30 mar 2013

Idiotas o ciudadanos?


Nuevo libro del amigo Félix
(breve comentario sobre los núcleos del texto, que tomo de:
http://www.elboomeran.com/nuevo-contenido/79/idiotas-o-ciudadanos-por-felix-ovejero-lucas/ )
"Para una parte importante del pensamiento conservador, la democracia puede prescindir de los ciudadanos. Incluso más: es mejor que prescinda. (...) Los ciudadanos serían poco menos que idiotas y, por ende, sus elecciones idiotez superlativa". ‘¿Idiotas o ciudadanos?' fue el título con el que Félix Ovejero Lucas presentó esta conferencia dentro de unos encuentros auspiciados por la Fundación MAPFRE-Guanarteme. Un texto dividido en cinco extensos puntos que pasamos a resumir brevemente y donde comienza "acotando algunos ámbitos de deterioro de la cultura cívica".
"Es mejor no escamotear los dos sentidos de la fórmula "cultura cívica": el laxo, casi antropológico, que apunta al compromiso con los conciudadanos, con los valores de la comunidad, y, el más ceñido, que se refiere al conocimiento de los mecanismos y los protagonistas de la política". Ovejero ofrece y analiza varias explicaciones: el aumento del egoísmo, las consecuencias de la extensión del mercado y los cambios en la estructura cognitiva de las gentes derivados de la mercantilización. Y aporta datos, que afirma que son muchos y llamativos. Ejemplo: "Después de la cumbre de Ginebra entre Gorbachov y Reagan, recogida sin tregua por los medios de comunicación, una mayoría de norteamericanos ignoraba quién era el presidente de la URSS".
A la hora de poner sobre la mesa las justificaciones de la indiferencia ciudadana, el profesor de la Universidad de Barcelona reparte sus impresiones en varios apartados, en cuatro calificativos: los ciudadanos son ignorantes, inconsistentes, egoístas e insensatos. Y concluye y añade otro peso a la balanza: "cada uno de los sesgos inferenciales se corresponde con algún tipo de falacia. Pero eso no quiere decir, sin más, que sean irracionales. También se pueden entender como heurísticas que ayudan a tomar "decisiones racionales bajo limitadas capacidades para procesar información, limitados incentivos para el compromiso y limitada información"50. Sencillamente es lo mejor que cabe hacer a partir de lo que se dispone. El problema está en "lo que se dispone", en la información que se procesa. Y eso sí que es un problema de diseño institucional".
"En nuestro caso, el "problema" de la falta de cultura cívica tiene que ver menos con los ciudadanos que con las reglas de juego en las que se manejan. Sencillamente, forma parte del diseño. Está en el origen de los supuestos liberales que inspiran las instituciones democráticas, o, desde otro punto de vista, en el modo en el que el liberalismo trata de resolver su conflictiva relación con la democracia (...). La democracia se lleva mal con la libertad negativa, el ideal liberal de libertad, según el cual, la mejor sociedad es aquella en la que existe un mínimo de intromisiones en la vida de los individuos". En las últimas líneas entran en juego otros conceptos como el mercado -"en lo que atañe a la protección de la libertad negativa, el mercado se puede entender como un paradigma de institución liberal" y "el mercado no requiere disposiciones cívicas. La "mano invisible" es suficiente"- y la virtud -adjetivada por el autor como "mercancía imposible"-.

1 comentario:

Anónimo dijo...

qué bueno!!
giane