14 jul 2009

¿La hora del semipresidencialismo?

-
Estamos en Túnez (norte de África, en la región del magreb) en un congreso interesante y ya estamos trabajando, preparando las crónicas tunecinas. Por ahora, todo es tan fascinante, tan diverso, tan nuevo y tan complejo que todavía estoy en la etapa de recolección de información (dentro de esa info y esos datos quiero saber bien cómo funciona el semipresidencialismo tunecino, hijo obvio, del "legado" colonial francés). Veremos por dónde empezamos.

Mientras tanto, en el día de ayer Alberto García Lema publicó este artículo en LN. Cabe recordar que AGL fue uno de los principales asesores constitucionales y operadores políticos (sino el principal) del Pacto de Olivos hacia fines de 1993. Representante de Justicialismo en el Pacto entre CSMenem y RRAlfonsín, del otro lado estaba Ricardo Gil Lavedra por la UCR. RGL, en efecto, prologa el libro "La reforma por dentro" (Ed. Sudamericana?) de AGL, donde se relatan las negociaciones, de hecho, las primeras negociaciones -si mal no recuerdo- entre Luis Barrionuevo, Enrique Nosiglia, AGL y RGL para llegar al consenso de los equipos técnicos de los partidos (después la lista del equipo se ampliará y en el mismo libro hay una foto de los asesores, en los que sobresale Juan Carlos Maqueda de parte del PJ, entre Carlos Corach -con gesto designativo en la foto- y Carlos Ruckauf, entre otros).


Entonces, porque quería analizar un poco la entidad de lo que sugería en su nota García Lema, le pedimos una breve reflexión al colega Agustín Cardenes, investigador del Instituto Gioja en la Facultad de Derecho de la UBA que está realizando su investigación doctoral sobre la presidencialización del sistema político en Argentina y Francia, justamente, en co-tutela entre la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Poitiers, Francia

Muchas gracias, Agustín, gran análisis y salud para tutti mundi!! Los dejo con AC:


Hay quienes atribuyen a Winston Churchill la siguiente frase: “A politician needs the ability to foretell what is going to happen tomorrow, next week, next month, and next year. And to have the ability afterwards to explain why it didn't happen”. Más allá del debate sobre la autenticidad de la cita, puede decirse al respecto que ilustra convenientemente la actitud de algunos constitucionalistas, particularmente aquellos que participaron activamente en (y en ciertos casos avalaron con entusiasmo) la reforma constitucional de 1994, particularmente en relación a la introducción de la Jefatura de Gabinete de ministros como factor de atenuación del esquema (¿híper?) presidencialista argentino. Esa pareciera ser la actitud de Alberto M. García Lema, constitucionalista y convencional constituyente en 1994, en su columna del día 13 de julio en el Diario La Nación.

En efecto, hacer nuevamente la apología de un contundente fracaso institucional, como fue, no la idea propiamente dicha, sino la arquitectura institucional de la Jefatura de Gabinete de Ministros por parte de la Convención Constituyente, parece ser un planteo condenado a caer en el círculo vicioso ilustrado por Churchill, es decir, la enunciación de una predicción que, acto seguido, necesariamente llevará a su autor a explicar por qué no ha sucedido aquello que se predijo.

La ecuación es simple: si bien el Jefe de Gabinete, como lo recuerda el autor, y en lo que constituye quizás la única reforma relevante en el tema, “puede ser interpelado a los efectos del tratamiento de una moción de censura, por el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser removido por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las Cámaras” (Conf. art. 101 C.N), carece de los recursos institucionales mínimos o básicos al efecto de existir por sí mismo y desarrollar “el nuevo papel” que se reclama en la columna mencionada. La enumeración de sus principales falencias institucionales permite reforzar lo antedicho:

1) Mientras que en la Ley 24.309 declarativa de la necesidad de reforma se hablaba de un Jefe de Gabinete con la facultad de “tener a su cargo la administración general del país”, facultad similar a la ostentada por el jefe de Estado en el antiguo artículo 86 de la Constitución, la redacción final del nuevo artículo 100 le reserva apenas el “ejercicio” de la administración general del país.

2) El artículo 99 reserva al Presidente la jefatura y la responsabilidad política respecto de la administración general del país, lo cual lleva a concluir la existencia de una mera delegación de facultades operada por la reforma, y no de una verdadera desconcentración de funciones, con las consecuencias jurídicas que de dicho instituto se derivan.

3) El Jefe de Gabinete es nombrado y removido discrecionalmente por el Presidente. Si se hubiera perseguido una verdadera atenuación del presidencialismo, se hubiera establecido como exclusiva del Congreso (o mejor aún, como privativa de la Cámara Baja) la facultad de removerlo. Por otro lado, la posibilidad de removerlo que el artículo 101 reserva al Congreso es compleja y requiere mayorías difíciles de alcanzar en un contexto político signado por la dispersión y la pluralidad de “espacios” políticos inorgánicos como el actual. Finalmente, hay una incoherencia institucional desde que el Jefe de Gabinete puede ser removido en función de una política de la cual no es responsable directo ni artífice.

4) Los incisos 10 y 17 de artículo 99 de la Constitución ratifican el carácter de superior jerárquico del Presidente respecto del Jefe de Gabinete al facultarlo a supervisar sus facultades de recaudación e inversión de las rentas de la Nación así como a requerirle los informes que crea convenientes.

5) El decreto 977/95, primera norma que define la relación Presidente-Jefe de Gabinete refuerza la impresión de un Jefe de Gabinete subordinado a ese jefe de Estado y Gobierno que es el Presidente.

En esas condiciones, parece difícil creer que algo pueda cambiar en la dinámica práctica de la relación Ejecutivo-Legislativo, puesto que en la teoría tampoco ha cambiado gran cosa. Dos hechos vienen a confirmar lo antedicho y a traer malos augurios para el futuro inmediato, mediato y lejano del Jefe de Gabinete, al menos en su dimensión actual. En primer lugar, la crisis profunda de diciembre de 2001 ilustra acerca de la poca recepción de los “propósitos” (insuficientes) que tuvo la reforma, en general debido a la arraigada cultura presidencialista de la población y en particular por la mentalidad de “suma cero” en la que funciona la clase política argentina, fundamentalmente el justicialismo. El esperado “fusible” no estuvo a la altura de las circunstancias y todo terminó en crisis política profunda y salida anticipada del Presidente.

En segundo lugar, el acceso de Aníbal Fernández al puesto no implica un cambio sustancial ni una señal clara de cambio post-electoral en vista al “nuevo” Congreso que asumirá en el mes de diciembre del corriente año. Ello dejando de lado la absurda hipótesis que la actual administración hubiera designado al actual Jefe de Gabinete provisoriamente, hasta la asunción de los legisladores recientemente electos, al efecto que sean ellos quienes ratifiquen o rectifiquen la designación; lo cual significaría “entregar” a la oposición a un funcionario que acompaña a la actual Presidente y a su antecesor ininterrumpidamente desde mayo de 2003.

En conclusión, y a pesar del profundo deseo del autor y de quien escribe éstas líneas, no habrá cambios sustanciales en la dinámica de la relación entre los poderes a partir de diciembre, y si los hubiese, no parece creíble o al menos probable que el grueso de las negociaciones pasen por el Jefe de Gabinete en tanto “hacedor de consensos”, a no ser que sea una suerte de “enviado” con aval presidencial, función más informal que institucional que podría recaer digamos, en cualquier ministro-secretario o incluso en el Secretario General de la Presidencia. AC

40 comentarios:

Anónimo dijo...

"arraigada cultura presidencialista de la población" (?)

"y en particular por la mentalidad de “suma cero” en la que funciona la clase política argentina, fundamentalmente el justicialismo."
(?!)

Vamos chicos, dejémonos de joder...

Lucas A dijo...

jajaja.. Desde Túnez me hacés reir vos anónimo, y me rio en árabe y en francés, y no sé qué dirá el corán de los comentarios anónimos.

Tu descalificación, podría ser vista como otra prueba de que la cultura presidencialista refuerzo nuestra cultura autoritaria. Sus defensores dogmáticos abundan. Apelan a lo que vos hiciste. Una suerte de "veto" retórico, veto falaz, un veto ejecutivo. Veto rápido, descalifico y me voy.

Si querés dejate de joder vos.

O sumate con razones y educadamente lo discutimos. Con respeto, eso hacemos por acá.

Nosotros te damos razones, desde África, desde Buenos Aires, desde cualquier lado, y te las doy con muchas ganas de tomarme unos amargos y extrañando el dulce de leche.

Lo que no extraño son los comentaristas anónimos y la descalificación pura. Nada personal, obviamente.

Salud! Y muchas gracias Agustín, por lo analítico y por lo lúcido.

El tunecino, Lucas.

Pedro Caminos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pedro Caminos dijo...

Buen análisis de Agustín!
1) Bien por la crítica a los "reformistas" que viven reivindicando la reforma como si ella hubiese alcanzado los objetivos que debía, al menos desde lo discursivo, alcanzar (p. ej.: la "atenuación del presidencialismo"). Es increíble que sigan diciendo que la reforma "atenuó el presidencialismo". ¿En cuántos congresos y encuentros de profesores de derecho constitucional nos encontramos con ex convencionales o asesores de convencionales que siguen repitiendo lo mismo?

2)Bien por traer a colación el articulado concreto donde se formulan las normas constitutivas del sistema presidencial en Argentina, en particular aquellas que se refieren a la relación entre presidente y jefe de gabinete. Está claro que si el presidencialismo no se atenuó para nada con la reforma (es más, bien podríamos pensar que se reforzó) ello se debe, al menos en parte, al pésimo trabajo que hicieron los convencionales (y sus asesores) a la hora de redactar tales artículos.

Gracias Lucas por publicar el análisis de Agustín, realmente me gustó!

PD sobre la nota de García Lema: me parece que AGL está operando para algún sector del PJ, de forma tal que en el marco de un "acuerdo para la gobernabilidad" entre sectores del peronismo la jefatura de gabinete quede para algún justicialista que no sea del riñón K. Pero es una sensación nomás, probablemente esté equivocado.

Lucas A dijo...

Bien Pac Sí, los dos puntos que señalás en referencia al análisis de Agustín son muy importantes.

Ahora, deberíamos ver las competencias viejas y las nuevas a la luz de la práctica institucional de los últimos años, en eso los tan retóricamente solicitados datos, incluso en su insuficiencia seguramente pueden arrojar luz sobre la atenuación del presidencialismo en todas sus líneas, la del JG, la de las comisiones de control, la de los controles a sus poderes de ejercer funciones legislativas de excepción y otros como los de designar jueces (cuando cajonea los nombramientos) y podemos seguir.

Y por último deberíamos analizar el mismo proceso de reforma, sus vicios, sus defectos, sus "particularidades" desde antes de la propia reforma y los poderes del poder constituido frente a un poder constituyente subordinado, pasivo, delegativo (retroactivamente al poder constuido y al pacto de unos pocos). Es obvio que la teoría democrática tiene que decir mucho sobre eso y sobre si esas reformas fueron retóricas e insuficientes por cómo fue su origen y como fue el mentado "proceso previo" del que se suele hablar. Un proceso que le dio, según parece, la espalda a la sociedad, le dio más poder al ejecutivo y le quitó más frenos al mismo ejecutivo (en un marco global de reforma que tal vez no es tan negativo, sino pura complejidad política)

Salud!
Lucas.

Apio Claudio dijo...

Bruce Ackerman tiene en la Harvard Law Review de enero de 2000 un artículo sobre "La nueva separacion de poderes", donde señala que en todos los países que han funcionado mas o menos bien la democracia luego de la caida del muro se da el sistema Parlamentarista o al menos mixto.-
En ese artículo el autor se declara mas seguidor de nuestro querido Nino que de Unger.-
el que lo quiera se lo linkeo
saludos

Anónimo dijo...

¿Descalificación? Vamos, Lucas...

En lugar de contestar los argumentos, se la pasan hablando sobre si se debería contestar de tal modo, o si tal otro modo sería "mal educado" y blablabla.

Y asumen como "razones" lo que no son más que afirmaciones dogmáticas.

La verdá, es aburridísimo repetir una y otra vez lo mismo.

¿De qué están hablando cuando hablan de "arraigada cultura presidencialista de la población"?

¿Cuál sería la definición operativa del concepto que están empleando?
¿Qué modo hay de testear empíricamente que, efectivamente, existe tal "cultura presidencialista"?

Si no se pueden contestar esas simples preguntas, I guess you are talking nonsense again...

Lo mismo para la "mentalidad de la clase política". ¿De qué estamos hablando? ¿De los "estados mentales" de todos los políticos de Argentina?
¿Cómo corroboro (o falsifico) esa afirmación?

Y esa idea de que el "partido justicialista" juega a la "suma cero", ja, no resiste el menor análisis.

Estoy medio cansado y me da verguenza ajena los academicos que "disfrazan" sus preferencias partidarias (que no está mal que las tengan, eh) por análisis institucionales rigurosos.

La idea de que todo nuestros problemas institucionales obedecen a la "naturaleza cimarrona" (una metáfora!) del pj es una pelotudez tan grande, tan grande...

El pj es un partido como cualquier otro partido del mundo.

Y yo partiría de la premisa contraria: que todos los partidos cuando están en el gobierno buscan maximizar su poder, y cuando están la oposición buscan acotar/limar/"desgastar" el poder del partido incumbente.

¿O acaso no juega a la "suma cero" la Coalición Cívica ahora que rechaza (o no le gusta el lugar donde se la invita a) "dialogar"?

Saludos,
EFE

pd: Para los que necesiten alguna "prueba anecdótica" de que el pj no siempre juega al "juego de suma cero" (que, btw, qué es?), hay que ver nomás, por ejemplo, la actitud que tomó Antonio Cafiero y varios líderes de ese partido durante el "felices pascuas" del alfonsinato. Si no hubiera sido por ellos, habría que ver qué hubiera sucedido...

Anónimo dijo...

Anónimo,

Acepto tus comentarios críticos pero me parece que estas enfocando mal la cuestión e ignorando el tema central del comentario al remarcar dos frases sueltas...

Por otro lado, la alusión hecha al justicialismo fue estrictamente en referencia a los episodios de 2001 y para ilustrar la inoperancia y el carácter poco tentador, justamente en función de la mentalidad de "todo o nada" imperante, que significa participar en un Gobierno en el cual el Presidente sigue teniendo todas las atribuciones fundamentales. Es decir, la total imposibilidad, justamente en función de las reformas introducidas (producto de la articulación de las dos fuerzas políticas mayoritarias del momento) de una suerte de “cohabitación” a la francesa (conf. años 1986-1988 [Mitterrand / Chirac]; 1993-1995 [Mitterrand / Balladur] y 1997-2002 [Chirac / Jospin]). La diferencia central consiste, y allí reside el interés de la cuestión, en que en Francia, a diferencia de Argentina, el Primer ministro, para el caso en el que una mayoría legislativa lo apoye, tiene los recursos institucionales suficientes para llevar adelante el Gobierno prescindiendo casi totalmente del Presidente (conf. arts. 20 y 21 CN Francia).

Saludos,

Agustín

Anónimo dijo...

Agustín:

Las dos frases "sueltas" me parecen importantes.

Lo del justicialismo y el 2001 no lo entiendo. ¿O vas a explicar el 2001 debido al (supuesto) "juego de suma cero" del pj?

Vamos, eso se lo podemos dejar pasar a De La Rúa, que escribió un libro entero para explicar su caída a partir de una "conspiración" en su contra orquestada por el PJ y Marcelo Tinelli, pero (creo) no resiste un análisis académico más riguroso.

Tampoco sé qué es la mentalidad "todo o nada".

Saludos,
EFE

jose dijo...

Para anonimo 1: Tengo un amigo que siempre dice lo mismo "si vas a un cabaret, no te espantes de ver putas, y si afectan a tu moral y entraste, sali por la puerta y no des discursos moralistas" Cuando uno entra a este blog sabe lo que se va a encontrar. Constitucionalistas estudiosos, poco partidarios a este gobierno, con discursos sobre calidad institucional... en definitiva... gente muy coalicion civica. para blog companieros y peronistas, hay una parva. Entrando en el analisis de la nota, que creo aporta, datos interesantes, siempre pienso que en la CN del 94 a los radicales, les fue muy mal, en el esquema que planteaban, independientemente que negociaron cagandose en la calidad institucional que hoy pregonan, y cuidando los kioscos provinciales, municipales y hasta los buffets de las escuelas, que administraban. Del lado del PJ, no fue mejor. Asi es como se dieron los recursos naturales a las provincias, sepultando la idea de una empresa energetica nacional, estando ya en vias de privatizacion YPF. La figura del jefe de gabinete, queda como una figura eclectica mas, que pasaria si hubiera una mocion de censura, y la presidente lo vuelve a poner en el cargo. Ademas de carrio quejandose digo,....

Anónimo dijo...

José:

Dos aclaraciones.
La primera es que anónimo 1 es el mismo que anónimo 2 y éste (3). O sea: moi.

La segunda es que no me interesan las discusiones ni de los blogs Nac & Pop ni de los blogs Cívico-Coaligados.

Entro ocasionalmente a este blog porque a veces se discuten cuestiones institucionales, como las que involucran la opción entre diferentes sistemas de gobierno.

Y esta es una cuestión que, al menos en teoría, debería ser independiente de cualquier preferencia político-partidaria que se tenga (Lo cual no significa que los actores que podrían llevar a cabo esa eventual reforma sean igual de "neutrales" y no moldeen sus preferencias institucionales a partir de consideraciones estratégicas).

Saludos,
EFE

Anónimo dijo...

linkealo apio

Anónimo dijo...

Agustín,

Me gustaría preguntarte o que desarrolles un poco más eso del Jefe de Gabinete como “hacedor de consensos” (pareciera que cómo lo afirmas fuera una suerte de facultad exclusiva y/o excluyente) y su vinculación con el funcionario recientemente designado para el cargo.

En un tramo afirmás: “el acceso de Aníbal Fernández al puesto no implica un cambio sustancial ni una señal clara de cambio post-electoral en vista al “nuevo” Congreso”. Tenés alguna razón para aseverarlo? De qué antecedente te agarrás para atribuirle su incapacidad para “hacer consensos”.

Pareciera también desprenderse de esa afirmación alguna necesidad “de cambio sustancial post electoral”. La pregunta es en qué? En la relación de dialogo institucional entre Ejecutivo y Legislativo? Nos ceñimos al Congreso como ámbito exclusivo y excluyente para eso o existen otros ámbitos/vinculaciones/circuitos institucionales donde se hacen los consensos.

Saludos
Martín

Anónimo dijo...

Martin:

Y yo te pregunatria, que necesidad tiene el gobierno de consensuar, si nunca creyo en el, porque habria de hacerlo ahora. El oficialismo es coherente poniendo a un personaje tan detestado como Anibal Fernmandez, esta muy claro que no se esta buscando ningun consenso.

Lucas A dijo...

Agustín, gracias por pasar y por sumarte, y otra vez por lo escrito.

Claro, lo que comentás Apio Claudio, lo hablamos, incluso con vos tal vez (no recuerdo) en estos tres/cuatro post cuando vino Bruce Ackerman a Buenos Aires.

http://seminariogargarella.blogspot.com/2008/09/momentos-constitucionales.html

Especialmente este último: http://seminariogargarella.blogspot.com/2008/11/bruce-ackerman-y-la-nueva-divisin-de.html

y este es el de Nino: http://seminariogargarella.blogspot.com/2008/12/mientras-tanto.html

José, te equivocás fiero, fiero. Todo lo que decís son espejitos de colores y frases de descalificación común. Es pura retórica de la descalificación. La contracara de lo que dicen los lectores de La Nación (Renuncie montonero, José!). Pura crispasión, para un lado y para otro.

De hecho, me parece que la gente de los blogs Nacional y Popular, hace mucho más que descalificar como vos estás haciendo, asumiendo cosas que son falsas y que además demuestran que no leíste nada en el blog.

Críticas a Carrió y a muchos salieron de acá, desde hace tiempo y me parece que con muchísima razón. En todo caso, lee el blog y fijate.

Entonces, estás equivocado José. Por eso, extrañamos mucho al Criador.

Efe, voy después con vos.

Disculpen la tardanza pero no tengo acceso continuo a internet, que es un bien que por acá escasea en calidad y cantidad (de fuentes).

Salud!
Lucas.

Pedro Caminos dijo...

Sobre el papel, digamos, subordinado de la constituyente en relación a los poderes constituidos, hubo varios constitucionalistas que advirtieron sobre ese aspecto. Por ejemplo, Vanossi y Sagüés, cuando respectivamente hablaron de una "constitución evanescente" (dicen que acaba de comprarse un disco de Evanescence, y andaba como loco) y de una "reforma inconclusa" se estaban refiriendo a eso: un texto constitucional que delegó en el congreso la decisión final sobre muchas cuestiones importantes a nivel institucional (p. ej.: la comisión bicameral permanente, el consejo de la magistratura, etc.). Esa delegación demuestra la falta de consenso en el seno de la convención. Me acuerdo que en el marco de una jornada sobre la reforma del 94 en la facultad de derecho de la UBA hubo un panel en el que participaron Ma. Angélica Gelli, Pablo Manili y RG. Y me acuerdo que Manili dijo como cuarenta veces que la constitución del 94 era el resultado del consenso ("Es la constitución del consenso", fueron sus palabras exactas, nunca se me borró de la cabeza esa manera obstinada de defender la reforma con argumentos evidentemente falsos). Si había tanto consenso, ¿por qué no regularon ellos directamente cómo tenía que funcionar el consejo de la magistratura o la comisión bicameral permanente? ¿por qué dejar en manos del congreso, o sea de una mayoría circunstancial, una decisión que puede implicar que esa mayoría atenúe o vuelva inútiles los mecanismos de control sobre el ejecutivo, si la ambición de la reforma era "atenuar el presidencialismo"?
Evidentemente, o bien no existía el menor consenso en torno a esos temas, o bien el consenso entre la UCR y el PJ era "cagarse en la institucionalidad", como sugiere José más arriba. Como no tengo evidencias de lo segundo, (y un análisis más riguroso, como el que propone EFE implicaría asumir que, dado que la UCR estaba en la oposición, y su perspectiva de volver al poder en el 95 era remota, su objetivo en la convención tendría que haber sido el de maximizar la potencia de los mecanismos de control), sólo puedo suponer que el único consenso cierto giró en torno a cuestiones bien concretas: reelección presidencial, tercer senador, elección del jefe de gobierno en la ciudad de Buenos Aires, un mecanismo algo más participativo para elegir jueces y algunas cosas más.
El PJ tenía intereses estratégicos en no atenuar el presidencialismo y la UCR, que tenía intereses estratégicos opuestos, no tenía en cambio fuerza suficiente para que las reformas tendientes a la atenuación se plasmaran de un modo más claro.
El resultado: Una constitución que por sí misma establece pocos mecanismos de control del poder. La configuración institucional de los organismos de contralor está en gran medida en manos de aquellos que deben ser controlados. Nuestra constitución se autoanula.
Y el jefe de gabinete es un ejemplo de eso.
Hace un par de años, tomando como ejemplo el caso de Brasil, se empezó a hablar de un "presidencialismo de coalición", el cual, según decían los autores que proponían esa figura, tenía como característica el que, en un contexto institucional presidencial, la dinámica política tendía a parecerse más, utilizando la terminología de Lijphart, a una democracia consensual que a una democracia maytoritaria.
En esa línea un cargo del tipo del JG puede servir para dar cabida a una coalición de gobierno. Si Aníbal Fernández no representa un mayor consenso no es porque Aníbal no sea un buen negociador o un tipo cerrado al diálogo (quizás lo sea, no lo sé), sino porque Aníbal Fernández no es un tipo representativo de un espacio político diferente al liderado por Kirchner. Su designación como JG no marca, por sí sola al menos, la posibilidad de construir un "presidencialismo de coalición".
Pero lo más interesante del análisis de Agustín (y de otros que han pensado el problema en términos similares) es que el jefe de un espacio político dispuesto a coaligarse con el kirchnerismo probablemente no se sienta tentado por aceptar la jefatura de gabinete, dado que ese cargo tiene un peso institucional escaso.

Pedro Caminos dijo...

Si realmente se quiere generar las condiciones de posibilidad institucional para un presidencialismo de coalición, entonces el papel constitucional del JG debería ser rediseñado. (Atención, no estoy diciendo que eso sea deseable, tan sólo estoy diciendo que si queremos que nuestro presidencialismo sea más consensual y menos mayoritario, entonces tenemos que adoptar antes algunas decisiones para que eso sea posible).
De allí que cuando los defensores de la reforma se entusiasman y nos dicen: "¡Aprovechen la jefatura de gabinete!", algunos seamos escépticos frente a ese entusiasmo y digamos: "Muchachos, acá no hay nada que aprovechar, porque ustedes en la reforma no nos dieron ningún instrumento que nos permita aprovechar nada".
Bueno, pido disculpas por la extensión.
Saludos a tod@s,
Pedro

Martin P dijo...

Estoy de acuerdo con Agustín y en desacuerdo con anónimo. Me refiero a la critica a las afirmaciones en cuanto la idiosincracia define el sistema y viceversa. Seguramente Cardenas no lo hubiera expresado de la misma manera si se tratara de un paper, pero siendo que los lectores de este blog son parte seguramente de la comunidad académica, jurídica o política, determinadas expresiones no requieren de un desglose si es que la comunidad las asume como ciertas. O’Donnell, Mustapic, Perez Liñan, Valenzuela (por citar algunos); todos coinciden al configurar como variable, en mayor o menor medida, que los posibles orígenes del presidencialismo tienen que ver con el corte militar y autoritarista que caracterizaron las primeras formas de gobierno de nuestras repúblicas y que se compusieron en cultura. Hay un CONSENSO al respecto y pocas tesis a la inversa (si es que fueran posibles). Orden, militarismo y presidencialismo forman parte de esta trilogía típicamente latinoamericana de concebir gobernabilidad y política. En concepto de Linz y Valenzuela; en la génesis del presidencialismo latinoamericano queda claro que este tiene más que ver con la etiología de la autoridad presidencial que con las reglas institucionales para ejercerla.

Creo está claro que el ejercicio del poder en Arg. está signado por el verticalismo/unipersonalismo; prueba de ello es la cíclica votación y derogación de superpoderes según haya amplias mayorías o potencial bloqueo ejecutivo-legislativo. Esto viene a acompañar los conceptos de suma cero y “doble o nada”, bastante ligados entre sí y que caracterizan la forma práctica de ejercer el poder, fundamentalmente del Justicialismo. En tiempos modernos, se habló de “nos vamos si no hay apoyo” (allá lejos ya hace tiempo, y pérsico hace no tanto), se hablo de plebiscitar la gestión, y siempre se desestimó el consenso. En términos históricos; “conmigo o sinmigo”, clivaje peronismo-antiperonismo, reticencia a la internas abiertas y obligatorias (unidad del partido; ojalá tuvieramos un 28 de junio como uruguay). Es parte del dogma, todo el que quiera sumarse será bienvenido y el que no se sume será contra y habrá que vencerlo. Esto, en contraste con un criterio màs pluralista, donde exista una intención de incrementar los niveles de debate público, donde exista oposiciones leales, competencia cierta, necesidad de consenso, grupos distintos, visiones diferentes… Y donde la estrategia electoral esté dentro de un marco ético de ejercicio de la política; cinco boletas llevando el mismo candidato presidencial en un mismo distrito es un ejemplo de la voracidad y la vocación del “todo o nada”, y es también el comienzo del fin (léase “segundo cordón”).

Anónimo dijo...

Anónimo de 10.14,
EL gobierno, o el que gobierna, por definición, siempre tiene la necesidad (y el deber) de construir consensos. Sobre lo que poco se habla, se dicute o se llega a una síntesis, es sobre el tipo de consensos. Sobre la agenda.
Y necesariamente la construcción de consensos requiere de diálogo (lógicamente)
Y yo no sería tan apresurado para descalificar a AF. Al menos sin razones (explicitadas)
Martín

Lucas A dijo...

Muy buen comentario, PAC muy pertienente. Luego de comentarios abiertamente gorilas (y le estoy dando la razón al razonable Criador en este caso), si es que reflexionó sobre eso, me parece que puede empezar a gestionar en un tiempo el carnet del Constitucionalismo Popular otra vez.

Un abrazo Peter!!
Seguimos,
Lucas

Lucas A dijo...

Efe,

Leí mejor tu comentario y lo tuyo va de mal en peor. Menos mal que sos un anónimo.. pero esperaba más (y no sé porqué muy bien).

Obvio que es descalificación, es ruptura de la comunicación (a la habermas), un comentario sin firma, a la pasada, que invita a personas que intenta reflexionar (y que se dedica a eso) a dejarse de joder, es no tomarse el trabajo que se tomaron los demás (yo estoy en Túnez!!!) y en este caso Agustín (que me lo pasó muy rápido).

Lo menos que pido es razones, no ese tipo de reacciones. Y las formas, cuando son de buena fe, importan. Si no tomás mate, y te ofrecen uno en una casa ajena, seguro que no ponés cara de asco y gesto de vómito ante la oferta de buena fe. Y pedir eso es mínimo.

Acá nadie tiene identidades partidarias, acá se dijeron en estos años cualquier cosa, contra cualquiera y vos suponés que somos todo tan predecibles que porque criticamos esto o aquellos somos esto o aquello. Eso es cualquiera, cualquier, cualquiera, cualquiera, además de ser falaz.

Es muy barato, pobre, empobrecedor, lo tuyo en este comentario.

Personalmente, no tengo pertenencia partidaria e intento ser lo más independiente posible, aunque soy socialista y me pienso de izquierda. Hay contextos y dudo en el second best, pero si lees el blog seguro te das una idea (por disensos y discusiones) de que te equivocaste.

Pero lo más importante es que a nadie se le descalifica por su pertenencia partidaria, sino por las razones que presenta.

Ahora, no pienso que el suma cero es propio del justicialimos, pero de 26 años de democracia, seguro que el justicialismo estuvo más propenso (mas de 18 años en el gobierno) a jugar ese juego, que podemos discutir, pero vos partís de insulto común y de suponer que los demás le hacen el juego a los demás, al radicalimos o a la ACYS, a la iglesia y al capitalismo. Eso también es cualquiera. Barato y simplón.

No te importa nada y lo hacés de mala fe, evidentemente.

Mirá, seguro que el justicialismo no es constantemente de suma cero. Por ejemplo, en el 2001 la alianza lo mostraba más fuerte. Y lo fuerte era su propia torpeza y autismo, no la oposición del senado.

Pero otras veces, como que no envien a sus representantes en la CONADEP me parece, bueno, débil, criticable.

Y me parece que el radicalismo y su relación con el poder militar durante las dictaduras, y sobre todo con la última (especialmente con cierto sector del radicalimos) se evidencia en libros como el de Novaro y Palermo, El Proceso (Paidos). Los mismos Palermo y Novaro, tienen un libro que recopila un artículo de la renovación peronista de Altamirano (no?) que es muy bueno.

Y por último, a todos le parece que el pacto de olivos, como dije, es criticable para ambos indistintamente, porque le dio la espalda a la sociedad, con prácticas poco democráticas en la misma convención constituyente, pero por diferentes razones de crítica.

Por eso, EFE, te equivocás fiero, fiero, fierísimo. En la forma y en el fondo.

Chau! Que tengas buena vida..

Pedro Caminos dijo...

Lo que pasa es que el Criador me conoce desde hace más de diez años, y en ese lapso me ha oído decir cosas terribles... y además la cercanía de las elecciones favorece la salida del gorila que uno lleva adentro. Pero ahora, puedo adoptar una posición un poco más reflexiva.
Por las dudas, no me gestiones el carnet del constitucionalismo popular, porque cada dos años me agarra el ataque de gorilismo, y entonces me van a querer desasociar del club.
Salute!

Lucas A dijo...

Sí, está bien, pero para todo necesitamos lo popular y para el constitucionalismo popular te necesitamos, PAC, no me hagas esto!!!

Abrazo,
Lucas.

Anónimo dijo...

Lucas:

No hay UN SOLO argumento en tu comentario de 5:59.

Tu comentario no son más que elucubraciones "psicologistas" sobre cómo son mis reacciones, si hay mala fe o buena fe, victimizaciones, acusaciones sobre supuestos insultos o descalificacines, y meras afirmaciones de que mi comentario es "pobre, barato y simplón", o que me equivoco "fiero, fiero, fierísimo" pero sin explicar por qué, y así te vas por las ramas hablando de esto y aquello (nada, a mi modo de ver, relevante).

Creer que uno da razones, no es dar razones.

Cuando quieras (o tengas acceso a internet), contestame las preguntas de 11:32.

A Agustín ya le ofrecí, más abajo, ciertos argumentos que respaldan mi breve comment de 2:57 (a vos ya te las había dado en otras oportunidades).

Saludos,
EFE

pd: Un último aclaración: nadie te preguntó tu pertenencia partidaria o si tenías alguna, y no hay ningún problema con que seas lo que se te canta el orto.
Eso es simplemente algo no atingente en toda esta cuestión.

Anónimo dijo...

Martín P:

Te invito a que me respondas las preguntitas formuladas en mi comment de 11:32.

En cuanto al resto, te pediría que nos expliques qué quiere decir la siguiente frase: "los posibles orígenes del presidencialismo tienen que ver con el corte militar y autoritarista que caracterizaron las primeras formas de gobierno de nuestras repúblicas y que se compusieron en cultura".

Por ejemplo, qué entendés por "autoritarista"? A partir de qué fuentes podemos verificar que existe o existió algo así? ¿Cuál es la conexión causal o funcional con la adopción de un sistema "presidencialista"?
De qué "corte militar" estás hablando?

Lo mismo vale para frases como la siguiente: "Orden, militarismo y presidencialismo forman parte de esta trilogía típicamente latinoamericana de concebir gobernabilidad y política."

A mi modo de ver... No dicen NADA!

En todo caso, habría que aclarar que se entiende por "Orden", qué por "militarismo", porque se encuentran asociados al presidencialismo (y ya lo de asociados es demasiado vago...) y forman una trilogía, cuál sería la manera "típicamente latinoamericana" de concebir la "gobernabilidad y la política" y por qué.

Abandonemos la sanata!

Saludos,
EFE

Lucas A dijo...

Efe, tus preguntas no son lo central. Lo central en este momento es lo que dijo AGL y lo que planteó Agustín muy pertinentemente.

Y es muy dificil juntar ganas de responder una pregunta.

Pero las respuestas son (que respondo, muy a pesar de todos los sinsentidos que dijiste y de tirar la pelota fuera de la cancha, una y otra vez)

1. No estoy en Argentina y no puedo seguir mucho la nueva salida del gobierno y su propuesta. Dame tiempo, pero tranquilamente la ACyS puede jugar al "suma cero", una característica del juego y por ende de sus jugadores, una característica del sistema político y, por ende, de quienes interactuan en el. Especialmente cuando el barco se está hundiendo.

2. Cafiero y la renovación peronista (por eso el artículo de Altamirano que analiza el fenómeno) se acercaron en muchos momentos, pero el sistema castigó a Cafiero, a quien desde el peronismo (opositor) de CSM, se lo vio como un dialoguista de la UCR y desde la UCR se llamó a fomentar la polarización a favor de un caudillo al estilo Menem (más fácil de vencer, cuac), porque Cafiero era demasiado socialdemócrata y competía por el electorado. Entonces, el diálogo perjudicó a Cafiero y benefició a Menem (esto es una reconstrucción histórica, obvio pero ahora que vos me lo hacés decir, podría escribir sobre eso). Tuvimos una entrevista (varias, de hecho) con Cafiero y hablé de esto en la mismísima rosadita. También creo que hay un libro de Curia sobre Cafiero y cafiero está escribiendo sus memorias, hace tiempo, tiempo. No sé qué piensa él, hoy por hoy, sobre todo eso. Sería interesante saberlo.

Y sobre si doy razones, si respondo o no, si vos das razones, los lectores juzgarán, quedate tranquilo. No sos el único por acá y no estamos sólos en el mundo.

Por mi lado, dejo de intentar un diálogo con vos. Las formas y el fondo en esto son lo mismo e importan.

Acá importan, si vos me dijeras que estoy en un comité, en un soviet en pleno Octubre Rojo con Vladimir Ilich Ulianov y León Trosky, en un comité de guerra que un debate es todo o nada, que hay una decisión institucional, pero no, nada se define hoy, estamos para pensar tranquilos, sentados, computadora por medio.

No hay mucho diálogo cuando "mandás a dejarse de joder" o decís "que abandonemos la sanata". Yo jugué a demostrar con razones que vos te equivocas y fiero, y mal, pero vos seguís y seguís, aparecés con frases que apelan a "dejarse de joder" y a que los demás "abandonen la sanata" que dicen "blablabla". En fin.

Au revoir.

Martin P dijo...

EFE; ya que decis que lo que digo no quiere decir nada me sumo y te digo que lo que vos decis tampoco... que fuente queres que te cite si todos coinciden que falta un trecho para que américa latina pueda adoptar un parlamentarismo por su vocaciòn ejecutivista... igual te digo, aburris, que citas un comentario de las 14:14, que el comentario de las 08:24; están todos laburando para responderte. Ponele onda y en vez de contrariar lo que dicen los demás explica cómo pensas.

Anónimo dijo...

Lucas:

Seguís "pateando la pelota afuera". Las preguntas eran las referidas a la "arraigada cultura presidencialista." Pero bueno, dejo que los lectores de tu blog juzguen este intercambio y el que mantuvimos la otra vez.

Salute.

Martin P:

No sé quiénes coinciden y qué es la "vocación ejecutivista".

Para dejártelo en claro, yo no creo que el presidencialismo sea un arreglo institucional tan malo, y tampoco me convencen muchos de los argumentos usuales de los "pro-parlamentaristas".

Muchos son, a menudo, contradictorios.

Te doy un ejemplo: acá se crítica que el Jefe de Gabinete no tiene atribuciones suficientes para ejercer la administración del país, pero cuando por medio de la reforma de la Ley de Administración Financiera se le otorga la facultad de reasignar partidas presupuestarias (lo cual supone que pueda contar con algunos instrumentos para poder ejercerla con efectividad) se empiezan a hablar pelotudeces de que se trata de "superpoderes" y que es "el fin de la República".

No todos le podemos poner tanta onda como vos.

Un abrazo,
EFE

Martin P dijo...

Lei tu famoso 11:32. Cafiero que devuelva el piano y se haga cargo de los decretos que firmó en el 75; que tanta sangre costaron. Me consta que su actitud por el 87 fue màs digna que la del resto del PJ, pero perdió la estocada y a partir de ahí es el viejo simpático donde todos se reflejan pero al que nadie da pelota.

Tu definición de Partido es una entre tantas. Te olvidas de los conceptos de socialización política de Friederich y del acuerdo de club que expresa el PJ. También olvidas que algunos PP, los catch all, mutaron (cuando toda la comunidad quedó integrada al Sistema Político) de afiliados a votantes, para no asociarse a un determinado grupo de interes de la sociedad, sino a varios (perdiendo contenido). Los Partidos electorales de masas en general no se dirigen a una clase o estrato particular sino que tratan de obtener la confianza de los estratos más diversos de la población, proponiendo en plataformas amplias y flexibles, además de suficientemente vagas, la satisfacción del mayor número de exigencias.

Según la famosa definición de Weber el Partido es una asociación dirigida a un fin deliberado, ya sea éste objetivo como la realización de un programa que tiene finalidades materiales o ideales, o personal, es decir tendiente a obtener beneficios, poder y honor para los jefes y secuaces o si no tendiente a todos estos fines conjuntamente.

Para Sartori: Cualquier grupo o asociación de hombre que se reunen con una etiqueta y en elecciones (libres o no) intentando obtener votos y ganar elecciones.

Duverger, Bobbio, Oppo, Almond y Powell: definiciones hibridas

Martin P dijo...

Yo adhiero a la definición, si se quiere más pragmática de PP, de Sartori, a la que parece vos te sumas, pero no se reduce a esas dos líneas. Para Sartori, los PP principalmente, canalizan las demandas sociales. Y son la fuente primaria de socialización ya que están dentro del Sistema Político pero vinculados con la Sociedad.

Sus motivaciones son;
Lucha por el Poder: El objetivo principal es la lucha por el Poder, para ocupar cargos públicos. Ganar elecciones es su principal objetivo, para poder implementar programas de políticas públicas.

Reclutamiento de funcionarios: Para poder marcar las lineas a seguir.

Agentes de modernización: Son agentes de la participación institucionalizada. Es decir que los Partidos institucionalizan la movilización. Los PP son el producto de un determinado tipo de evolución social; una de sus funciones es organizar la participación ciudadana agrupando los intereses y demandas y ejecutando políticas públicas acordes a las demandas.

Comunicadores: Comunican al Sistema Político los intereses que prevalecen en la sociedad pero también comunican a la Sociedad los programas que van a implementarse.

En sintesis, es un socializador político, que difunde a la sociedad valores democráticos y participativos, que se define como Cultura Política.

Desde mi perspectiva, el problema del PJ es que se hace eco de la lucha por el poder, pero sin el contenido que implica la aplicación de determinados programas de políticas publicas (varian notablemente las aplicaciones según quien mande). También se hace eco del reclutamiento de funcionarios cuando es oposición pero se queda corto al ejercer su función de agente de modernización; las instituciones flaquean y la politica con los grupos de interés es la negociación y no la solución a sus problemas. En su función de comunicador define agenda pero no resuelve o lo hace parcialmente. Además, no dispone del carácter leal que requieren los PP para favorecer la competencia democrática en el sistema.

Conclusión; la definición pragmática de PP está bien, pero es bastante más abarcativa que el sólo hecho de buscar la victoria (Frente para la victoria, Frente Justicialista para la victoria). La deontología del político no se reduce solamente a ganar elecciones, también incluye la responsabilidad representativa y ejecutora de politicas públicas en el ejercicio del poder. Y la realidad indica que el PJ, en su afán de pervivir mutó de un partido de base sindical a uno asistencial; tal vez motivado porque sus votantes (no afiliados) dejaron de ser trabajadores para convertirse en receptores de emergencia. Cuando en las democracias pujantes se habla de sostener las políticas públicas aun cuando cambian los partidos gobernantes, nos encontramos q el PJ en Argentina no es capaz de lograr consensos para adentro del partido y las políticas públicas en el país y en la provincia, donde son gobierno desde hace 20 años cambian radicalmente de gestión en gestión.

Pedro Caminos dijo...

EFE:
Aun cuando a veces seas algo vehemente en la forma de expresarte (y eso no tiene nada de malo, yo también, muchas veces, me expreso de una forma similar), entiendo tus preocupaciones metodológicas.
Sin embargo creo que en este contexto son algo exageradas. Exigís definiciones operativas de todas y cada una de las cosas que se dicen. Aun los investigadores sociales más rigurosos desde lo metodológico tienen que asumir ciertos presupuestos que, precisamente por ser tales, no se van a "operacionalizar".
Además a veces atacás el uso de algunas nociones (como la de "mentalidad"), aun cuando ellas son utilizadas asiduamente por politólogos. Recuerdo que, por ejemplo, en su clásico "Poliarchy", Dahl hablaba de la "mentalidad de los dirigentes políticos" como una precondición para el surgimiento y/o mantenimiento de una poliarquía (y, vaya casualidad, ponía a la Argentina como ejemplo de un país en el que se daban casi todas las condiciones para un régimen poliárquico, con excepción precisamente de la mentalidad de los dirigentes políticos).
En otro libro clásico, Gabriel Almond y Sidney Verba trabajaron con un concepto tan poroso como el de "cultura cívica".
Y en uno de los mejores libros sobre metodología en las ciencias sociales, el de King, Kehoane y (otra vez) Verba, si bien defienden la utilización de esquemas inferenciales, reconocen que las explicaciones "interpretativas" son extremadamente útiles, aun cuando ellas solas no sean suficientes para sustentar una investigación de calidad.
Pero más allá de todo eso, creo que lo central es que a un comment en un blog no se le puede exigir el rigor metodológico de una tesis doctoral. Estos espacios son lugares de diálogo "face to face"... te imaginás una conversación con otra persona en la que la cortás cada 5 minutos para exigirle que te ofrezca definiciones operacionales de todas las cosas que dice??? No es un poco mucho?
Saludos!

Anónimo dijo...

Martín P:

Decime dónde hay una definición de partido en mi comment de 11:32.
Lo único que dije es que el pj es "un partido como cualquier otro partido del mundo"2.

Sobre Cafiero, etc, era sólo un ejemplo para discutir lo del "juego de suma cero".

No pretendía en modo alguno ser una defensa/apología de todo lo que hizo Cafiero.

¿Seré yo o es tan difícil distinguir entre análisis y convicción?

Sobre el PJ, está el muy buen libro de Steven Levitsky, "La Transformación del Justicialismo. Del Partido Sindical al Partido Clientelista".

(Acá podrás encontrar una parte de sus ideas:
http://www.people.fas.harvard.edu/~levitsky/researchpapers/SL_organization.pdf)

Salute.

PAC:

Grazie por el comment. Puede ser que esté medio hincha pelotas. Pero no me digas que la frase hecha sobre la "cultura presidencialista" no abunda...

Y lo que es más grave es que permanece eternamente indefinida, como una vaga generalización de ciertas intuiciones, adobadas con vaporosas referencias históricas a los caudillos argentinos del siglo XIX, etcétera, etc.

Como si en otros lugares del mundo no hubieran existido "caudillos" o similares!

http://www.youtube.com/watch?v=ObI4eaK_GIA

Saludos,
EFE

Pedro Caminos dijo...

EFE:
De nadas.
Es verdad a veces abusamos de términos del tipo de "cultura presidencialista". Entiendo la indignación metodológica, pero admitamos que cuando hablamos de cosas de ese estilo, más o menos todos entendemos de qué estamos hablando.
Por supuesto, hay matices, y la vaguedad del término no ayuda a captarlos, pero como diría algún wittgensteiniano, a los conceptos los usamos y, a los efectos de comunicarnos, lo importante es saber usarlos (más allá de poder articularlos racionalmente o no).
Por supuesto, eso es importante para comunicarnos. Para una investigación de cierto nivel quizás no nos sirva. Pero para lo que hacemos acá en los blogs, me parece que alcanza.
Saludos!

Pedro Caminos dijo...

Lucas: bueno, dale, gestioname el carné! De última, después me mando con alguna frase del estilo "El constitucionalismo popular soy yo", y me armo un espacio paralelo. Después de todo, en la izquierda somos así, faccionalistas.
Un abrazo!

Martin P dijo...

que bueno levitsky, leido con kvaternik, y releido para ayudar a mi novia con su tesis; "la adaptabilidad y perdurabilidad del pj en lanús". Los clasicos, Leiras, Torres, Auyero, Panebianco, galvan, trotta.

Dice la historia que en su afán de fortalecer su trabajo de campo, levitsky envió por correo formularios metodológicos a cientas de unidades básicas, de más está decir que pocas le respondieron...
Saludos

Anónimo dijo...

No, PAC, no entendemos, realmente no entendemos...
Ese es parte del problema.
Y yo quiero que me EXPLIQUEN.
Queremos las "tuercas y tornillos", porque al mundo les faltan algunos!

Por acá, el destacado historiador Gordon Wood expresa similares "indignaciones" metodológicas en la review de un reciente libro de Eric Slauter.

http://www.tnr.com/politics/story.html?id=eef89a3a-7f8b-458a-8371-824ae2295520

Saludos,
EFE

Pedro Caminos dijo...

Okey, no estamos acuerdo entonces. Muy bueno el video en youtube sobre Cromwell!
Saludos!

Anónimo dijo...

Me parece interesante analizar el tema del post a la luz de la "convocatoria al diálogo" y sus preliminares resultados. Me da la sensación que, una vez más, la práctica relativiza muchos de los conceptos teóricos que aquí se plantean. Por ejemplo, el amigo Agustín concluye, luego de su análisis normativo, que "parece difícil que algo pueda cambiar... en la relación PE-PL". Y da dos razones: arraigada mentalidad presidencialista-mentalidad suma cero (por un lado) y designación de AF (por el otro).

Y en esto vale la pena reconocer que Agustín la pegó: “a no ser que sea una suerte de “enviado” con aval presidencial, función más informal que institucional que podría recaer digamos, en cualquier ministro-secretario o incluso en el Secretario General de la Presidencia”.

No les parece entonces que el problema es de carácter político?, más que de diseño constitucional. La presidenta determina cuál es el mejor “hacedor de consensos” para cada cuestión, sea Anibal Fernández o Florencio Randazzo. El problema no pasa ni por la “arraigada mentalidad presidencialista”, ni por la “mentalidad de suma cero”. Es un problema de carácter político (voluntad política para “abrirse al diálogo” y “esperar el cambio”) y de correlación de fuerzas. Y la designación del funcionario a cargo de Hacer ese consenso va a estar dada por una evaluación política, en función de los actores del juego.

Por otro lado, también es interesante analizar el planteo de Elisa Carrio, que lo relaciono con una pregunta que le hacía a Agustín (que no volvió a parecer por aquí, volvé!). Me parece que en estos casi dos años del gobierno de CK el congreso tuvo la participación más activa de los últimos casi 10 años. Todos los temas de fondo de esta gestión pasaron por el Congreso (según algunos el ámbito natural para el diálogo). Uno de los argumentos de crítica al presidencialismo es justamente es lógica de suma cero entre los dos poderes. Me parece que un breve repaso por estos dos años lo refutaría. En fin, largísimo. La seguimos.
Martín

El criador de gorilas dijo...

Mis disculpas si ya fue mencionado en algún comment, pero esto de la "suma cero" sonaba muy bien en los linzianos 80´s, pero ya no. Si en un sistema de gobierno (presidencialismo) se permite la existencia de ganadores distintos en Ejecutivo y Legislativo, mientras que en otro sistema de gobierno (parlamentarismo) se admite la existencia de un solo ganador, que controla Legislativo y Ejecutivo simultáneamente, ¿cuál dirían que es el sistema que favorece la "suma cero"? Bueno, si yo estuviera escribiendo una tesis me leería Mainwaring & Shugart, que fueron bastante claros y escribieron hace... 15 años ya. Es cierto, Linz diría que el parlamentarismo (o mejor dicho: alguna clase de parlamentarismo) alienta la formación de coaliciones, que evitan la "suma cero", mientras que el presidencialismo desalienta las coaliciones. Pero Linz escribía hace 30 años. Hoy podemos levantar la mirada y ver que los presidencialismos latinoamericanos funcionan en muchos (no digo "la mayoría de" porque me da fiaca hacer la cuenta) países con coaliciones de gobierno, sin inconvenientes. Por lo tanto, el presidencialismo: (a) separa poderes y admite ganadores distintos en Ejecutivo y Legislativo; (b) no inhibe la formación de coaliciones gubernamentales, las cuales conducen aún más a la participación de múltiples actores en los dividendos del poder. En definitiva, eso de que el presidencialismo es de "suma cero" no es así. Institucionalmente, que haya un solo actor de veto (o sea, parlamentarismo) es más de "suma cero".

Pido que las alusiones a "arraigadas culturas" como factores explicativos (dados por descontado, nunca definidos ni probados) no vayan en la tesis, mon dieu, que suenan a aguinismo y no a algo científico.

Lucas A dijo...

Criador, gracias por pasar

estoy de acuerdo
el concepto suma cero puede ser que necesite un update, un poco de actualizacion, pero no por eso deja de estar presente

tu referencia a aguinis, Criador, bueno, que decir, un ejemplo de ciencia en estado puro

estoy en un congreso sobre cultura y derecho constitucional, en un pais arabe, con mayoria musulman, y te digo vaya tio! si podemos hablar de cultura, debemos! la colonia esta aca

nosotros no tenemos nada colonial? no hay legado?mmmm

pero en todo caso pulamos y a profundizar nomas;

no pienso que debamos descartar el concepto, asi de facil

saludos desde el desierto y gracias a Agustin, otra vez!!!

Volveremos desde el desierto y volveremos al tema,

Salud!