http://www.lanacion.com.ar/1556237-el-prisma-moral-del-derecho
Ronald Dworkin,
quien falleció en Londres el 14 de febrero a los 81 años, fue el más importante filósofo del derecho del
último
medio siglo. Era Profesor de la Escuela de Derecho de NYU, y lo había sido antes de Yale
y Oxford.
Crítico del positivismo
jurídico,
Dworkin consideraba al derecho como un fenómeno que debía leerse a través de un prisma moral:
resultaba imposible, para él, sostener un punto de vista neutral y aséptico. De modo
consistente con dicho enfique, Dworkin logró comprometer al
derecho con las principales discusiones públicas de su tiempo.
Sus posiciones fueron en todos los casos de una enorme riqueza y su elocuencia
al exponerlas no admite paralelos.
Su concepción de los derechos
como límites a la acción del Estado es
parte de la revolución copernicana que desplazó al utilitarismo
como visión dominante. Es frecuente escuchar que los derechos
deben ceder frente al interés general o el bien común. No para Dworkin: es
el interés general debe ceder cuando un derecho fundamental
está
en juego. En otras palabras, tomarse los derechos en serio implica aceptar que
la sociedad, o la mayoría, a veces vean frustrados sus deseos.
Su defensa de la
igualdad de recursos también resulta ineludible. Para Dworkin, la mejor
distribución de la riqueza es la que hace a las personas
iguales en las oportunidades y recursos con que enfrentan los desafíos de la vida. Su
teoría
es, junto a la de Rawls, la exposición más profunda y
refinada del liberalismo igualitario.
Era un gran
polemista, tanto en el aula como en la prensa. Desde sus columnas periódicas, y a lo largo
de 4 décadas, cuestionó la guerra de
Vietnam, criticó duramente a la Corte conservadora de los últimos años, propuso una
renovada lectura liberal sobre las cuestiones del aborto y la eutanasia, sometió a un severo análisis a cada nuevo
nombramiento judicial que el gobierno ofrecía, y fue de las
pocas y primeras voces que se expresó contra lo que el
Estado norteamericano hacía en Guantánamo. Con esa misma
fuerza, defendió la libertad de expresión y de protesta, las
acciones afirmativas y la universalización de la cobertura de
salud.
Visitó en varias
oportunidades a la Argentina. En 1985 integró una legación de filósofos y juristas que
se entrevistó con el Presidente Alfonsín y asistió al Juicio a las
Juntas. Fue el autor del prólogo a la edición inglesa del Nunca
Más,
una introducción a través de la cual retrató vívidamente medio
siglo de violencia y abusos del poder; y en donde se explayó sobre la política argentina y los
derechos humanos, con notable lucidez y conocimiento de nuestra historia del
siglo XX. En 2011 recibió de manos de la Decana de la Facultad de Derecho Mónica Pinto un
merecido doctorado honorífico. Sus ideas son ya patrimonio adquirido a través de lo mejor de
nuestra jurisprudencia. En sus momentos luminosos, la justicia y la democracia
se han inspirado en los ideales defendidos por Ronald Dworkin.
1 comentario:
que linda reseña. muy justa para dworkin. y muy inspiradora la reflexión final. una consigna para seguir trabajando
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