3 nov 2011

Discurso de graduación


Hay algo más complicado que acertarle con el tono a un discurso para graduados? Ahí va el mío de esta semana, algo descentrado:


Mientras pensaba qué decir en esta ceremonia, me encontré con un cuento de Borges que no buscaba. Buscaba otro pero apareció El sur. Es curioso pero no tuve ninguna duda, y decidí quedarme con el cuento encontrado, antes que seguir intentando con el que buscaba. La decisión, según creo, estaba justificada. Antes que nada, el cuento encontrado no era un cuento más, sino uno que el propio Borges, en el prólogo de su libro Artificios (allí es donde aparece por primera vez) considera que es “acaso” su mejor cuento. El cuento trata, además, de cuestiones que son especialmente relevantes en el marco de esta ceremonia: habla de las elecciones personales, de la felicidad, del destino que nos espera, quizás inevitable, y de nuestra relación con ese destino que tal vez nosotros no escribamos.

Y por ser lo que es, y por estar escrito por quien está escrito, el cuento nos exige además adentrarnos en temas de primera importancia para muchos de nosotros, investigadores dedicados a la reflexión sobre nuestras propias disciplinas. Pensar sobre el cuento requiere de nosotros que nos adentremos en temas de interpretación, lo cual, por caso, para quienes estudiamos el derecho desde la Constitución (como para quienes estudian la religión desde los libros sagrados), significa decirlo todo. Todo el derecho, podriamos decir, como toda la Biblia, es interpretación. Y –esto parece cada vez más claro para los estudiosos de la interpretación- interpretar tiene menos que ver con las distintas teorías que compiten entre sí, allá afuera, buscando mostrarse como la mejor lectura posible de lo leído; que con las personas que interpretan, y con la historia, la biografía que es propia de las personas que interpretan.

Es curioso, porque el propio Borges, en el prólogo de Artificios, en donde aparece publicado El sur por primera vez, se interna en la cuestión de la interpretación, breve y sutilmente, para decir que El sur, que es acaso, nos dice, su mejor cuento, puede ser leido como “una directa narración de hechos novelescos” pero también - agrega Borges, misterioso- “también de otro modo.” Pero Borges no nos dice de qué otro modo puede interpretarse el cuento, y por eso es que, en lo que sigue, quisiera hablar brevemente del cuento, y de por qué elijo este cuento para hablar en esta ceremonia, y de cómo interpreto este cuento, en el marco de esta ceremonia.

El cuento nos refiere a la historia de Juan Dahlmann, quien tiene un doble ascendiente, en sus dos abuelos: por un lado, un abuelo que es pastor evangelista germánico; y por otro, un abuelo criollo, que muere en la frontera sur, lanceado por los indios. Juan, nos dice Borges, siempre se sintió orgulloso de descender del segundo, antes que del primero; y siempre sintió apego por esa muerte romántica que terminó con la vida del segundo, antes que atracción por la vida del evangélico. Juan, nos dice Borges, fue como tantos hombres no sólo esos dos linajes. Fue, de algún modo, dos hombres, dos historias diferentes, dos pertenencias. Sin embargo Juan -y éste es uno de los puntos que aquí, en esta ceremonia, cuando hablamos de elecciones personales, más me importa destacar- Juan, decía, se mostró siempre orgulloso de su antepasado criollo, pero en cambio vivió la mayoría de su vida de acuerdo con la vida del otro, la del pastor evangélico. Juan, nos dice Borges, como el pastor germano, y a pesar de sus apegos, vivió una vida, cito, “sujeta a metódicas servidumbres.”

Hasta que un día. Hasta que un día Juan tiene un accidente, aparentemente nimio, pero que es grave, y que lo lleva, lo obliga, a dejarlo todo, a repensarlo todo de nuevo. Y por primera vez, por primera vez ciertamente, Juan piensa en lo no vivido. Mientras está en el hospital, nos dice Borges, sometido a dolorosas curaciones, Juan piensa en lo no vivido, y comienza a ilusionarse con la estancia que logró preservar allá cerca de la frontera sur, una estancia rodeada de “eucaliptos balsámicos,” una estancia habitada por, cito, “una larga casa rosada que alguna vez fue carmesi.” Juan piensa desde su lecho en esa casa, hasta que llega un día en que el médico le dice que puede ir, finalmente, a convalecer a la estancia, y hacia allí se dirige, sabiendo algo que en un día como hoy, en que ustedes se gradúan, es de especial relevancia: Juan entiende que con esa decisión va a cambiar su vida. Aunque, claro está, interpretando lo ocurrido, podríamos decir que la vida de Juan ya había cambiado antes de tomar esa decisión. O, tal vez mejor, podríamos decir que porque su vida ya había cambiado es que Juan puede tomar la decisión que toma.

El tránsito de Juan hacia la estancia en que habita una casa “que alguna vez fue carmesí” está regado de pequeñas decisiones, que aquí no detallo para no extenderme (menciono un solo ejemplo, por citar uno: Juan cierra el libro que leía en el tren –Juan leía Las mil y una noches- para aprovechar el viaje y mirar en cambio por la ventana. La maravilla del libro era cierta, nos dice Borges pero, cito, “no mucho más que la mañana”). No quiero ahondar, decía, en los detalles del viaje, pero sí necesito detenerme un instante, en cambio, en el final del cuento. El final aparece cuando Juan, en un alto en el camino, decide comer en un almacén de campo, en donde es insultado por un parroquiano, de aspecto aindiado. Juan, convaleciente, se resiste a la ofensa, y acepta el duelo que le proponen, empuñando torpemente una daga que le facilita uno que estaba cerca de la mesa acodado. El hecho es que Juan, que había vivido, como su abuelo evangelista, una vida “sujeta a metódicas servidumbres,” parece eligir una muerte romántica, como la de su abuelo criollo. Borges no nos dice cómo termina la pelea, pero comenta, antes de concluir el cuento, lo que Juan piensa: Juan piensa, nos dice Borges, que si él “hubiera podido elegir o soñar su muerte,” ésta es la que “hubiera elegido o soñado.”

Termino entonces yo también, con una breve referencia a la interpretación del cuento, a las teorías interpretativas, y a esta ceremonia. Según creo, son varias las maneras que sugiere Borges, para interpretar la historia, y en particular para interpretar las relaciones de uno con este cuento y con esta historia. Una interpretación posible, que Borges creo que descartaría sin dudar demasiado, es la del libre albedrío, y de nosotros como dueños plenos de nuestra historia. Otra interpretación posible, creo que más afín a Borges, es la de que todo en la historia, en la historia del cuento, como en nuestra propia historia, está ya predeterminado, y nosotros no somos sino los sujetos de una narración escrita por otro u otros. Y otra interpretación más, relacionada con las anteriores, diría que nuestras vidas estan predeterminadas, pero que nosotros las vivimos creyendo que no lo están, y con la ilusión de ser autores –antes que meros dueños- de nuestra historia. Yo, por mi parte, en esta ceremonia propongo otra lectura posible, como lectura que sugiere el cuento. Esta interpretacion dice que el destino incluye planes de vida diversos, escritos por otros, pero que nosotros -y esto es muy importante en esta ceremonia- nosotros tenemos la posibilidad de elegir entre planes de vida distintos, aunque se trate de planes de vida que en sus detalles han sido escritos por otros.

Ustedes hoy se gradúan, ustedes hoy obtienen un título nuevo. Y esta graduación, y este título, les abre nuevas posibilidades, y es bueno que piensen en ellas. Quizás -podríamos decir siguiendo nuestra interpretación del cuento- cada una de las vidas diversas que se abren hoy frente a ustedes, sean vidas ya escritas por otros, en sus detalles. Pero la opción que tienen ante ustedes, aún en ese caso extremo, resulta sin embargo muy importante. Tal vez ustedes, como Juan, puedan decidir cuál es el plan de vida en el que prefieren adentrarse: algunos planes, quizás, más “sujetos a metódicas servidumbres,” y otros que remiten a otras vidas posibles, que tal vez incluyan, como en el caso de Juan, una casa que antes fuera carmesí rodeada de eucaliptos, es decir, un destino con el que puedan sentirse más identificados. Ésa sería la única idea que me gustaría dejarles esta noche, citando una interpretación posible del cuento El sur de Borges: ahora que es un buen momento para hacerlo elijan, como el Juan del cuento, el plan de vida que, de haber podido, hubieran elegido o soñado.

15 comentarios:

sl dijo...

felicitaciones, me encantó. Me asombra cada día más la capacidad que tenes de saltar de temas de política cotidiana -en los que recibis mil palos- a una interpretación filosófica de cuento de borges y mantener el nivel más alto. Es como pasar por el infierno sin mancharte.

Anónimo dijo...

presumo que las nonas y demás parientes que acompañan a los graduados no deben haber entendido mucho :-)

rg dijo...

habria que ver, no seria tan prejuicioso. mi esperanza en todo caso es que como insistia sobre algunas ideas basicas: elecciones-destino- responsabilidad, esas cosas quedaran, en un marco amable. que se yo, no me parecio ver caras de desconcierto

PIC dijo...

además, cuanto menos se entiende, tanto más aprendieron los chicos en su paso por la uni

chalo dijo...

bien por dejar de lado esos lugares comunes como el abogado defensor de la ley y la justicia todas vacuidades, palabrerío de ocasión. algo así como "ahora empieza el partido y la pelota la tienen ustedes", muy bueno. ¿fue en derecho uba?

Anónimo dijo...

lindo, lindo
giane

Anónimo dijo...

"Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es"
Lo lei en la placa final de un capitulo de television x la inclusion.
Ojala cuando llegue el momento, al menos uno de tus graduados arroje por tierra el quepis y grite que no consentirá el delito de que se mate a un valiente y se ponga a pelear contra los soldados junto al desertor Martín Fierro.
victor hugo gonzalez

liberto dijo...

bueníchimo el discurso (NO se lo olvidan más)!
al igual que Mariné, me gustaría saber cuál es el cuento de JLB que quedó relegado; por último, me parece grandiosa la placa que cita el "anónimo" de las 4:40 PM
"abrazo de gol" (si para vos es primero "el de Cárdenas" y después todo lo demás, para mí es primero "el de Zunino a river" y después).

pic dijo...

eso, vhg, cruz y fierro.

Francisco dijo...

Porque es Borges, porque es está escrito para ser dicho, por algo en el tono y en la insistencia, tu texto me hizo acordar al discurso de Bolaño en Caracas al recibir el premio Rómulo Gallegos. Intuyo que lo leíste. "Y esto me viene a la cabeza porque en gran medida todo lo que he escrito es una carta de amor o de despedida a mi propia generación"

rg dijo...

no, pasamelo si lo tenes

Francisco dijo...

Roberto:

Acá podés leerlo:

http://solitarioyfinal.blogspot.com/2006/05/roberto-bolao-discurso-de-aceptacion.html

Es de las primeras cosas que leí de Bolaño. Creo que es muy bueno en general, pero es inolvidable porque en un momento describe el problema que resulta escribir con la mano derecha y jugar al fútbol con la izquierda. Y dice: "Con el tiempo, por supuesto, aprendí a tener una referencia cada vez que me preguntaban o me informaban de una calle que estaba a la derecha o a la izquierda, y esa referencia no fue la mano con la que escribo sino el pie con el que le pego a la pelota". Lo mismo me pasa a mí. Y nunca había escuchado o leído a alguien que le sucediera. Y lo leí en Bolaño. Nada, eso.

rg dijo...

muchas gracias

Anónimo dijo...

me hiciste llorar un poco.. gracias.

alejandra ka dijo...

RG,
muy bueno el discurso y la interpretación de El sur. Cualquiera que le alcance un poco de Borges a gente nueva (tengo el prejuicio inverso al de "anónimo": tiendo a creer que las nonas leyeron más que los chicos que se reciben hoy), cuenta con mi apoyo. Lo que me desconcierta es la foto. Una chica rubia, un restaurant de sushi, una motoneta estacionada, en un día que si no veo mal es lunes tipo cuatro de la tarde ?


ps Adhiero a la pregunta de Mariné y Liberto. Cuál era el cuento que buscaba ?