Uno de los hechos jurídico-políticos de los que se enorgullece San Pablo, es la "revolución constitucionalista" de 1932, que nació para enfrentar la dictadura de Getulio Vargas. Se trataría del evento bélico más importante en la historia de Brasil del siglo XX, que movilizó a más de 150000 combatientes. Vargas, por ese entonces, no sólo se negaba a dictar la prometida Constitución, sino que tomaba medidas acordes con el peor nacionalismo de la época. Su "nacionalismo xenófobo" se radicalizaría luego del levantamiento paulista, a la vez que se vería azuzado por las huelgas obreras que se incrementaban en la época, fogoneadas por activistas extranjeros. Como resultado de tales conflictos, no sólo se tomarían medidas de restricción al ingreso y expulsión de los extranjeros; sino aún medidas eugenésicas, destinadas a "mejorar la raza" y cuidar la "higiene mental" de la población (art. 138 de la Constitución de 1934, notable sin embargo por sus cláusulas sociales).
Las cosas empeorarían con el levantamiento de Luis Prestes -por entonces, líder del comunismo brasileño- en 1935. La reacción, legislativa y constitucional, contra el comunismo, no se haría esperar. La nueva Constitución de 1937, decididamente nacionalista, autoritaria y anti-comunista, aparecería encabezada por un preámbulo en el que se condenaría la "infiltración comunista", y se propiciaría la adopción de medidas "radicales y definitivas," dedicadas a terminar con la amenaza izquierdista. Como tantas veces en la historia regional, el híper-presidencialismo vendría de la mano de la represión de la oposición y la persecución de la izquierda.
Un dato: la mujer de Prestes, la alemana Olga Benario, sería deportada a la Alemania nazi, luego de su detención por el gobierno, y la negativa del Supremo Tribunal Federal de concederle un habeas corpus. Poco después, internada en un campo de concentración alemán, encontraría su muerte en la cámara de gas.
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2 comentarios:
Profesor,
¿Cuándo se pasará también por Chile?
Ninguna duda del carácter fascista del varguismo (en São Paulo hay un pequeño testimonio en el barrio de Jardins America: un pequeño monolito en honor a los fasci di combatimento.
Lo que es más dudoso es el carácter republicano de esa "revolución" paulista contra Vargas. La mayoría de los historiadores serios ven allí la lucha de la elite paulista para mantenerse al mando.
El antivarguismo de São Paulo es tal que al día de hoy no hay una plaza, una calle, un pasaje o un puente que se llame Vargas (siendo que en la mayoría de las otras ciudades brasileñas es casi siempre un punto de referencia importantísimo, a veces incluso superior a Dom Pedro).
El hecho de que ese monolito sea (junto a Volta Redonda, claro) uno de los pocos testimonios del varguismo en São Paulo es un indicador del tipo de "constitucionalismo" defendido por la oligarquía paulista de mediados de siglo XX.
Un dato más para completar la cuestión de Olga Benario y Prestes. A pesar de que Vargas deportó a Benario a la Alemania Nazi (donde fue muerta en un campo de concentración de Ravensbrück), Prestes se alió a Vargas cuando salió de prisión. Ha al respecto una frase atribuida a Prestes (no sé si apócrifa) que decía algo así como "Vargas tiene el jeitinho brasileño, cuando estaba bien visto ser fascista era el primero en ponerse una camisa negra, ahora que está bien visto ser demócrata, es el primero en defender la legalidad del Partido (Comunista)"
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