de violencia es producto de una matriz opresora?
Con respecto a los incentivos, es sabido que muchos jóvenes aprovechan el espacio que dejan las leyes y su aplicación actual. No se trata de que el Estado trate a los jóvenes como perros de Pavlov, sino que ellos instrumentalmente así tratan a sus víctimas, porque calculan la probabilidad (mínima) de ir presos.
Además, lo que yo dije de los incentivos no es contradictorio con lo que Anónima propone: en efecto, vos decís que con educación, salud y demás servicios públicos, bajaría la tasa de criminalidad. Y en eso estamos de acuerdo. En el mediano/largo plazo, seguramente es así.
Ciertamente, hago mis reparos: con educación que permita la inserción laboral y con la posibilidad de trabajar legalmente (lo cual exige reformar la LCT).
En esto, creo que el peronismo tuvo un acierto, cuando creó las escuelas de oficios, que posibilitaban la inserción posterior en las escuelas fábricas, y luego en la universidad obrera. Sin dudas que es así como vas a lograr que un joven en situación de riesgo adquiera buenos hábitos de cooperación social a través del trabajo, y no cortando como un lecho de Procusto y forzando a la marginalidad a todo el que no quiera estudiar análisis matemático 1 o álgebra 1 en el industrial, o estudiar las vidas de los 12 césares en el bachiller. En esto soy más alberdiano que sarmientino.
PIC, a lo que iba era a eso. La discusión tiene que rondar en torno a qué derechos se violan y las maneras de reparar esas violaciones. En esta segunda parte podemos estar de acuerdo o no en las formas de repararlos, y se puede tener en cuenta los incentivos que las medidas generen, pero estoy en contra del uso de los incentivos como argumento central de las medidas y las decisiones cuando se trata de derechos, y te sorprendería la cantidad de profesores abogados con posgrados en Harvard que lo hacen.
Respecto de lo que decís:
" Por otra parte, me parece que habría que examinar caso por caso si el menor que cometió un delito tenía acceso a la vivienda y la posibilidad de trabajar. Si estos dos extremos existieran, qué habría que hacer? Podemos asumir ligeramente que todo acto de violencia es producto de una matriz opresora?"
Creo que los menores son inimputables. Si vos me preguntás si habría que bajar la edad de imputabilidad en una sociedad en la que los menores tienen todas estas necesidades cubiertas, mi opinión es que no. Ahora, me parece mucho más grave que en sociedades como la nuestra, en la que de hecho sabemos que la mayoría de los menores que delinquen se encuentran en una situación de marginalidad y desamparo, nos pongamos a discutir la mejor manera de penarlos una vez que cometieron un delito (!). Me hace sentir lo mismo que cuando escucho, incluso a amigas mías, decir: "bueno, pero estos son pobres porque quieren". Claro, porque está buenísimo vivir así y estar en una sociedad en la que el Estado y tus pares te dan la espalda, y, para coronarla, cuando te mandás alguna, ahí sí se ponen todos a gritar que se reparen los derechos violados y que haya justicia. Claro, porque la situación anterior era justa...
Me parecen todas medidas tendientes a mantener un status quo que a algunos (los que proponen esas medidas y, lamentablemente para los marginados, los que están en el poder) les conviene, barriendo bajo la alfombra todo el resto de la sociedad, de la que se percatan sólo cuando les tocan su quintita, o, peor y más trágico, cuando la violencia lleva a la muerte de alguien.
Anónima
1) "Me parecen todas medidas tendientes a mantener un status quo que a algunos (los que proponen esas medidas y, lamentablemente para los marginados, los que están en el poder) les conviene, barriendo bajo la alfombra todo el resto de la sociedad, de la que se percatan sólo cuando les tocan su quintita, o, peor y más trágico, cuando la violencia lleva a la muerte de alguien."
Yo creo que no aplicar ninguna sanción o medida de seguridad a un delincuente es proteger el status quo. Sobre todo, porque las víctimas de los delitos, en su mayoría son personas desprotegidas de clase baja. Los habitantes de barrios precarios y villas viven muchas veces en un estado de guerra de todos contra todos, y temen que algunos aprovechados les arrebaten lo poco que tienen (en efecto, la policía no ingresa a esos barrios, y si son amenazados por otros individuos—e.g. que les exigen pagos a cambio de no afectar su integridad f{isica—, no tienen ningún oficial de policía o fiscal que meta presos a los aprovechados).
La mayoría de las víctimas de los delincuentes están en la misma situación de carencia que ellas. A menudo, incluso tienen menos dinero (pues los delincuentes ganan más que cualquier trabajador de clase media.)
1.1) El delincuente es altamente selectivo en cuanto a sus víctimas: discrimina a las de clases más pobres. Estas víctimas (que tienen los mismos problemas educativos y de vivienda que sus agresores) no pueden sentarse a esperar un mundo mejor (i.e. cuando la educación y la vivienda hayan hecho bajar drásticamente la agresión hacia ellas).
2) Vos sostenés que los jóvenes que delinquen lo hacen porque no han tenido oportunidades educativas ni acceso a la vivienda digna.
Sin embargo, de esa relación causal que apuntás entre falta de acceso a servicios gubernamentales no se sigue que _se justifiquen_ los delitos que cometen.
Por otra parte, aún tirando millones de dólares en los sistemas de educación y seguridad social, en el corto plazo el problema no puede solucionarse. Debemos sentarnos a esperar un mundo mejor?
2.1) Es justificado que si el Estado incumple normas y viola derechos, luego uno pueda ejercer su derecho de resistencia. Por eso estoy a favor de la protesta social. Sin embargo, si bien es cierto que los adolescentes sin educación y vivienda deberían protestar y ejercer su derecho de resistencia libres de la sanción penal del Estado, no lo es que deban cometer delitos (e.g. robos, asaltos, homicidios) sin la aplicación de una pena.
2.2) Por otra parte, tu argumento tampoco es bueno. Fijate el siguiente ejemplo. Si un habitante de la villa o de sus alrededores que ha sido robado varias veces e identifica a sus agresores menores, consigue un arma y mata a todos estos delincuentes, según tu posición no habría que aplicarle una sanción penal porque es el Estado el que debe explicarle por qué no sólo lo priva de derechos humanos como salud, educación y vivienda, sino que también lo hace con la seguridad.
robert como abolicionista declarado estoy de acuerdo con el principio general, ahora la falta de un regimen de responsabilidad penal juvenil adecuado a la cidh, a beiging, a riadh etc, permite una extensa serie de actos vejatorios como las medidas de seguridad para los inimputables o las medidas privativas de libertad para menores de 18, inclusive condenas a cadena perpetua etc. La cuestion es que sistema se diseña. Te firmo hoy por hoy un srpj a la brasileña o a la costaricense, lo cual, mas alla de aquel principio, al menos nos dibujaría un panorama un poco mejor que el actual. Igualmente de este gobierno y esta dirigencia politica lo que salga va a estar mas cerca de agote que de otra cosa desde ya.
El sistema de tutela y el penal funcionan mal. Hay que ver si se quiere mejorar uno para los niños, o un tercer sistema para los niños. Si queremos lo segundo, entonces es independiente de qué tan bien funcionen aquellos dos.
te quiero leer mas alejandro, pero no hablemos de regimen penal juvenil, que con este gobierno o uno de duhalde o uno de sanz o uno de scioli me daria mucho miedo
rg, el régimen penal juvenil no te convence porque está mal aplicado, o porque bien o mal aplicado el régimen penal no te parece adecuado para los niños? Si es lo segundo, por qué pensar que otro sistema sí va a estar mejor diseñado y mejor implementado? Eso es lo único que no entiendo.
el regimen penal me parece una locura, tal como hoy existe, ya sea para ninios o para adultos. es una calamidad, el infierno, el territorio cotidiano de la opresion y el abuso sobre los mas vulnerables. no es obvio que las alternativas -que las hay- puedan funcionar bien, pero me parece claro que es lo que no tiene remedio.
Roberto, en comentarios anteriores, decías "propuestas tenemos", que hay alternativas al srpj, es por eso que me gustaría saber cuáles son esas propuestas de las que hablas, gracias.
saludos,
Juanpa
bueno, en el libro de la injusticia penal a la justicia social discuto algunas maneras alternativas de pensar lo relacionado con el derecho penal. creo que de ahi hay base firme para pensar escribir y actuar en materia de minoridad, pero quisiera ponerme especialmente a pensar sobre eso. mas temprano que tarde
Si se aplica con firmeza lo que dispone el Comité de los Derechos del Niño y la CIDH con su monitoreo estamos muy cerca de lo que vos propones y terminamos con este sistema actual que es peor que la peor alternativa penal Abrazo AGD
"inclusive condenas a cadena perpetua etc"
porqué será que siempre repiten ese argumento ridículo?
en primer lugar aquellas se cuentan con los dedos de una mano, en segundo lugar aquellas condenas son inconstitucionales sin necesidad que se haga ninguna nueva ley.
"Dentro de la ley
El proyecto de ley de responsabilidad penal juvenil que cuenta con media sanción del Senado evitaría la discrecionalidad absoluta de la policía y la justicia y proveería a los pibes de las mismas garantías de defensa en juicio que tienen los grandes. Ningún adulto podría ser condenado en juicio con la orfandad probatoria que hoy alcanza para que un pibe pase años encerrado en un instituto que no se llama cárcel o, si como Franco tiene la suerte de que le toque un juez algo menos retrógrado, lo confinen dopado en una comunidad terapéutica. Esas condenas de hecho que hoy se les imponen, superan los 3 o 5 años de máxima que, según los casos, fijaría la nueva ley. La baja de la edad de imputabilidad no criminalizaría la pobreza: sólo pondría límites legales a la arbitrariedad absoluta que hoy convierte a los pibes pobres en rehenes de las redes de ilegalidad y mano de obra baratísima para el delito. Hay otras cuestiones de fondo, que la demagogia punitivista siempre elude: las causas sociales de los delitos, la existencia de bandas de mayores (incluidos policías) que usan a los pibes para robar autos que luego se desguazan en los desarmaderos o se venden enteros en el exterior. De otro modo, seguirá habiendo robos cometidos por chicos que terminan en asesinatos, con armas que a veces les provee la propia policía. La reforma realizada en la provincia de Buenos Aires sólo aguzó la mirada penal, mientras el sistema de protección cuenta cada vez con menos recursos. Tampoco se justifica idealizar la situación que sobrevendría si los chicos contaran con las mismas garantías que los grandes. Al fin y al cabo, entre siete y ocho de cada diez adultos privados de su libertad en la provincia de Buenos Aires no han sido condenados y la estadística oficial indica que un tercio de ellos serán declarados inocentes cuando llegue el día del juicio. En suma, de 6.000 a 7.000 inocentes, y sus respectivos núcleos familiares, juntando odio dentro de las cárceles más violentas del país." ("Para ser franco", Horacio Verbitsky, Página/12, 30/01/2011)
El chamullo garantista recorre los pasillos del Congreso
Y les da letra a los ideólogos de la represión estatal, que encuentran en la mano dura la panacea a todos los males del país, y en los pibes, a los responsables de todas nuestras desgracias.
Los garantistas, no son otra cosa que progresistas de la más diversa especie con título de abogado. Reconocen que con el sistema penal las clases dominantes ejercen violencia sobre las clases populares, pero lo defienden en una difusa explicación –como la mayoría de las explicaciones progres- que jamás le podrán dar al pueblo de un modo comprensible. Y menos aún a un joven de esas clases, de quien, sin embargo, pretenden ser sus defensores.
Aceptan tener problemas de comunicación con la masa, por la complejidad técnica de sus artefactos jurídicos, pero ningún esfuerzo hacen por generar otro discurso, ya que manteniendo el hermetismo, se reservan la voz privilegiada en los procesos decisivos. Los progresistas hablan de los problemas del pueblo y se reservan para sí el lugar de la vanguardia con el deber y el derecho de conducirlo.
Las legitimaciones, que en última instancia hacen del sistema penal, se difunden mediante el autobombo, el de sus mercaderes mal pagos, ayudantes de cátedra ad honorem y discípulos berretas que sueñan con atornillarse en algún sillón giratorio de una dependencia pública, organismo internacional o una fundación de casos testigo que les permita hacer derechos humanos sin verse salpicados con el barro de los barrios de los pibes a los que dicen proteger con sus garantías.
Y tras la gran confusión que generan con sus contradicciones, tal vez vean cumplido su sueño de la ley propia, pasar a la historia y tener su estatua de prócer, aunque sea en el hall central de una prisión para niños.
Entienden perfectamente que el monopolio de la violencia estatal, se vale tanto de los buenos argumentos como del bastonazo, e insisten en convencernos de que el derecho penal, en determinadas circunstancias, es lo mejor que le podemos ofrecer a los pibes.
Rescatan del sistema penal la función simbólica y educativa de la pena, ritualización de la venganza, evitación de males mayores; bajo absurdas fórmulas de proporcionalidad y cantidad de dolor que provoca el delito a la víctima y la pena al reo...En fin, justifican castigar a los pibes.
Y como no asumen completamente su fascinación por el muro y por la reja, duermen tranquilos en el sueño de las garantías del sistema de pesos y contrapesos, la balanza que lleva la vieja ciega y la santísima trinidad de la republiqueta de filósofos mercachifles.
Se contentan con decir que se le ha dado al adolescente su oportunidad de defenderse y si, de puro trasnochado, alguno se pregunta si no será posible ofrecer otra cosa a los pibes, se le quedan mirando como si fuera un lunático o un imbécil, que a veces disfrazan con el más políticamente correcto: utópico, en tiempos de alza del pragmatismo político.
Es triste. Triste proyecto de país el de los pibes presos. Y los garantistas creen esperable la aceptación pasiva del fracaso humano. El proceso penal juvenil, el castigo a los pibes, la prisión para ellos. El espectáculo del horror en capítulos coleccionables.
Saludos
Lucrecia
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