Dos mujeres ecuatorianas: Abigaíl Heras y Cristina Campaña, se encuentran detenidas, acusadas de terrorismo y sabotaje en una de las cárceles ecuatorianas por ser contrarias, opositorias o críticas a la “revolución ciudadana”. Se encuentran en huelga de hambre y su salud se deteriora cada día al borde del nuevo año 2013.
“Se aplicó el artículo 160-A del código penal y la ley no puede ser interpretada sino aplicada” dijo un exguerrillero de Alfaro Vive en televisión; dijo, además, que los secuestros que se cometieron hace 20 años atrás por parte de su grupo guerrillero no se compara con la actual acusación de los 10 jóvenes detenidos, conocido como “caso Luluncoto”. El exguerrillero es parte del nuevo régimen de gobierno. ¿Qué hicieron los jóvenes para merecer tal acusación? ¿Qué hicieron Abigail y Cristina para estar muriéndose de hambre en lugar de aceptar “amablemente” su “delito” a resistir?
Si se atrevieron a cometer un acto de sabotaje, es decir, paralizar o deteriorar una institución o transporte público o privado, ya sea por un motivo político, económico, o cualquier otro tendrán una pena de 8 a 12 años (artículo 158 Código Penal); si el “atrevimiento” fue la de organizarse en grupos y atentar contra la seguridad pública o privada con “pretextos” revolucionarios, sociales, patrióticos, entre otros, su pena será de 4 a 8 años (artículo 160-A del Código Penal). En definitiva, todo acto de resistencia política, social y económica en el Ecuador está criminalizado y aplicado por un régimen que se proclama “revolucionario”.
Esta criminalización de la resistencia es rotundamente opuesta a todos los principios de los derechos fundamentales que son productos históricos de las sociedades modernas y que se encuentran proclamados en la actual Constitución ecuatoriana (2008) que en su capítulo VI consagra los derechos de la libertad (conciencia, política, organización e identidad colectiva. artículo 66).
El derecho a la libertad que se encuentra en nuestra actual Constitución está íntimamente ligado al derecho a la resistencia. ¿Qué es resistir? Es precisamente cometer “sabotajes” como cerrar carreteras, tomarse una institución educativa pública para el libre acceso, tomarse una industria que atenta contra los derechos de los trabajadores. También resistir es organizarse políticamente y lanzar campañas contra el autoritarismo de un régimen, y luchar por un nuevo sistema político y económico. El derecho a la resistencia no es nuevo, según Gargarella (2007) es uno de los centrales derechos que cuestionaron al autoritarismo desde la ilustración pasando por las revoluciones burguesas en los Estados Unidos y en la revolución francesa e incluso en las Constituciones Latinoamericanas liberales como la Mexicana de 1814.
Sin el derecho a la resistencia no hubiera sido posible las revoluciones independentistas Latinoamericanas, el anticolonialismo, el nuevo constitucionalismo, la caída de los regímenes autoritarios en el país como el de García Moreno; hubiera sido imposible la revolución liberal de Eloy Alfaro, la educación pública y gratuita, los derechos colectivos y todos los derechos de los pueblos indígenas que son el más claro producto de siglos de resistencia. La lengua quichua hubiera desaparecido en el país, la esclavitud y el concertaje-servidumbre indígena seguirían vigentes. Las mujeres seguiríamos presas del analfabetismo y de la violencia social y privada. La resistencia es pues el origen de los derechos humanos.
De los 10 jóvenes acusados de terrorismo y sabotaje fueron liberados 2 hombres; las mujeres siguen presas y en huelga de hambre. Hoy, 27 de diciembre del 2012, se anunció su grave estado de salud. Casi al pie del "patíbulo" esta historia parece repetirse. Cuando en el régimen terrorista de Robespierre empezó la persecución a los “revolucionarios giroldinos”, especialmente a las mujeres contrarias al terrorismo de los jacobinos, Madame de Roland, sentenciada a la guillotina, dijo al mirar la estatua que se había construido contra la monarquía y en nombre de la “revolución francesa”: “libertad, cuántos crímenes en tu nombre se han cometido”.
¿Cuántos crímenes se cometerán en el Ecuador en nombre de una llamada “revolución”? Dos mujeres, que no pasan de los 28 años están dispuestas a demostrarlo poniendo su vida para demostrar las verdades.
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