(texto de la presentación del libro)
Desde los textos fundacionales del constitucionalismo se ha planteado la
muchas veces difícil relación entre una forma de organización política
determinada por un texto que ocupa la cúspide de la pirámide normativa, y la
forma adecuada de realizar el autogobierno colectivo. La democracia hace
referencia a una doctrina política en virtud de la cual el pueblo se
autogobierna. Procura una correspondencia entre quienes configuran la ley y
quedan a su vez obligados por ella, por lo que se realiza el ideal de gobierno
que consiste en la autodeterminación individual y colectiva. La democracia en
tanto autogobierno y respeto al principio de mayorías significa actualmente, sobre
todo, respeto a las disposiciones que consagran los derechos fundamentales y las
reglas de juego democrático, las cuales hacen parte de las constituciones
contemporáneas.
La democracia constitucional significa que la soberanía reside en el
pueblo que es quien detenta en últimas el poder político. Significa también que
ese autogobierno, que ese poder, no se puede ejercer de cualquier forma. Este
libro aborda algunos de los problemas teóricos más acuciantes que plantea la
incorporación del modelo de la democracia constitucional, desde tres ideas
principales que, a su vez, estructuran las tres partes del libro: el
constitucionalismo democrático, la democracia y la libertad de expresión, y los
derechos como límite a la democracia.
3 comentarios:
Poco feliz el comentario: detentar es Retener y ejercer ilegítimamente algún poder o cargo público.
Borges llamaba a este tipo de observación "policía de las pequeñas distracciones".
Claro que a veces la policía tiene razón. En este caso se la dan todos los diccionarios consultados (DRAE, Panhispánico de dudas, Dicc. Esencial y hasta María Moliner).
Ocurre, además, que los argentinos - y no sé si en algún otro país hispanohablante- lo usamos en el sentido del artículo. En este sentido "detentar" es "poseer" independientemente de la legitimidad. Belisario.
Es verdad, pero Borges se refería a la poesía, y creo que era con referencia al Martín Fierro, y nosotros aquí hablamos de derecho, donde se escriben luego miles de páginas sobre porque una palabra y no otra o sobre una coma si separa o si agrega elementos. Mientras tanto pese a la riqueza del castellano (el catalán y el gallego son también españoles) seguimos mal utilizando palabras y a manera de ejemplo se me ocurren otras el galicismo de bizarro por raro en vez de valiente, el lívido por pálido y no por amoratado.
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